FESTIVAL INTERNATIONAL DU PREMIER FILM D’ANNONAY

Entre el viernes 27 de Enero y el lunes 6 de Febrero de 2012, la 29ª Edición del Festival International du Premier Film de Annonay et Pays Annonéen ha reunido a una serie de directores debutantes, venidos de diferentes lugares del mundo para presentar sus óperas primas a lo largo de once intensos días de cine y frío. Este festival fue creado en 1984 y está dedicado desde 1988 a filmes inéditos de directores debutantes. Esta especificidad determina que el centro de atención del Festival sean primeros filmes y directores debutantes, en vez de grandes estrellas y autores consagrados, algo que atrae a un público más heterogéneo y permite presentar los filmes con menos condicionamientos. La voluntad de abrir el sector a nuevos talentos y a la vez de hacer llegar el cine a nuevos sectores de la sociedad, llevan a fomentar un ambiente especialmente cálido y distendido entre profesionales, público y organizadores. Se busca propiciar el encuentro e intercambio entre realizadores debutantes de todo el mundo, pero también con otros profesionales, organizadores y público presente en el evento. Entre el público destaca la afluencia de gran cantidad de jóvenes, muchos de ellos atraídos por los convenios con institutos y por los descuentos. Algunos de estos jóvenes pueden llegar a viajar hasta tres horas en autobús para llegar allí, y tanto gracias a ellos como a una importante franja de adultos, las salas se llenan y las entradas se agotan a menudo. En la edición de 2011 se han contabilizado más de 17.000 espectadores y en la de 2012 más de 18.000, una cuarta parte escolares. El éxito del certamen debe atribuirse en buena medida a la Comisión de Cine de la Maison des Jeunes et de la Culture (MJC) de Annonay, un potente agente regional de dinamización cultural, y en especial cinematográfica y audiovisual, que asume tareas de cineclub y videoclub, productora y distribuidora, escuela de cine y vídeo, organizadora del Festival… Gracias a todo ello, este Festival, uno de los más importantes de la Región Rhone-Alpes, no deja de crecer y, desde 2003, se extiende también a otras poblaciones cercanas en Annonay.

El Festival se compone de seis secciones: primeros largometrajes de ficción en competición, primeros filmes fuera de competición, sección temática en torno a un motivo o género, invitado «coup de coeur» o amor a primera vista, proyección de una selección de filmes para todos los públicos, y una sección carta blanca para una productora o distribuidora. Aparte de eso, con poco glamour y bastante sencillez, el abanico de actividades que suelen acompañar a festivales de cine en todas partes: galas, presentaciones, cine-debates, mesas redondas, dedicatorias, y otras animaciones. En la sección competición se pueden encontrar largometrajes de ficción en 35mm, de una duración mínima de 60 minutos y fechados del año presente o del precedente. Aparte de estos requisitos es necesario que en el momento de su paso por el Festival el director del filme no haya hecho un segundo largometraje y que el film en sí no haya sido distribuido comercialmente en Francia, ni en cines, ni en televisión. Paralelamente a los ocho filmes de la sección competitiva, el Festival sitúa en el punto de mira las estrellas ascendentes del cine y la apertura a nuevos públicos, esta vez gracias a la sección De la carretera al cine, con una serie de proyecciones temáticas, una exposición de motocicletas de cine y una noche Sergio Leone. Este ciclo temático, de hecho ligado al motivo central de una edición dedicada A la aventura!, recoge el testigo de ediciones anteriores consagradas a Artistas en Pantalla, Sueños y Pesadillas, Cine de las Tres Chinas, Imagen del Poli en el Cine, Aspectos de los Cines Argentino y Brasileño, la Música en el Cine, o Miradas sobre el Cine Fantástico. Este año la sección Carta Blanca ha sido consagrada a la Unidad Ficción de Arte, con cinco filmes. En el transcurso del Festival además una treintena de jóvenes integrantes del Wizz-Mag se sirven de pequeños equipos de producción y de un antiguo autobús de línea como plató móvil para filmar y montar una serie de noticiarios que reflejan la actualidad de la encuentro, cubierta en papel por el folletín diario «La Tulipe».

