CURTAS 2015: BUENA COSECHA LUSA

noite sem distanciaCurtas Vila do Conde es un festival que siempre puede presumir de su sección nacional. Heterogénea e irregular, como todas las competiciones de este estilo, es raro que en cada edición no despunten varios títulos, como fue el caso de 2015, que vio acrecentado este éxito mediante la producción de cuatro cortometrajes desde el festival.

De la primera de ellas, del gallego Lois Patiño, ya apuntamos algo en una crónica anterior, pero habrá que precisar ciertos aspectos de Noite Sem Distância (2015). La recepción del filme, a pesar de su viaje por festivales, non parece estar siendo tan entusiasta como la de Costa da morte (2013). Hay que decir que no es una película tan de público, pues Patiño escapa de lo figurativo e indaga con las formas, pero en la línea de Montaña en sombra (2012). La cinta va sobre el contrabando entre España y Portugal. Unas mercancías se pasan de un lado de la raya a otro, en esencia esa es la única sinopsis que se precisa de un filme más centrado en la espera que otra cosa. Se diría que estamos ante una propuesta de inacción. Cambiando los parámetros de color de la imagen, Patiño consigue huir de lo figurativo a lo abstracto, confunde la figura humana con el paisaje una vez más, hasta el punto de que por momentos no llegamos a distinguir lo animado de lo inanimado.

Esta experimentación formal resulta interesante y, ya por sí sola, hace más que defendible la propuesta. Donde el filme parece naufragar es en el uso de las voces, en este caso no documentales – como en el caso de Costa da morte – y sí estrictamente ficcionales. La declamación de los actores no profesionales, exagerada o sin brío según quien hable, distrae; en una propuesta que debía ser plenamente observacional. Al final, el cine de Patiño parece funcionar mejor cuando se queda en lo esencial, y no cuando se entrega al barroquismo. Recordando los rostros de la muerte (2009) ya no acababa de funcionar por un exceso acumulativo, y a Noite Sem Distância, sin ser una mala película, le pasa un poco lo mismo. A veces, menos es más.

Quien sí parece haber aprendido de los excesos es Miguel Clara Vasconcelos, un cineasta que se muestra a menudo recargado y afectado, y que en Vila do Conde Espraiada – puede que la mejor de las cuatro producciones del Curtas – ha soltado lastre hasta depurar un estilo más fresco, a la vez que relevante. Película hecha a base de metraje de archivo casero que le fueron remitiendo durante meses varios habitantes del pueblo, en ella mezcla lo personal con lo universal desde su propia experiencia de vilacondiense. Quizá por esta condición, incluso si lleva años viviendo en Lisboa, Vasconcelos ha sido capaz de hacer de esta auto-ficción algo atractivo en términos tanto de diario filmado como a nivel sociológico. El título, que remite tanto al poema de José Regio como al filme de Manoel de Oliveira Romance De Vila Do Conde (1965), puede verse casi como una translación de ambas obras a un nuevo contexto. Al proyectar la pieza del maestro luso en la clausura, los programadores del Curtas estaban abriendo una interesante lectura a este corto, y dándole más lustro a su producción – a la vez que homenajea a de Oliveira, que se merece todos los actos institucionales que se repiten este año en Portugal y más.

A Glória De Fazer Cinema Em Portugal (2015) consagra al más veterano Manuel Mozos como un virtuoso del cine de apropiación. En este caso, toma unas bobinas perdidas para resolver un misterio. El poeta José Regio – de nuevo él, vilacondiense activo – le pidió a su colega Alberto Serpa por carta en 1929, que le ayudase a fundar una productora de cine. No había constancia alguna de respuesta de esa misiva, ni pruebas de que se tuviese llevado a cabo. Unas bobinas encontradas recientemente le llegan a Mozos para reconstruir la historia tal detective, en una narración entre el cuento y el cine negro, probando una vez más que el documental no es un género, como habitualmente se dice, y que estos no son exclusivos de la ficción. El filme de Mozos es como descubrir un vestigio arqueológico ansiadamente buscado, incluso si nunca antes hubiésemos escuchado hablar de Serpa. Es un mago de la palabra, y de la mesa de montaje, que atrapa y no suelta al espectador.

Sandro Aguilar completaba las producciones de Curtas con Undisclosed Recipients (2015), además de contar en la competición con Bunker (2015). Son filmes muy diferentes. El primero está más en la línea experimental que viene realizando en los últimos años, con imágenes etéreas y un estilo abstracto en torno a una fiesta. Un filme lúdico y juguetón, con una importante carga erótica. Bunker, sin embargo, es ciencia-ficción pura y dura en la línea del mejor Andrei Tarkovski, aunque las reminiscencias más claras se encuentran en La jetée (1962) de Chris Marker. En un bello blanco y negro, con un grano que aporta también cierta abstracción, Aguilar filma lo que quizás sea su trabajo más figurativo, y demuestra que no se lle da mal este registro.

mined soil

Premios diversos

Ya en la sección competitiva, hay que resaltar los galardones y alguna propuesta más. Mined Soil (Filipa César, 2015), gran premio de la competición internacional, vuelve a un tema tan recurrente en el cine como es el de la memoria del suelo. César mezcla la historia del guerrillero Amílcar Cabral en Guinea Bissau con su propia investigación de prospecciones en el Alentejo. Filme materialista, a base de documentos, en una línea ensayista markeriana, recuerda en el estilo de filmar y presentar tales documentos a otros filmes recientes como Fóra (Xan Touceda, Pablo Cayuela, 2012).

El premio nacional recayó en María Do Mar (João Rosas, 2015), retrato iniciático de un chico que, en las vacaciones de verano, se siente atraído por igual por una mujer bastante mayor que él, y por una chica de su edad. Con una línea clara que podría ir en la línea de los primeros trabajos de Mia Hansen-Løve, la película no aporta ninguna novedad, pero presenta a un director con mirada elegante, al estilo de su coetáneo Carlos Conceição, que el año pasado presentaba Boa Noite Cinderela (2014).

Esta vez, el joven realizador trajo Acorda, Leviatã (2015), trabajo en el que mezcla un curioso guión con guiños directos a Planet of the Apes (Franklin J. Schaffner, 1968) con documental, sacándole el máximo partido psicodélico a un roto 16mm, que convierte en planeta exótico su natal Angola.

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