CURTOCIRCUITO 2018: JESSICA SARAH RINLAND: BALLENAS Y BALLENAS

En la última edición de Curtocircuíto, Jessica Sarah Rinland ganaba el premio a la mejor película de la sección Explora con Ý Berá – Aguas de Luz. La categoría, cuyos jurados habían premiado en el pasado a nombres como Tomonari Nishikawa o Sebastian Mez, apostaba ahora por una cineasta presente en anteriores ediciones de Curtocircuíto y cuya obra había adquirido un prestigio creciente tras su paso por festivales y después de colaborar con instituciones como el M.I.T, Harvard, la Locarno Filmmaker’s Academy o el Anthology Film Archives.

Con este contexto y buscando ofrecer al público la posibilidad de apreciar en conjunto una obra extensa y diversa, el equipo de Curtocircuíto le dedica este año a la autora una retrospectiva dentro de su sección Púlsar. Una producción que incluye obra en 16mm, instalaciones, publicaciones limitadas y fotografía; todas ellas centradas, desde un punto de vista en constante evolución, en una mirada sensitiva hacia lo natural, donde la narración y sus posibilidades expresivas ganan progresivamente protagonismo.

Formación (2008-2011): Lo íntimo, lo cercano.

Bosque (Jessica Sarah Rinland, 2008)

Bosque (Jessica Sarah Rinland, 2008)

Como la propia autora señala, Jonas Mekas se erige como el punto de partida de su conciencia sobre las posibilidades artísticas del cine “Fui a la escuela de arte como pintora y fotógrafa. No entendía el cine como un arte hasta que la escuela nos llevó al TATE a reseñar una pieza de arte y me encontré con Walden de Jonas Mekas”. Un hito que estará presente de manera clara en Bosque, cronológicamente la primera obra presentada en la retrospectiva del festival.

Esta es un acercamiento lírico al entorno próximo, al amigo y al ser querido, pero también un estudio del rostro filmado, de su importancia y expresividad narrativas. Imposible no conectar sus preocupaciones formales con el cine de Pasolini y su idea del rostro como entrada a otro tiempo, o con Oliver Laxe y sus intentos de “quedarse en los rostros de una manera obsesiva” como explica el autor gallego para justificar sus búsquedas en Todos Vós Sodes Capitáns (2010).

Un viaje también a través de paisajes familiares en el que surgen pequeños encuentros, caras que parecen evocar historias. Sin embargo, Rinland no se detiene demasiado en ellos, más preocupada en proseguir su marcha, como Robert Walser o Alphonse Karr en Voyage autour de mon jardin. Una sensación de jovialidad impresionista que termina con un cambio meteorológico, momento en el que el cortometraje transita hacia el blanco y negro. El ambiente relajado y distendido anterior se abandona y toma protagonismo la agitación, en forma de un espacio tenebroso en el que reverberan las imágenes finales de Une Partie de Champagne.

A esos años pertenecen también Darse cuenta y The laughing man. La primera resulta radicalmente distinta a Bosque y parece presagiar muchas de las claves de su obra posterior. Abre la pieza una voz femenina entre susurros, marca de una dimensión íntima, asociada esta vez a una presencia indeterminada, misteriosa y casi kafkiana, también presente en el poema narrado durante el cortometraje (perteneciente al poeta argentino Jorge Bucay).

El viaje presentado en Bosque mediante la imagen aparece ahora sugerido mediante la palabra, contrastado claramente con la indeterminación que protagoniza el espacio retratado. Una oposición que también tendrá recorrido en el resto de la obra de Rinland, como señala Becca Voelcker “Las imágenes contradicen frecuentemente a la información verbal, socavando juguetonamente cualquier verdad; los narradores de Rinland son tan poco fiables como elocuentes”.

Frente a esta preponderancia de la palabra en Darse cuenta, en The laughing man el rostro vuelve a tener una importancia capital. ¿De dónde proviene la risa de su protagonista? Existe una respuesta, pero aparece en el fuera de campo, lejos de nuestro alcance sensitivo. Lo que queda es la consecuencia de este suceso anterior incognoscible y nosotros, los espectadores, quedamos reducidos a rastrear la imagen en su búsqueda, como en el caso de los Screen Tests de Warhol o en la serie de retratos de locos de Géricault.

Cerrando esta etapa de formación y experimentación encontramos el que quizás sea su primer éxito en términos de premios y presencia en certámenes: Nulepsy (2011). Destaca en él la presencia central del cuerpo, pero también del potencial narrativo, en este caso de los recuerdos de un nudista patológico, a medio camino entre lo lúdico imaginado y lo real, pero opuestos en ambos casos a la presencia física y actual del cuerpo desnudo del protagonista.

¿Qué es una ballena?

Electric Oil (Jessica Sarah Rinland, 2012)

Electric Oil (Jessica Sarah Rinland, 2012)

Una de las obras gallegas más interesantes que hemos podido ver en las últimas ediciones de Curtocircuíto ha sido Diario de Ballenera, de José Ignacio Canosa. Si en ella los cetáceos aparecían representados como un elemento económico vinculado a una forma de vida casi desaparecida, en la obra de Rinland tienen una presencia transversal como recipiente de muchas de las obsesiones que recorren la obra de la directora.