El proceso de selección de filmes y designación de jurados destaca sobre todo por su carácter abierto y participativo, aprovechando y potenciando las dinámicas de participación juvenil y trabajo horizontal propiciadas por la actividad cultural regular de la MJC Annonay. La sección competitiva se nutre fundamentalmente de títulos presentados en la edición inmediatamente precedente del Festival de Cannes, gracias al trabajo de prospección y contactos llevada a cabo por Gaël Labanti, responsable de la Mission Cinéma de la MJC Annonay y Director Artístico del Festival. A partir de aquí, la selección de filmes corre a cargo de una comisión de cuarenta voluntarios, muchos de ellos participantes en las actividades regulares del cineclub y las intervenciones formativas en escuelas y asociaciones, que comprenden desde trabajos de análisis y comprensión de la imagen cinematográfica a talleres de escritura, rodaje, realización y montaje. En la edición de 2012 se ha llevado a cabo una difícil elección de entre más de 200 filmes. El propio proceso de visionado comentado de los filmes supone ya de por sí una experiencia muy enriquecedora por los voluntarios de la MJC y organizadores del Festival, una experiencia más que se enmarca en un amplio proceso de aprendizaje y divulgación cinematográfica. Una vez hecha la selección, el trabajo es del Gran Jurado, integrado por cinéfilos de toda Francia y en esta ocasión presidido por Raphaël Jacoulot, director de Barrage (2006) y Avant l’Aube (2011), del Jurado de Institutos presidido esta vez por la escritora y guionista Tiffany Tavernier y obviamente del jurado popular presente en las salas.

Los premios, financiados mayoritariamente por organismos locales y regionales, constan de un Gran premio del Jurado, dotado con 3.500 euros para el distribuidor francés que difunda el film en 2012 y 2.000 euros para el director, un Premio especial del Jurado dotado con 1.200 euros para el director , un Premio del Público dotado con 1.700 euros para el director, un Premio de los Estudiantes dotado con 600 euros para el director, y un Premio a la Mejor Música dotado con 500 euros para el compositor. La cuantía de los premios es más bien simbólica, se entiende que el paso de los filmes por el certamen e hipotética concesión de premios busca ante todo fomentar que el filme llegue a todo tipo de interlocutores. El rol de los organizadores es en este sentido reconocer y servir como transmisores para que unos primeros filmes considerados destacables y desconocidos lleguen a un público lo más amplio y variado posible, tal vez deseoso de confrontar experiencias cinematográficas a las antípodas de las grandes superproducciones y aludes de efectos especiales que suelen colmar las salas.

Por su dotación y proceso de reparto, se trata pues de premios orientados a fomentar el acceso a filmes raros, que debido a inercias de los sistemas de producción y distribución imperantes en cine y televisión, como en la mayor parte de Festivales, pasan desapercibidos . No es de extrañar, teniendo en cuenta que los directores premiados son, a priori, siempre debutantes básicamente anónimos. En 2012 el Grand Prix du Jury ha sido para Roméo Onze [Ivan Grbovic – Canadá], el Prix Spécial du Jury para l’Amour et Rien d’Autre (Über unos das All) [Jan Schomburg – Alemania], el Prix du Public para Parked [Darragh Byrne – Irlanda], el Prix des Lycéens para The End [Hicham Lasri – Marruecos], y el Prix de la Meilleure Musique de Film para All that Remains [Pierre-Adrian Irles y Valentin Rotella – Suiza]. En 2011 el Grand Prix du Jury fue para Si Je veux Siffler, Je Siffle [Florin Serban – Rumania], el Prix Spécial du Jury para 80 Egunean [Jon Garaño y Jose Mari Goenaga – España], el Prix du Public para La Petite Chambre [Véronique Reymond y Stéphanie Chuat – Suiza], el Prix des Lycéens para Oxygène [Hans Van Nuffel – Bélgica y Países Bajos], el Prix de la Meilleure Musique de Film para Contracorriente [Javier Fuentes León – Perú]. En 2010 las premiadas fueron The Strenght of Water [Armagan Ballantyne – Nueva Zelanda], À l’Ouest de Pluton [Henry Bernadet y Myriam Verreault – Quebec], Las Dos Vidas de Andrés Rabadán [Ventura Durall – España], y Nothing Personal [Urszula Antoniak – Países Bajos]. En 2009 ganaron Peacefire [Irlanda], Une Chaine pour Deux [Bélgica], Thomas [Finlandia], y Fuori Dalle Corde [Italia]. En 2008, Teeth of Love [China], Falafel [Líbano – Francia], l’Aria Salata [Italia], y Small Gods [Bélgica]. En 2007, Mouth to Mouth [Reino Unido], La Part animale [Francia], y l’Audition [Quebec].

