17ª Mostra Internacional de Cinema Etnográfico: Secciones Oficiales

A Portrait on the Search for Happiness, de Benjamin Rost

A Portrait on the Search for Happiness, de Benjamin Rost

Volvemos un año más para analizar la decimoséptima edición de la MICE (Mostra Internacional de Cinema Etnográfico), organizada por el Museo do Pobo Galego. Una nueva selección de piezas que nos permitieron entrar en contacto con problemáticas que atraviesan a la sociedad actual en diferentes puntos del mundo, y que este año encontró su foco en la cuestión del trabajo, vinculada a los contextos políticos, sociales y económicos que le son inherentes.

La Sección Internacional a concurso contó con 14 obras de nueve nacionalidades diferentes, como Brasil, Ucrania o India. Aunque, en un primer momento, esto podría dificultar la elaboración de un discurso sólido que permitiera interrelacionar las piezas, la curaduría encuentra su espacio y fluctúa de manera orgánica entre las películas. Incluso podríamos citar a la intelectual Vandana Shiva y su afirmación sobre el colonialismo como un mal que impregna todo y que cubre el globo, siendo así víctima de él todas las facciones de la cultura y de nuestro ser. En este programa se puede reflexionar sobre los cuerpos y los sueños ocupados, sobre la memoria como herramienta de resistencia y empoderamiento, así como explorar otras respuestas y sumisiones dentro de esta estructura.

El inicio de este camino se sitúa en Sudáfrica con el film A Portrait on the Search for Happiness (2021), ópera prima del director Benjamin Rost, que realiza un interesante ejercicio dentro del cine antropológico con una pieza que cuida de manera sensible la fotografía, la narración de sus tres protagonistas (buscadores de diamantes) y el sentido poético que se encamina para profundizar en la naturaleza humana y en sus anhelos.

No es el primer trabajo cinematográfico que viaja a la pequeña ciudad de Port Nolloth para documentar la fiebre de los diamantes, pero sí el primero que rompe con una mirada estrictamente documental y convencional para sumergirse en las áridas tierras del noroeste sudafricano y de sus gentes. Como espectadores, observamos a tres protagonistas con motivaciones aparentemente diferentes, donde uno de ellos se desmarca como reflejo de lo que los otros dos desean.

George ‘One Time’ representa la figura de un afortunado excavador que se hizo millonario hace décadas con la búsqueda de diamantes. A través de esta figura, el ansia por la fortuna se ve socavada y mal retratada con el paso de los años, no en su persona, sino en todo lo que le rodea.

Durante la cinta, un narrador relata historias sobre una serpiente que recorre el mundo dejando perlas para ser descubiertas por la buenaventura e infelicidad de quien las encuentre. El cuento enlaza con un tren de mercancías, cerrando así un nexo innegable sobre las operaciones extractivas y la falta de reparto en tierras que son ricas en recursos naturales, dejando en la ilegalidad a las personas del lugar para que busquen los restos de aquello que una vez les perteneció.

Nos desplazamos también hacia la India para conocer una de las actividades más arriesgadas en el mundo del entretenimiento ambulante. El estreno de Dancers in the vortex (2021), obra de Thomas George, muestra el peligro que rodea la actividad circense en este país, en particular los artistas que se dedican al ‘pozo de la muerte’. Un arte que, como bien explica en el film el pregonero de la fiesta, comenzó en los años de la Segunda Guerra Mundial con un pozo excavado en la tierra y que se recorría con una bicicleta, para acabar en estos tiempos siendo pilotado en moto o en coche.

Lo que se nos muestra es el carácter nómada de esta actividad, que va vagando de ciudad en ciudad. El montaje de la estructura del pozo de madera, con unas galerías en la parte alta que nos recuerdan al coliseo romano y a su oscura historia como templo del entretenimiento de la época clásica occidental, es una parte sustancial del rodaje donde se observan los tiempos fuera de la acción. Los protagonistas son de todas las edades, siendo los más jóvenes los encargados de pilotar sin temor alguno dentro del pozo, mientras los mayores colocan las 35 mil tuercas y tornillos.

Impresiona la facilidad con la que llegan a navegar a través de las leyes gravitacionales por pura intuición y práctica, desafiando a la suerte al circular sin manos o con el cuerpo fuera de la ventana del coche para recoger el dinero que le dan los visitantes. El sentir compartido es generar el entusiasmo que ellos mismos encarnaban cuando estos circos llegaban a su pueblo.

Room without a view, de Roser Corella

Room without a view, de Roser Corella

Al hablar de trabajo es inevitable emplazar a la precariedad como vértebra del sistema. Viajamos a Room without a view (2020), película de Roser Corella que muestra de manera directa la situación de esclavitud de las empleadas domésticas en los países de Oriente Medio, particularmente en los del Consejo de Cooperación del Golfo, donde está vigente el sistema Kafala.

