FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE XIXÓN 2018: SECCIÓN OFICIAL

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Acaba de finalizar la segunda edición del Festival Internacional de Cine de Xixón con Alejandro Díaz Castaño y Tito Rodríguez a su frente, y queda patente el trabajo por la consolidación de este nuevo proyecto que propone configurar un escenario que aúne cine de autor y cine de vanguardia, con propuestas más populares (no por ello de menor calidad), de manera que el festival ofrezca opciones a diferentes públicos y sensibilidades. Dentro de la idea de esta heterogénea mirada se encuentran en la Sección Oficial películas muy diferentes, filmes cuyas gramáticas y formas de entender el propio medio se oponen grandemente. Así, convivieron en la máxima competición del festival los nuevos trabajos de cineastas tan reputados como Hong Sang-soo, cintas que vienen de ganar premios en festivales internacionales como Cannes o Berlín, junto con obras más frágiles que tuvieron en Gijón su estreno mundial.

Una de estas propuestas es Zaniki, de Gabriel Velázquez, quien llevara una Mención especial del Jurado en el FICX 49 de 2011 por Iceberg), película de ficción con una transparente base documental. En ella se nos muestra cómo Eusebio, abuelo de Zaniki, un hombre imbricado en la tradición salmantina, desea transmitir a su nieto el capital de sabiduría popular en un contexto de modernización y desaparición de antiguas formas de sabiduría. Si bien el sustrato etnográfico, especialmente el musical, tiene gran interés y podemos percibir la pasión tanto de Eusebio como de Velázquez por su supervivencia, la película no acaba de funcionar cinematográficamente. Entre los elementos más conflictivos, se encuentra la manera de entender la cultura popular como folk, algo apartado de la cultura viva del país; el hecho de recurrir a una identificación romántica del territorio con la identidad a través de los paisajes fotografiados como bellas postales o la idea de cómo transmitir la tradición al nieto, teniendo que pasar varias noches en la montaña para conectar con el pasado, así como el hecho de que no incluya en ello a la nieta, cuya aparición en la película es testimonial, así como la del resto de personajes femeninos, cuya función parece ser servir al héroe en su batalla, ya sea cocinando o calcetando.

Zaniki (Gabriel Velázquez, 2018)

Zaniki (Gabriel Velázquez, 2018)

Siendo también una obra muy frágil por haber sido realizada en su totalidad por su autor, Abbas Fahdel, Yara, ofrece también una mirada sobre la tradición desde otro punto de vista. En esta obra, Yara (interpretada por Michelle Wehbe), la protagonista, vive su despertar erótico en una pequeña aldea de los valles del Líbano. Es precisamente este tema el que genera el contraste y la tensión entre el deseo de futuro de los protagonistas y la ideología tradicionalista, cerrada y machista. Sin escapar del deleite de los paisajes, el interés del cineasta por registrar todos los animales que interactúan con los personajes, o la visión bucólica de la vida aparentemente tranquila de los paisanos, Yara permite una crítica a un sistema de valores obsoleto gracias a la tensión entre los protagonistas: el joven novio de Yara, Elias (Elias Freifer) desea emigrar a Australia creyendo que fuera habrá un futuro mejor, mientras que ella no concibe su vida lejos del valle, aunque ese contexto la asfixie por el hecho de ser mujer, teniendo que mentir a los vecinos acerca de su relación o siendo reprochada por parte de un joven amigo de la familia. Este, erigiéndose como su hermano mayor, la insulta por salir de la ducha solo con la toalla una tarde de verano en una aldea semiabandonada, evidenciando que en ese valle hasta los jóvenes arrastran las visiones machistas del pasado. Yara continúa la estética que Fahdel propuso ya en su anterior y contundente Homeland (Iraq Year Zero), investigando esta vez desde estrategias de la ficción el acercamiento a los personajes.

En lo referente al trabajo con los actores me parece destacable Tarde para morir joven, de Dominga Sotomayor, obra por la que la cineasta ganó el Premio a Mejor Dirección en Locarno, premio que repite en esta edición del FICX (compartido ex aequo con Radu Jude por I Do Not Care if We Go Down in History as Barbarians) y al que se le suma el de Mejor Dirección de Fotografía para Inti Briones. En esta nueva película, la autora de De jueves a domingo echa mano de personas sin experiencia previa en la actuación para hablar de transiciones sociales y personales, despertares sexuales, relaciones sociales de adultos, adolescentes y niños, así como ordenamientos comunitarios en una sociedad autogestionada, alejada de la ciudad en Chile. Brillante está Demian Hernández en el papel de Sofía, a quien la cámara esculpe cargada de erotismo, deseada por varios y descubriendo su propia identidad, y a quien, en perfecta armonía con Briones, nos regala una escena maravillosamente fotografiada en la que, sola en su habitación de noche, iluminada por velas, ensaya al acordeón. Esta película afirma a Sotomayor como una de las cineastas más interesantes del panorama internacional, con voz y miradas propias.

