HORS SATAN (2011) de Bruno Dumont

ROSTRO, PAISAJE Y MILAGRO

Rostro

Hors Satan tiene una vinculación evidente con La palabra (1960) de Carl Theodor Dreyer, Teorema(1968) de Pier Paolo Pasolini o Nostalgia(1983) de Andréi Tarkovski. Casi nada. Obras de milagros, profetas y fe. En la última película de Dumont encontramos esas tres cosas. Centrada en un enigmático personaje, que el cineasta galo retrata como si fuese un nuevo Zaratrusta, un ermitaño que vive en plena naturaleza de Pais de Calais a orillas del Canal de La mancha y que mantiene una lucha contra el diablo y el mal. Un personaje que sólo se relaciona con un chica de la zona, Ella. Decía Zaratrusta: “la Tierra tiene una piel, y esa piel tiene enfermedades; una de ellas, por ejemplo se llama hombre”. El individuo de Hors Satan, no obstante, elude predicar. Su lucha para erradicar el mal que representa al hombre no se produce con la palabra como vehículo. Esta especie de nuevo profeta no duda en matar o golpear a aquellos hombres que han infligido algún tipo de daño o mal a la chica. De ahí la relación que guarda con el visitante de Teorema; ambos mantienen una extraña dualidad entre ángel y demonio; el bien y el mal.

Si Godard decía que no hace falta más que una chica y una pistola para hacer cine, Dumont muestra en Hors Satan que con un rostro y un paisaje es suficiente. A pesar del trabajo realizado por Martin Dewale en su anterior película, Hadjwich (2009), Dumont sólo cuenta con actores no profesionales, razón por la cual algunos quieren vincularlo con Bresson y sus famosos modelos. Con todo, la importancia y la potencia expresiva que el rostro tiene en sus películas lo situaría más próximo al cine de Pier Paolo Pasolinii. La humildad y el misticismo que Dumont exprime del rostro de Dewale recuerda al que emanaba de aquel Jesucristo de entrecejo inconfundible en El evangelio según San Mateo (1964), interpretado por un desconocido Enrique Irazoqui. Dumont consigue hacer del rostro un vehículo de lo incomunicable. Escribía Agamben que si los hombres pudiesen ser sólo su “exterioridad singular y su rostro, entonces la humanidad accedería por primera vez a una comunidad sin presupuestos y sin sujetos, a una comunicación que no conocería más lo incomunicableii”. Un rostro como los que tanto amaba Pasolini: loco pero inocente; amable pero peligroso; religioso pero feroz. El rostro de este nuevo profeta, con su extraña “singularidad común”, emana una espiritualidad que con solo mirarlo, el personaje de Ella es capaz de creer en la realización de un acto tan absurdo e irracional como el que Andrei intentaba con una vela en Nostalgia.

 

Paisaje

Escribía Carlos Losilla en un monográfico dedicado al “novísimo” cine francés que “la mirada en las películas de Dumont es capaz de anular la distancia entre sujeto y objeto, convertirlo en una única sustancia que viene a significar lo mismo que el borrado de fronteras entre figura y fondoiii”. Lo que quiere señalar Carlos Losilla es la importancia que el paisajeiv tiene en toda la obra de Bruno Dumont.

Pensemos enL´humanite, película que, sin lugar a dudas, guarda una estrecha relación con Hors Satan. Casi al comienzo de la obra vemos al personaje de Pharaon con su rostro pegado y hundido en la tierra, en el barro. Pharaon ha tropezado, sí, pero no hace nada por levantarse, es más, parece como si se encontrase cómodo tirado sobre la tierra, intentando pegar su oreja a la tierra para escuchar algo. ¿Pero qué? ¿Qué tiene que decirle la tierra a Pharaon?¿Qué mensaje oculto tiene que descifrar? En la película vemos en numerosas ocasiones al personaje de Pharaon mirando hacia el horizonte, hacia el cielo. Recordemos la escena del huerto. La cabeza de Pharaon saliendo de perfil de debajo del encuadre, pero con la vista fija en la lejanía; como si el personaje acabase de recibir alguna señal. Y por la decisión que toma al final de la película podemos decir que algo ha sentido.

En el inicio de Hors Satan, Dumont ya nos muestra a este enigmático personaje rezando de rodillas, de espaldas a cámara mirando hacia al horizonte. Un plano que recuerda mucho a los cuadros de Caspar Friederich, especialmente Mujer frente al sol del poniente (1818).Aquí el encuentro: Pharaon y “el tipo” de Hors Satan muestran una devoción especial hacia el paisaje y la naturaleza. Así y todo, sería un error pensar que los personajes de Bruno Dumont miran hacia el horizonte buscando una respuesta trascendental o alguna ayuda de Dios. Aunque Dumont juegue desdeLa vida de Jesúscon los referentes bíblicos cristianos, no lo hace porque crea que la salvación del ser humano esté en manos de Dios. Todo lo contrario. Para Dumont la religión es un opio y una forma de enajenación que hay que dejar atrás; algo que queda bastante claro en su polémica anterior película: Hadewijch. Sin embargo, el cineasta francés no nos está haciendo una invitación al ateísmo. Para Dumont el ser humano es espiritual por naturaleza. Para entender lo que experimentan y buscan estos personajes cuando contemplan el paisaje, hay que tomar prestado el concepto de lo sublime de Kant que desarrolla la Crítica del Juicio: “Lo sublime del paisaje nos permite descubrir en nuestro interior una facultad de resistencia”. Porque lo sublime, al contrario que lo bello, hay que buscarlo en el interior. Un movimiento del espíritu provocado por la sensación de infinitud que permite a los personajes encontrar la fuerza para actuar. La contemplación sublime del paisaje acaba teniendo para estos hombres, al igual que en la obra de Caspar Friederich, el misticismo propio de un oráculo.

