HOMO HOMINI LUPUS

En toda la figura de Werner Herzog y, por supuesto, en su cine, podemos ver un barniz constante que es la presencia de la muerte. Siempre está ahí, desde las aventuras de distintos conquistadores de inutilidades en dsitintas selvas y territorios salvajes que marcan sus películas con Klaus Kinski hasta ese pingüino nihilista de Encounters at the End of The World (2008) que se aventura hacia las hostiles montañas Antártidas conociendo su fatal destino. En este vía crucis fúnebre sería obligatorio el paso por algunas estaciones como la visión dura de la naturaleza que nos dá en Grizzly Man (2005) o la desgarradora presencia del drama humano en la casi tan bella como peligrosa práctica del alpinismo mostrada en Gasherbrum, la montaña luminosa (1984). No hace falta ni mencionar obras como Into The Abyss (2011), o el homenaje a F.W. Murnau que hizo en Nosferatu, vampiro de la noche (1979) en las que la muerte, o la conciencia de ella, es casi un personaje protagonista.

Escuchándolo hablar en entrevistas y leyendo sobre su vida da la impresión de que ha bailado peligrosos tangos con la dama de la guadaña, y que ha visto de cerca como los seres humanos tenemos la manía de matarnos de distintos modos entre nosotros y a nosotros mismos. Puede que la certeza de que vamos a morir sea lo que dote de sentido a la vida, y nos mueva para querer exprimirla, aprovecharla, disfrutarla y llevarla al extremo, sea en el Amazonas, en África, en los techos del mundo o simplemente en nuestra ciudad, en nuestro pueblo, en nuestra casa. Con el día a día urbanita y acomodado del Estado de Bienestar que llevamos no estamos acostumbrados a pensar en ello ni a convivir con las tijeras que cortan el hilo de las moiras, pero cuando el espectador se enfrenta a las películas de este alemán de 76 años le resulta imposible no recordar que todo lo que vive muere. Primero el espectador se asusta, luego se protege en su butaca sabiendo que está viendo una película y que al fin y al cabo, la imagen es artificio, para terminar rompiendo esa distancia con la pantalla y viéndose al lado de los personajes que tiene enfrente. Todos estamos juntos en la misma selva de la que nadie puede salir: disfrutemos del paisaje.

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