CANNES DÍA 5: LAS FRONTERAS DEL GÉNERO

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Tenía que pasar, mucha suerte habíamos tenido hasta ahora. El sistema de castas cannois nos ha dejado sin ver los últimos trabajos de Andrea Arnold y Jim Jarmusch, así que, queridas lectoras, hoy la crónica va a ser corta, y no habrá comentarios de la oficial. Esperamos poder recuperar estos filmes en otros pases, antes del término del festival.

Fuera de competición, el punto cómico lo puso The Nice Guys (Shane Black, 2016), un filme en la línea de las deconstrucciones autoconscientes y paródicas del cine de género que tan bien se les dan a Matthew Vaughn y Edgar Wright. Russell Crowe y Ryan Gosling son una pareja de detectives privados en los Ángeles de finales de los años setenta, que intentan encontrar a una chica desaparecida con las industrias del porno y del automóvil de trasfondo. Ellos tienen química, y el filme es un agradable divertimento.

Un Certain Regard acogió hoy el estreno de Dogs (2016), ópera prima de Bogdan Mirica, que usa el esqueleto de la tradición del western y el cine negro para componer un filme más centrado en la creación de una atmósfera opresiva, que en el desarrollo de una trama. Un hombre visita las tierras de su abuelo, en el campo rumano, con la intención de venderlas, y en todas esas hectáreas solo encuentra una suerte de orden milenaria violenta y sin ley. Al estilo de la Zona del Stalker (1979) de Andrey Tarkovsky o El bosque (2004) de M. Night Shyamalan, este magnífico e inabarcable espacio tiene una potente carga metafórica, pues de eso parece ir Cannes este año, de toda clase de universos alegóricos.

En la Semana, siguen mostrando propuestas estimulantes como I tempi felici verranno presto (Alessandro Comodin, 2016) y Grave (Julia Ducournau, 2016). La primera pareciera una adaptación de lq mítica novela fantástica Bosque mitago, de Robert Holdstock, en el contexto de un bosque italiano. Misteriosas sendas llevan a comunicarse con criaturas que se intuyen como la manifestación de pasados habitantes del área. Una mujer se siente atraída hacia esta llamada, adentrándose en el interior del frondoso laberinto. El cinéfilo reconocera en esta sinopsis al Apichatpong Weerasethakul de Tropical Malady (2004), y en la forma por ahí van las cosas, también con algo de Lisandro Alonso. Comodin logra un filme hipnótico y muy evocador, que se abre a múltiples metáforas sin las grandilocuentes alegorías de otros filmes aquí vistos estos días, como el excesivo Ma Loute (Bruno Dumont, 2016).

Ducournau se revela con su ópera prima como una gran directora de género. Una vegana que estudia Veterinaria sufre problemas de adaptación en la universidad, y comienza por obligación a comer carne, lo que acaba por trastornarla. Hasta aquí podemos leer, porque una vez el filme arranca, comienza a bascular de Carrie (Brian De Palma, 1976) a The Shining (Stanley Kubrick, 1980) o The Faculty (Robert Rodríguez, 1998) sin pudor ni miedo al ridículo, siendo todo posible en esta otra alegoría de naturaleza cafre. Con estos dos filmes, los programadores de la Semana nos regalaron una jornada de género con dos propuestas en las Antípodas la una de la otra, pero con la intención común de romper las convenciones de este tipo de cine y jugar con ellas.

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