La idea de Bruno Dumont es que mientras la religión tradicional se disuelve, la naturaleza, el paisaje, nos proporcionan una experiencia espiritual de gran hondura si sabemos mirarlo.

El milagro

La escena capital de La palabra era la resurrección de Inger, producida después de que Johannes, enfrente del ataúd que contiene el cadáver, pregunte: “¿Alguno de vosotros habéis rogado a Dios para que nos devuelva a Inger? ¿Por qué no hay entre los creyentes ninguno que crea?”. Su sobrina le cogerá la mano y «la palabra» le será dada y, finalmente, el milagro de la resurrección tendrá lugar frente a los incrédulos ojos de aquellos que decían creer. En Luz Silenciosa (2007)del mejicano Carlos Reygadas, la resurrección de Esther se produce después de que la amante de su marido, Marianne, la bese en los labios. Si en La palabra el milagro se producía gracias a la fe y la intervención de un Dios superior, en Luz Silenciosa Reygadas se proponía mostrarnos “que el milagro no fuera voluntad de un ser superior sino que saliera del propio amor”. “Mi film es sobre el amor y no sobre la fe”v, sentencia Reygadas.

En Hors Satan también hay un milagro, pero éste no se produce por ninguna intervención divina, ni por amor. Es un milagro secularizado, aunque místico. Escribía Jean-Marc Besse que el paisaje es el acontecimiento del horizontevi, queriendo expresar con esto que hay una parte invisible que reside en todo lo visible. El paisaje y la naturaleza en Hors Satan son los que hacen posible el milagro. Quizás, entonces, podamos entender esa devoción hacia la naturaleza, esas miradas hacia el horizonte. Hay una intuición supra sensible en la contemplación del paisaje. La idea de Dumont es que mientras la religión tradicional se disuelve, la naturaleza, el paisaje, nos proporcionan una experiencia espiritual de gran hondura si sabemos mirarlo. El aspecto de la naturaleza es devoto, como la figura de Cristo, afirmaba Emerson.

Parafraseando a Barthesvii podemos, entonces, decir que el paisaje puede ser una experiencia materialista de lo religioso y el sujeto que lo experimenta ser completamente ateo. Pharaon o el exorcista de Hors Satan encuentran en la contemplación del paisaje una catarsis del espíritu (Schopenhauer). Pharaon halla la certeza necesaria para realizar su particular sacrificio por la humanidad y el tipo de Hors Satan encuentra la fuerza en su lucha contra el mal. Pero para percibir lo que transmite el paisaje hace falta recogimiento, obstinación y pausa. Algo de lo que hacen gala ambos personajes.

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i La atracción que Dumont siente por los rostros de Emmanuel Schotté, el actor de L´hummanite,o Martin Delwae en Hors Satan es semejante a la que Pier Paolo Passolini sentía por los rostros del subproletariado: “ Lo que me atrae del subproletariado es su rostro, porque es limpio; porque es inocente; porque es loco; porque es sensual; porque es infantil; porque es inmediato; porque es amable; porque es vulnerable; porque es incompleto; porque es confiado; porque es tierno; porque es peligroso; porque es feroz; porque tiene color”. La cita está incompleta. Se puede encontrar en Dragazde, Peter: “ Casi un testamento. Encuentros con Pier Paolo Pasolini” en AA.VV: Pier Paolo Passolini, palabra de Corsario. Círculo de Bellas Artes, Madrid, 2002, p. 336

ii Agamben, Giorgio: La comunidad que viene. Pre-textos, Valencia, 1996, p.46. Curiosamente, Agamben intepretaba a uno de los 12 apóstoles en El evangelio según San Mateo.

iii Losilla,Carlos: “Saturno devorado por sus hijos o la disolución progresiva” en Casas, Quim (ed.): La contraola: novísimo cine francés. Festival internacional cine San Sebastian, 2009, p. 50

iv Es el paisaje como escribe Rafael Milani no es el espacio. La diferencia entre estos dos concepto podíamos resumirla en que: El paisaje es parcial y subjetivo, apela más al sentimiento, a las sensaciones. Mientras que el espacio se proyecta y por lo tanto es más objetivo. Milani, Raffael: El arte del paisaje. Biblioteca Nueva, Madrid, 2008.

v En Cahiers du Cinema: España, Nº 9 febrero de 2008

vi Besse, Jean-Marce: “ Las cinco puertas del paisaje: ensayo de una cartografía de las problemáticas paisajeras contemporáneas” en Maderuelo, Javier(dir.): Paisaje y pensamiento. Abada editores. CDAN. 2006, p. 163

viiEl amor puede ser perfectamente una experiencia materialista de lo religioso y el sujeto enamorado puede ser completamente ateo” en Barthes, Roland: El discurso amoroso Seminario en la École des hautes études en sciences sociales 1974 1976. Madrid, Paidós, 2011, p. 606

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