JAGTEN, de Thomas Vinterberg

Víctimas

Hace década y media, Festen (Thomas Vinterberg, 1998), el título fundacional del movimiento Dogma 95, abordaba uno de los tabúes más incómodos para la sociedad actual: la pederastia. Quince años después, su director, Thomas Vinterberg, regresa con Jagten a ese mismo tema, pero esta vez para mostrarnos una realidad que se encuentra al otro lado del espejo: la experiencia de un hombre que ha sido acusado falsamente de abusos sexuales a menores.

El cineasta danés prescinde ahora de la mareante cámara en mano que predominaba en su ópera prima para recrearse en continuos primeros planos que exacerban la angustia de su protagonista, Lucas, un profesor de educación infantil, amigo de sus amigos, que está tratando de salir adelante tras un divorcio difícil mientras lucha por la custodia de su único hijo. Su lenta recuperación se ve truncada por la mentira de una niña pequeña, alumna de la escuela en donde trabaja y, a la postre, hija de su mejor amigo. Ese comentario, que no debería trascender más allá de los límites del centro escolar, convierte a Lucas en el chivo expiatorio del resentimiento latente de la tranquila comunidad en la que vive, hasta el punto de que todos sus vecinos, sin excepción, acaban autoproclamándose jueces y verdugos del caso.

A lo largo de la película, el espectador asiste impotente al linchamiento moral (e incluso físico) de un hombre al que Vinterberg procura mostrar en todo momento como una víctima al que no se le ha concedido el más mínimo beneficio de la duda. Esta figura se ve reforzada por la brillante interpretación de Mads Mikkelsen, un actor conocido hasta hace poco por sus personajes duros y violentos, como el villano de Casino Royale (Martin Campbell, 2006) o el héroe tuerto y decapitador de Valhalla Rising (Nicolas Winding Refn, 2009). Esta vez, Mikkelsen adopta un rol diametralmente opuesto a los dos anteriores y transmite a través de su mirada acuosa el tormento por el que está pasando el protagonista. Junto a él también destaca otro rostro conocido del cine danés, Thomas Bo Larssen, que interpreta al padre de la niña supuestamente acosada, y que sufrirá una importante transformación a lo largo de la película. De hecho, la clave de la redención que Lucas busca insistentemente y que todos le niegan estará, precisamente, en sus manos.

Algunas voces le han reprochado a Vinterberg que haya empleado en Jagten un argumento demasiado trillado, pero el cineasta danés sabe marcar distancias con los dramones de sobremesa gracias a un magistral manejo de la acción y de la cámara que va envolviendo a los personajes (y al público) en un clímax de tensión que culminará en un final desasosegante con tintes de moraleja. Su nueva película es así una obra notable, si bien no excelente, que recupera su buen hacer como director y vuelve a demostrar que el cine danés es algo más que Lars von Trier.

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