CATÁLOGO DE PRÁCTICAS AVANZADAS: RESEÑA DE ‘MOVIE MUTATIONS’

Movie Mutations es una colección de artículos coordinada por el crítico estadounidense Jonathan Rosenbaum y junto al australiano Adrian Martin, editado por primera vez en inglés en el año 2003. Desde entonces, este volumen se convirtió en una referencia obligada en los estudios sobre cine porque, además del interés particular de sus textos, formulaba una serie de cuestiones que actualizaron el debate sobre cómo ver y pensar las imágenes, suministrando a críticos, académicos, programadores y, sobre todo, a los propios cinéfilos, herramientas para reflexionar sobre el cine. El libro huía de las certezas y proponía en su lugar preguntas abiertas, desde por qué un estilo o una estética son relevantes hasta el tema de la educación del gusto, poniendo además en pie de igualdad las jóvenes prácticas trasnacionales con los géneros más clásicos.

La obra fue recibida como un manifiesto de la joven cinefilia, sobre todo en lo referente a su internacionalismo: sus quince autores pertenecían a una docena de nacionalidades diferentes y no todos emplearon el inglés como lengua franca: algunos escribieron sus textos en francés, alemán o castellano, mientras que el persa y el japonés actuaron como lenguas-puente en la redacción de algunos artículos. Las propias cartas que dieron origen al proyecto fueron publicadas en media docena de idiomas antes de llegar a su edición definitiva (1), de modo que las traducciones resultaron determinantes para no recluir esos textos en sus respectivos guetos lingüísticos. Por este motivo, la reciente publicación de esta obra en castellano el pasado otoño por la editorial Errata Naturae (bajo el título de Mutaciones del cine contemporáneo) supone una pieza más de una cadena dedicada a la difusión de jóvenes ideas sobre cómo entender el cine en el joven milenio.

El libro ‘en proceso’

Los ‘mutantes’, término con el que estos críticos se definieron a sí mismos, comenzaron hace más de una década a intercambiar cartas e ideas sobre su percepción del cine contemporáneo, atendiendo tanto a los films de sus autores de cabecera como al modo en que las prácticas de visionado se iban transformando con los años. Jonathan Rosembaun envió en 1997 una primera carta a Adrian Martin, Kent Jones, Nicole Brenez y Alex Horwarth en la que planteaba la sincronicidad en los gustos de una joven generación de críticos nacidos alrededor de los años sesenta. Esa sincronicidad, como teorizaría después el estadounidense, consistiría en la “aparición simultánea de los, aparentemente, mismos gustos, estilos y/o temas en distintas partes del mundo, sin ninguna señal de que estos riesgos comunes y sincrónicos se hubiesen influido mutuamente”(2). Semejante intuición fue haciéndose realidad a través del encuentro de estos y otros críticos en el circuito de festivales, así como de un incesante intercambio de emails. Aquella primera carta de Rosenbaun puso en movimiento todo un proceso de creación colectiva que, durante cinco años (de 1997 a 2002), fue conformando un corpus de textos en el que ‘los mutantes’ supieron cartografiar algunas de las tendencias clave del cine del presente.

Esta escritura interactiva permite leer Movie Mutations casi como una metanovela de no-ficción sobre la creación de un consenso crítico. El resultado (la publicación del libro), al igual que muchos documentales de las últimas décadas, incluye su propia gestación (los debates que dieron lugar al libro). Eso es lo que diferencia esta obra de tantas otras de autoría colectiva: no sólo es una selección de artículos variados que sus autores decidieron publicar en un mismo volumen, sino que es la crónica de cómo se fue teorizando una sensibilidad cinéfila común que hoy ocupa una posición muy relevante en el debate crítico.

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Adrian Martin, Jonathan Rosenbaum, Nicole Brenez y Kent Jones.

Las ‘piezas’ del manifiesto

La autoconsciencia de esta escritura atraviesa todas las ‘piezas’ del volumen, desde las dos tandas de correspondencia hasta los obligados ensayos sobre los cineastas de cabecera de esta joven cinefilia (Abbas Kiarostami, Tsai Ming-liang y Hou Hsiao-hsien). Algunos de estos artículos están redactados con estilo periodístico, mientras que otros adoptan un enfoque más académico, una perspectiva que es, en sí misma, el verdadero tema de los textos firmados por Adrian Martin: su análisis de un género tan clásico como el musical insiste, ante todo, en la necesidad de ampliar el discurso académico hacia un escenario trasnacional y multidisciplinar, una propuesta que volverá a aparecer unas páginas después en su debate epistolar con James Naremore sobre el futuro de los film studies.

El libro va confirmando la práctica del diálogo trasnacional como la manera más acomodada para construir y poner a prueba jóvenes teorías, como muestran los artículos sobre el estado del cine después del 11-S o la comparación entre los tótems de la cinefilia histórica (Howard Hawks) con nombres desconocidos que aún están por descubrir, aunque sea retrospectivamente (Yasuzo Masumura). La insistente búsqueda cinéfila de la next big thing va, según esta obra, de los archivos de la vanguardia a las secciones oficiales de los festivales de cine, y a cuyo objeto incluye la crónica de uno de ellos (el de Rótterdam), señalando su rol como uno de los foros más atentos a la emergencia de jóvenes corrientes estéticas. Por último, la práctica de la crítica en sí misma también entre en este volumen, como muestra el texto de Rosenbaum sobre El círculo de Jafar Panahi, donde hablar de un film implica también hablar de política internacional.

El ejemplo de Movie Mutations prueba entonces que la crítica puede ser algo más que publicidad para las distribuidoras. Alexander Horwath ya advertía en su carta de la necesidad de trascender actitudes pesimistas, publicitarias o irónicas en la escritura sobre cine, mientras que Nicole Brenez recordaba en la suya que el crítico siempre debe ser un francotirador “que se aleja de la lógica de la industria para sumergirse en la investigación de otros tipos de cine” (3). Partisano algunas veces, para ser capaz de distinguir entre los productos de la industria, pero nunca un colaborador: los mejores textos sobre cine serían, por lo tanto, los que se escriben con espíritu crítico, bagaje cinéfila (4) e independencia de criterio. He ahí el modelo a seguir.

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(1) La revista francesa Trafic fue la primera en publicarlas, todas ellas en francés, y después aparecieron también en las revistas Skrien (en holandés), Meteor (en alemán), Close-up (en italiano) e Film Quarterly (en inglés). Existe también una primera tradución en español publicada parcialmente por la editorial argentina Nuevos Tiempos.

(2) Hasumi, Shigehiko & Rosenbaum, Jonathan (2010) [2003]: “En japonés no existe el plural. Viaje de ida y vuelta de Masumura a Hawks” en Rosenbaum, Jonathan & Martin, Adrian (coord.), Mutaciones del cine contemporáneo. Madrid, Errata Naturae, 128.

(3) Brenez, Nicole et al. (2010) [2003]: “Mutaciones del cine contemporáneo. Segunda ronda de correspondencia”, en op. cit., p. 305.

(4) Naremore, James e Martin, Adrian (2010) [2003]: “El futuro del estudio académico de cine”, en op. cit., p. 231.


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Movie Mutations

Autores: Jonathan Rosenbaum e Adrian Martin

Editador por Errata Naturae. Dispoñible por 22,90 euros.

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