MÚSICA CAMPESINA, de Alberto Fuguet

ALL BY MYSELF

Música campesina es un filme que tiene algo de amargo e irónico en todo su metraje, y que desprende ese sentimiento ya en el propio título. Traducción mal hecha por los yanquis de ‘country music’ para publicitar a Johnny Cash y compañía en Chile, en realidad hace referencia a la tradición folclórica del país sudamericano.

Su protagonista, Fernando Tazo, perdido no se sabe muy bien por qué en Nashville, debe presentarse siempre con un “como el té”1 para que los norteamericanos le entiendan. En un momento ya avanzado del filme, en el que practica ‘couching’2 y cae en la casa de dos ‘entrepeneurs’3 musicales, uno de ellos le pregunta por un grupo de música latino que pronuncia mal. Cuando Tazo corrige la vocalización, el chaval le comenta al compañero: “Tío, sabemos más nosotros que él de su propia cultura”.

Este chiste viene a ejemplificar un poco la falta de curiosidad del norteamericano medio hacia una figura que les interesa no más allá del estereotipo exótico. Cuando el chileno va a pedir trabajo a un hotel en otro momento del filme, el gerente, que habla español, le hace una serie de preguntas que parecen sacadas de un test hecho por George Bush Jr. para los controles de emigración. “Debo advertirle que no se tolerarán robos en esta empresa”, le espeta el encargado de las contrataciones.

Lo más interesante del filme no es tanto la sensación de desarraigo que transmite a partir de unos diálogos aparentemente banales y muy significativos, sino cómo lo logra comunicar desde un punto de vista narrativo. Cuando comienza la cinta, unos primeros minutos sin diálogo alguno nos muestran un hombre solitario, que va de motel en motel en la carretera (bien, esto es una ‘road-movie’). Es observador, y toma notas en una libretita, que guarda al lado de un libro de Ernest Hemingway. Es casi un estudio antropológico del espacio y sus gentes. En el encuadre, siempre hay un McAuto al fondo, a la salida de los moteles. Estamos en el mundo de la ‘fast-food’, repetitivo, feo, prefabricado, alienante, capitalista y profundamente yanqui. Se diría que el hombre que observamos es escritor, de los que siguen la estela de Jack Kerouac o Hunter S. Thompson, y necesita los trabajos para ir tirando. ¿Relato biográfico del director, Alberto Fuguet, que es también un reconocido autor de novelas en Chile?

En la forma, cámara digital en mano, despreocupada y casi sin planificación, con una fotografía gris, fea; con encuadres cerrados en Tazo o abiertos a un paisaje vacío y nada acogedor. Solo hay un objeto de estudio: el personaje y su entorno, y como el uno impacta en lo otro. Inquietante, opresivo, para pegarse un tiro.

Conforme avanza el filme, una sensación de narrativa suspendida, en la que no sucede nada, donde la cinta no va a ninguna parte, se apodera del espectador. Sin embargo, Fuguet tiene el detalle de detenerse en muchos lugares, por la simple razón de querer contemplarlos y explotar dramáticamente el hecho de que el viaje de Tazo es a ninguna parte, sin destino definido; en un país con una lengua que le cuesta hablar, habitantes marcianos y una gastronomía que no entiende. Toda la carne, además de mala, es escasa y va en pan, le suelta en un monólogo en español a una camarera para relajarse un poco.

Aunque hay muchas conversaciones en el filme, en realidad el actor Pablo Cerda no tiene interlocutores. Su física interpretación sustenta una cinta que lleva al personaje a acabar tocando la verdadera música campesina. En la escena que cierra la película, entiende por fin que el camino al respeto y a la integración no pasa por dar a saber que conoce todas las canciones de Cash, sino por mostrarse tal como es. El concepto de la nación norteamericana tiene algo de suplantación de la identidad, en cuanto que las culturas que supuestamente integra quedan en un segundo plano, modificadas infecciosamente, contra la idea omnipresente del ‘self-made man’4. Cuando el hombre solitario se pierda en el camino, alguien tendrá que ir a rescatarlo, digo yo. Lo que dice Fuguet ya no me queda claro, pero creo que no se trata de dar respuestas, sino de proponer preguntas.

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(1) Tazo es una marca registrada de Starbucks, la cafetería más popular de los EE.UU.

(2) Fenómeno que consiste en buscar sofás (‘coach’ en inglés) para dormir en casas de gente que se presta a acoger inquilinos en su hogar. Los interesados se ponen en contacto mediante anuncios en Internet.

(3) Traducción literal: ‘empresario’. En los últimos años ha tomado una connotación negativa, al ser el término que usan comúnmente los que no tienen trabajo y se dedican de manera autónoma a sacar algún proyecto adelante, que comúnmente no les reporta ningún beneficio económico.

(4) ‘Hombre hecho a sí mismo’. Ee una expresión muy extendida en los EE.UU. para referirse a las personas con fortuna que han ganado todo por ellos mismos, en un país que es conocido como la tierra de las oportunidades. En una escena del filme, Tazo aprende con un diccionario las distintas palabras derivadas de ‘self’ (el ‘yo’), y acaba dando también con ‘by myself’ (por mi cuenta) y ‘self-respect’ (amor propio). ¡Qué remedio le queda!

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