El film expone a los diferentes grupos implicados: los agentes de inmigración, las señoras de las casas y las empleadas domésticas, así como las dinámicas entre estos tres ejes. A los primeros se accede a base de llamadas telefónicas, pidiendo precios y una explicación sobre el funcionamiento de la contratación. Durante estas conversaciones con los agentes no vemos imágenes, solo la pantalla en negro mientras escuchamos las condiciones del contrato y cómo las empleadas son tratadas como objetos sin derechos, llegando a recomendar que confisquen su pasaporte. La mayoría son de Bangladesh, pero también de Filipinas o África, siendo el origen un valor a tener en cuenta para el precio.

Acompañamos a varias empleadas que fueron engañadas durante el proceso de contratación, recibiendo una información muy diferente de la que se encontraron a su llegada. Esta realidad está instaurada dentro de la sociedad del Líbano, el país donde se centra la obra. La forma en la que son diseñados y construidos los edificios, con un cuarto para el servicio con seis metros cuadrados sin luz, es inhumana e impresiona, como explica una víctima durante la entrevista. Incluso llegamos a tener frente a la cámara a las dueñas de la casa conversando abiertamente sobre la vagancia o fortaleza de una u otra empleada dependiendo de su origen. La reflexión de la directora sobre esta desconexión de la realidad nos hace ver la situación de las mujeres dentro de la sociedad libanesa y su papel como anfitrionas de la casa. Un film en el que se coloca a los personajes protagonistas dentro de una casa de muñecas como si se tratara de un juego maquiavélico.

Una de las lecciones más interesantes que percibimos durante el visionado de los documentales es que el sujeto es consciente incluso cuando no se espera eso de él. Pour votre confort et votre sécurité (2020), del realizador francés Frédéric Mainçon, muestra a un grupo de personas negras confinadas en una parcela cultural como es el Palais de Tokyo en París. Estas personas son las encargadas de la seguridad del espacio, y esta selección racial se explica por el propio racismo interiorizado de la sociedad francesa.

Las imágenes ralentizadas dentro del palacio presentan un tiempo dilatado, mientras escuchamos a los personajes hablar sobre su trabajo y lo que significa para ellos. Sin esperarlo, se abre una línea temporal diferente para ellos al pasar tanto tiempo con las obras expuestas y observando a los visitantes. Analizan diferentes situaciones que competen a los turistas y amantes del arte contemporáneo, y cómo ellos forman parte del espacio, tanto al ser ignorados como al convertirse en el centro de atención.

A lo largo del documental, se debaten cuestiones vinculadas a la identidad, la apropiación y expropiación cultural, los estereotipos y el racismo, así como interminables debates que no se cierran pero que exponen observaciones de estas personas de las que no se espera tener mayor función que la de intimidar.

Pour votre confort et votre sécurité, de Frédéric Mainçon

Pour votre confort et votre sécurité, de Frédéric Mainçon

Una temática recurrente en la que se suele hacer hincapié cuando se habla de la sociedad y de la antropología es la memoria. Dentro de la Sección Galicia, encontramos una pieza documental que afronta este hilo, tratándolo de manera convencional: Notas sobre os cesteiros de Mondariz (2021), realizada por Fon Cortizo. En esta película, se construye una historia alrededor del trabajo de los cesteros como artesanos únicos, que tenían hasta un lenguaje propio como rasgo definitorio. La pérdida de la práctica tradicional se documenta al conversar con Enrique Táboas, el último cestero de Mondariz, que cuenta su historia personal, pasando por la emigración en Suiza y su vuelta a la tierra natal, donde ya no quedaba nadie. A continuación, escuchamos a la leonesa Idoia Cuesta, apasionada por el arte de la cestería, que lleva esta práctica a la vanguardia, colocándola en diferentes ámbitos como la decoración o la intervención paisajística.

Continuando en nuestra tierra, avistamos la memoria viva de Vilagarcía de Arousa en Resonancias do pasado (2021), un film de Antonio Caeiro y Margarita Teijeiro. Aquí, asistimos a otro documento en sí mismo, manteniendo la esencia del cine, pero con un afán popular e informal. Los cineastas comentan las imágenes durante una proyección de archivos recopilados con el vecindario, generando un diálogo espontáneo que nos invita a conocer de cerca el recorrido de la villa a lo largo del tiempo desde los años veinte hasta los setenta. 

Encontramos un espejo en la manera en la que son descritas las imágenes por los mayores del pueblo. Los recuerdos llegan a golpe de fotograma y citan a diferentes personajes de la memoria como a Montes o la Rancadeira, así como hitos históricos como el trasatlántico Columbus o el desembarco de la Royal Navy americana. Un hermoso relato que decide terminar con las imágenes de la nieve cerca de la costa como un evento insólito que será recordado durante décadas, transmitido de generación en generación.

En el ejercicio de la preservación de la memoria colectiva e individual mediante el arte del cine encaja la pieza de Maka Gogaladze, My piece of the Earth (2021), una serie de imágenes en Tbilisi, capital de Georgia, que vagan por espacios como la panadería, los balnearios, la casa destruida de la propia directora y otros que sirven para recordar lo que fue para ella ese lugar.