Teret (The Load) tiene lugar en 1999, en medio de la limpieza étnica y de los bombardeos de la OTAN sobre Serbia. En ella, Ognjen Glavonić, autor de la más que interesante Depth Two, narra un trayecto de Vlada (Leon Lučev), un camionero que porta, sin saberlo, cadáveres de Kósovo a Belgrado para ser enterrados en fosas comunes. Teñido de un tono ocre, en alusión a la tierra que sepulta los cuerpos y los hechos, de los que nadie quiere hablar en su país y que incomodan por igual a todos los responsables políticos, el autor quiso darle al film una estructura de árbol, cuyas raíces se ocultan junto a los secretos y a la vergüenza nacional. Con un tronco que es la historia central de Vlada y unas ramas que parten de él, generalmente con personajes jóvenes o con movimientos de cámara que van hacia el cielo, Teret se muestra como un película de correcta su factura, inserta en una corriente de la contemporaneidad que propone ritmos lentos, sustracción de narrativa hasta lo mínimo posible y parquedad y contención en la actuación, en la cual destaca su protagonista.

The Favourite (Yorgos Lanthimos, 2018)

The Favourite (Yorgos Lanthimos, 2018)

También participando de ciertas formas de la contemporaneidad se encuentra The Favourite, de Yorgos Lanthimos. El acierto del film es narrar una historia palaciega, ambientada en la corte inglesa de la Reina Ana Estuardo (s.XVIII), sin caer en las típicas historias de jóvenes princesas tontas y pomposas, proponiendo en su lugar una pugna de poder y sexo entre mujeres. Lanthimos arriesga aquí con unos grandes angulares que deforman la imagen sin demasiado sentido, cayendo por momentos en un esteticismo banal. Este nuevo trabajo del cineasta griego cuenta con las estrellas mainstream Emma Stone, Rachel Weisz y Olivia Colman, quien se llevó el Premio a Mejor Actriz. Sorprende este premio, habiendo otras cintas con protagonistas femeninas destacables, como la ya citada Tarde para morir joven o Alice T., de Radu Muntean, por la cual su protagonista, Andra Guti, ganó el Leopardo a Mejor Actriz en Locarno. El film de Muntean, inscrito en la conocida como Nueva Ola Rumana narra la historia de una joven adolescente urbana que un día descubre que está embarazada. Conforme avanza la película podemos entender que la rebeldía e inadaptación de la niña se deben a la mala educación de sus padres y el clima de violencia en el que fue criada. La relación con su madre cambia en el momento en el que ésta asume que su hija tiene la determinación de ser madre, ya que parece que la trata con mayor respeto, con cierta complicidad incluso, a lo que la niña responde positivamente. En general, se trata de una obra aceptable cuyo peso recae totalmente en los dos personajes principales, interpretados por la citada Andra Guti y Mihaela Sirbu.

Dejo para el final de esta crónica las dos películas firmadas por Hong Sang-soo: Grass, fuera de competición y Hotel by the River. La primera, estrenada en Berlín, narra la historia de una joven que pasa las horas en una cafetería escribiendo una novela en su portátil. Junto a ella se suceden una serie de conversaciones entre personas de las mesas de alrededor. Cuando parece que esas conversaciones son fruto de la imaginación de la escritora, algunos personajes interactúan con ella, haciéndonos dudar. Sang-soo va tramando una trenza de ficción y realidad y construye una obra compleja en cuanto a las capas de realidad que maneja, dejando claro que disfruta jugando con el espectador y su capacidad para seguir la pelota del trilero.

Hotel by the river (Hong Sang-soo, 2018)

Hotel by the river (Hong Sang-soo, 2018)

Hotel by the River, estrenada en Locarno, donde se llevó el Leopardo de Oro por la interpretación de Ki Joobong, ganó el Premio Principado de Asturias a Mejor Película, el Premio AISGE a Mejor Actor para Ki Joobong y el Premio al Mejor Guion, resultando ser la gran vencedora de esta edición. En su justificación, el Jurado concluyó lo siguiente: “Por confirmar una vez más la extraordinaria y prolífica creatividad de uno de los grandes autores contemporáneos, que sigue demostrando que los temas más profundos pueden abordarse sin imposturas ni gravedades. Hotel by the River es una (otra) película de Hong en estado de gracia.” Esta obra, una de las más trágicas del cineasta surcoreano, está ambientada en un hotel al borde de un río durante un invierno nevoso. Allí se cruzan dos historias: la de un poeta mayor (Ki Joobong) que se reencuentra con sus hijos, ya adultos, y la de una chica joven (Kim Min-hee) que sufre el desamor acompañada de una amiga. El espacio acota la acción y permite que las historias orbiten en torno a él. Como decía, es una de las obras más trágicas de Sang-soo, pese a ser una obra contenida en las emociones, tanto para la risa como la tristeza. Incluso el momento trágico final está filmado con una parquedad absoluta, escogiendo el fuera de campo para el momento más pasional del film. Pese a ello, la belleza tiene cabida en el film, especialmente en la preciosa fotografía de las dos chicas a orillas del río, con toda la ribera nevada, en una visión de la nada blanca y del río. Es en ese momento en el que el protagonista las ve y se acerca para celebrar su belleza. Él, observando desde el hotel el río que pasa, como pasa la vida, y la belleza que existe.

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