Eles transportan a morte, de Helena Girón y Samuel M. Delgado

Eles transportan a morte

En los anteriores trabajos de Helena Girón y Samuel Delgado —cortometrajes como Sin Dios ni santa María (2015) o Plus Ultra (2017)— ya se observaban ciertos rasgos e inquietudes que ahora podemos ver desarrollados en su valiente y rebelde ópera prima, que les ha permitido recorrer festivales de todo el mundo recogiendo premios como los conseguidos en Venecia y Novos Cinemas (leer la crónica). Y así, con el reconocimiento de la crítica bajo el brazo, se estrena ahora en más de 20 salas Eles transportan a morte, película que habla del pasado para intentar establecer un diálogo con nuestro presente. La cinta pone el foco en la historia, pero no narra hechos históricos, sino que prefiere deslizarse por otras zonas, siempre condenadas a la oscuridad y al ostracismo, pero llenas de riqueza, dramatismo y sororidad.

La obra se alza como un fuerte alegato anticolonialista, pero, y quizá esto sea uno de sus mayores logros, se trata de una cinta abierta, sensorial y mágica, que va mucho más allá de su línea más superficial para ofrecer múltiples lecturas. Cada espectador puede dejarse atrapar por ella y rellenar con su imaginario todos los huecos que propone, al no presentar ninguna conclusión y dejar la narración suspendida en una atmósfera etérea y fantasmal. Es pausada, pero no farragosa. Y abraza, sin miedo, la mezcla de formatos, creando contrastes muy interesantes entre sus partes más narrativas y otras más experimentales, que acaban por fundirse en situaciones donde la película explota (nunca mejor dicho) y adquiere otros niveles interpretativos, donde las capas ya presentes empiezan a superponerse con otras nuevas.

Eles transportan a morte

Todo transmite la sensación de estar trabajado y atado en lo teórico, y resulta eficaz a la hora de rebelarse formalmente, buscando algo único para contar su propia historia con esa suciedad, texturas y ambientes que incendian el conjunto de una aspereza inequívoca y audaz: esa roca volcánica de las islas se mezcla sin producir disonancias con el verdor de unos bosques gallegos llenos de maleza y vida. Eles transportan a morte nos enseña dos historias que transcurren en paralelo y que nunca llegan a tocarse, pero están unidas y son eco la una de la otra: por un lado, un grupo de marineros huidos en las islas Canarias; por otro, una mujer que intenta salvar a su hermana en la Galicia rural. Su aparente sencillez es una trampa, y está llena de detalles casi milagrosos, como ese momento en el que una de las mujeres parece ver a uno de los marineros. Son dos huidas que intentan burlar a la muerte en medio de paisajes agrestes que parecen devorar a los personajes y someterlos como seres minúsculos que son. Todo lo que rodea la película, incluso sus propias historias, es un acto de fe. De fe en el cine como lugar de encuentro y puente entre épocas. 

Eles transportan a morte es una película valiente porque se dirige a la raíz del mito para enfrentarse a él y cuestionarlo. Es valiente porque su propuesta es en sí misma un acto de resistencia. Porque se aleja del carácter épico y habla de la gente común, cuenta sus historias y les da voz a los desheredados, a los que han sido borrados de la existencia o tergiversados por los libros de historia. Es valiente porque imagina la historia y no la reproduce. En definitiva, una propuesta coherente, aunque algo irregular, destinada a perdurar. Y eso es, sin duda, su gran milagro.

Eles transportan a mortemorte

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