Cincuenta y cuatro minutos durante los cuales nos presenta los espacios y la gente que los ocupa, escuchando las conversaciones que surgen alrededor de los tiempos pasados y de la situación actual en el país. Un sentir general del vacío que deja la caída de la Unión Soviética, y que no llega a asumirse del todo por la sociedad. La elección de los planos y la luz captada, el hecho de que la directora desaparezca en medio de la grabación para dejar a las señoras del balneario discutir sobre el pudor y la motivación de filmar en el espacio, así como las sucesivas conversaciones con farmacéuticas y otros oficios como el de sastre, permiten ver un espacio envejecido, encantado por la memoria de quien filma.

Los espacios urbanos tienen una relevancia única para aquellos que los habitan, configurando una identidad común. Pryvoz. Cuentos del mercado (2021) es un documental de Eva Neymann que viaja por la memoria oral de los vendedores y compradores que comparten una historia común. Un documento observacional sobre las conversaciones y el saber popular que se da en este mercado ucraniano, uno de los más antiguos de Europa. Un trabajo que no pretende entrar en preciosismos, solo captar el espacio sin sentir el paso de los días, haciendo de la pieza una tarde de cuentos.

Resonancias do pasado, de Antonio Caeiro & Margarita Teijeiro

Resonancias do pasado, de Antonio Caeiro & Margarita Teijeiro

El paisaje se establece como un espacio de memoria que habla sobre los eventos que allí ocurrieron, que se convierten en hitos para los transeúntes y habitantes. Al mismo tiempo, se pueden resignificar al igual que las imágenes, como se muestra en El síndrome de los quietos (2021), film experimental de León Siminiani, que comienza con un mosaico de imágenes de una producción detenida y que, de alguna manera, se pretende reanimar.

El proyecto en cuestión había sido iniciado en 2018 por un grupo de cineastas autodenominados ‘Los Quietos’, que profundizaban en un hipotético síndrome de la quietud dentro de la República de Colombia, a través del análisis de diferentes eventos que en realidad revelaban lo contrario. Se aborda esta revisión del trabajo hecho por el grupo desde el escritorio de un ordenador, un formato interesante dentro del género documental, que permite dialogar con un proceso creativo o de pensamiento lógico, y que nos permite ver las diferentes grabaciones del proyecto organizadas por fechas. 

La narradora navega por este mosaico para hablar sobre tres entrevistados que servirán de apoyo a las indagaciones del grupo sobre la cuestión de la quietud en el país. El candidato a la presidencia en 2018, Gustavo Petro, que reflexiona sobre el ‘ruido’ durante la carrera electoral a través de los mass media y de las nuevas tecnologías, y que provocaron la parálisis del movimiento político en ese momento. El director Luis Ospina, consagrado maestro del documental colombiano, en concreto del fake documentary, que también recurre al archivo para comparar el silencio de las calles de Colombia durante el censo nacional en 1993, en el que toda la ciudadanía tenía que mantenerse en el domicilio, y el vacío que asoló el espacio público durante la pandemia. Finalmente, el escritor Juan Gabriel Vásques los anima a visitar el sur del país, donde están las mayores cuencas hidrográficas y donde podrían encontrar esa respuesta al silencio que tanto busca el grupo.

Al final, se trata de una búsqueda que construye el silencio y el ruido como valores que producen la quietud, o que la dinamitan. Un diálogo entre el pasado, el presente y el futuro del país que busca un estado de la cuestión colombiana y en el que, de alguna manera, la respuesta aparece de manera tan efímera que no se puede captar con la cámara.

Paraíso (2021), de Marina Lameiro y Maddi Barber, opta por explorar las fronteras de los sentidos. La imagen de un bosque en el que miden los pinos para una inminente deforestación provoca una serie de diálogos con el espacio natural que llena la película de confesiones. Esta sumersión en el paisaje es una de las más experimentales del programa y muestra las capacidades, no solo narrativas, sino también de estilo, que pueden cohabitar dentro de un mismo festival.

Los acercamientos a la naturaleza pueden enfocarse de diversas maneras, y eso hace que un mismo mensaje no cale con la misma profundidad en un público. O último de Arganeo (2022) es un documental de David Vázquez que comienza con una serie de imágenes paisajísticas de Castilla y León, pero que enseguida rompe con la expectativa. Retrata a un pastor de 23 años, Edilberto Rodríguez, que escogió dedicarse a esa profesión por pura vocación, desafiando los prejuicios. Lo que se nos muestra es una persona con un saber profundo del campo, un gran defensor de la labor que le compete y de la cultura del rural. Solemos pensar que el conocimiento se sitúa en la ciudad, en lo moderno, pero Edilberto demuestra que existe más de un saber. La manera en la que se aproxima al rural, e incluso la cuestión lingüística heredada de sus abuelos en Silván, producen un retrato especial, lleno de aprendizaje y resistencia.

El programa de este año pasa por varios caminos, como pudimos observar en esta crónica. El trabajo se extiende de manera que acoge la precariedad humana, la memoria como herramienta y el paisaje como región política y social, generando otro mosaico de realidades.

Paraíso, de Marina Lameiro & Maddi Barber

Paraíso, de Marina Lameiro & Maddi Barber

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