Así, de un modo opuesto al llevado a cabo por Herman Melville cuando le dedicaba decenas de páginas de su Moby Dick a la descripción enciclopédica y apolillada de los diversos tipos de ballenas, Rinland cede metros y metros de película a reivindicar su polisemia y vitalidad, convirtiendo a estos animales en una metáfora que permita hablar de las preocupaciones fundamentales de su cine: las posibilidades del conocimiento y sus implicaciones sensitivas; la amistad, la investigación y el cuerpo femeninos y la empatía sincera hacia el mundo animal.

Convertida en protagonistas indirectas, estas recorren muchas de sus últimas obras, desde Electric Oil a A Bolied Skeleton, pasando por Necropsy of a Harbour Porpoise (Seeing From Our Eyes Into Theirs) o The Blind Labourer y la llevarán a realizar también, junto a Jose Luís Espejo, una de las actividades más interesantes de Curtocircuíto 2018: la conferencia «El mal es siempre humano: el cuerpo de la ballena en la cultura audiovisual moderna”.

Pese a la repetición de estos animales, este conjunto de cortometrajes posee importantes diferencias temáticas. Electric Oil , quizás la más perfecta de todas en su sencillez, parte de la base del diario de la pequeña Laura Jernegan, una niña de 6 años de Massachusetts, que en 1868 emprende un viaje para acompañar a su padre en la caza de ballenas. Esta historia se engarza de manera orgánica en el material de archivo ajeno y en las imágenes rodadas por la propia cineasta, presentando una determinada relación entre material original y encontrado, entre ficción y forma documental que estará presente en toda la obra de Rinland.

Además de un viaje físico real y otro metafórico por su memoria, Electric Oil es también una perfecta obra de transición, con la huella impresionista de Mekas todavía presente, pero a la que se añade un estudio del cuerpo desnudo que abandona los caminos tomados en Nulepsy para ahondar en un interés lírico por la textura del cuerpo, emparentado con Window Water Baby Moving de Brakhage y Sweet Love Remembered de Bruce Elder.

Y si Electric Oil parecía querer establecer conexiones entre cuerpo femenino y animal como manifestación de una misma otredad, su última obra relacionada con el mundo de las ballenas, The Blind Labourer , se centra por completo en la dimensión física del animal. Un análisis que pone el foco en la materialidad del cuerpo de la ballena y en la visión utilitarista que el ser humano tiene de ella, mostrado por Rinland mediante un montaje lírico que evidencia las relaciones entre las industrias pesquera y maderera. Una ampliación acertada, en definitiva, de las reflexiones que ya había llevado a cabo anteriormente la autora en obras como Necropsy of a Harbour Porpoise (Seeing From Our Eyes Into Theirs).

Complementariamente, The Blind Labourer Rinland realiza una exploración de la capacidad de conocimiento a través de la mano humana (algo que repetirá posteriormente en Expression of the Sightless). La historia de un misterioso ballenero que conoce a un maderero ciego sirve como elemento conductor con el que la autora teja una red de historias e imágenes con los que reflexiona sobre viejos temas de su obra: ya sea la hibridación entre documental y ficción o los límites del conocimiento sensitivo.

Historia(s) Natural(es)

Adeline for the leaves (2014)

Adeline for the leaves (2014)

Existe una tercera categoría, perteneciente casi por entero a su obra más reciente, a la que pertenecerían Adeline for the leaves, The Flight of an Ostrich (School Interior) o Ý Berá – Aguas de luz, en la que la palabra femenina, sin abandonar el espacio íntimo, amplía su campo de acción a grandes espacios naturales, todos ellos con su respectiva historia natural y sus relaciones biológicas.

En la Adeline for the leaves, Rinland se acerca a Adeline, una pequeña niña poseedora de unos conocimientos enciclopédicos sobre historia natural. Se suceden distintos rostros y voces para crear un collage de texturas, actitudes y tiempos donde la mujer, y el paso de los años sobre su corporalidad, tienen un protagonismo central. Por otro lado, en Ý Berá – Aguas de luz, como en The Blind Labourer, la corporalidad animal gana protagonismo, reduciendo la presencia humana a un coro de narradoras femeninas, que anteponen diferentes visiones sobre los ritmos y formas de vida del segundo pantano más grande del mundo. Como en The laughing man, existe un fuera de campo en el que aparece lo humano, pero que siempre es necesario rastrear como espectador.

The Flight of an Ostrich (School Interior) une de nuevo cuerpo femenino infantil y cuerpo animal (en este caso mediante la figura del avestruz). El avestruz, único animal incapaz de volar, pero poseedor de un gran ingenio, despierta la imaginación de una pequeña niña que contempla una película educativa sobre esta ave. Como en Electric Oil, o Adeline for the leaves, el mundo animal supone una puerta al escapismo y a la ensoñación, una posibilidad de liberación y conocimiento no exento de trampas para la variada paleta de personajes femeninos que puebla el cine de Rinland.

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