Entre estos títulos puede haber algunas de las mejores operas primas de cada cosecha. Los veredictos de los jurados y el propio paso por el Festival tal vez ayuden a tender puentes entre estos y unos interlocutores más o menos dependientes de programadores de salas de distribución y medios de difusión. El resultado sin embargo es tal vez lo menos importante, pues este Festival destaca, por encima de muchos otros con más nombre, por el proceso y métodos con los que se erige, un bien cultural en sí mismo que año tras año se basa al tiempo que fomenta la participación juvenil, la implantación local, el arraigo cinéfilo, la promoción de filmes inéditos, y el encuentro con nuevos públicos.

Leçon de Cinéma

El martes 31 de Enero tuvo lugar en el Théâtre de Annonay el evento estrella de la 29ª edición, una espléndida Leçon de Cinéma a cargo de Bertrand Tavernier. El acto vino precedido por la proyección de una pieza de cuarenta minutos con quince extractos de sus filmes, montada por los propios organizadores del Festival, con el objetivo de contribuir a presentar y situar a este coloso del cine francés adepto a cámaras flotantes, diálogos irónicos, interpretaciones pasionales, humor explosivo, acción trepidante, decorados naturalistas, paisajes bucólicos, e historioetnografías reveladoras. Tras anticipar posibles problemas de proyección en cuanto a sonido y formato, y quejarse a posteriori de un sonido feble y la inclusión puntual de un corte doblado, Tavernier habló durante casi dos horas de sus primeros pasos como cinéfilo y cineasta, los temas recurrentes en sus filmes, sus métodos de puesta en escena y trabajo con actores, y un sinfín de anécdotas ligadas a rodajes y estrenas. Iniciado en el séptimo arte de la mano de John Ford y los mejores westerns y filmes noires de Hollywood, ya de niño asociaba el cine con la capacidad de soñar y vivir todo tipo de historias. Posteriormente ejerce de crítico de filmes norteamericanos para ganar algo de dinero, hace de asistente de dirección de Jean-Pierre Melville, y ejerce de attached press en múltiples títulos, lo que le permite coincidir con una larga lista de estrellas del cine francés y estadounidense. Su primer filme, algo tardío, supone un parto largo y difícil, pero ante todo el encuentro con Philippe Noiret, quien desoyendo consejos de su entorno apuesta por él de principio a final, en un largo periplo de dos años que sirve para forjar una complicidad y amistad que se extenderá hasta la muerte de este último. Tras ello un trabajo constante y perseverante le lleva a intimar con algunos de los actores más célebres del cine francés, descubiertos algunos en el propio proceso y reinventados otros tras sus experiencias con el director, la mayoría protagonistas a su vez de un amplio repertorio de anécdotas adheridas a una trayectoria siempre interesada por el cine-realismo y, ante todo, curiosa por descubrir nuevos horizontes. La puesta en escena, basada en conjugar la dirección de actores con el sentimiento de éstos para adentrarse en el papel, busca combinar planos secuencia reservados a escenas clave con montaje rítmico-dramatúrgico, rehuyendo determinadas modulaciones y haciendo valer la idea y visión del autor. Su peso en el cine francés reciente surge en parte de ir a contracorriente de ese cine americano que inicialmente tanto le influenció, ese cine que tanto admira, frente al cuál pretende tomar distancias, apostando por el protagonismo colectivo frente al individualismo de yo contra todos, mediante finales abiertos frente a resolutivos, con antihéroes poco ejemplares frente al dogma de la identificación… Inspirado por Martin Scorsese, y en cierto modo también por Jean Renoir, su gran proyecto a esta fecha es escribir una “lettre d’amour” personal al mejor cine francés de todos los tiempos.

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