Lo mejor de 2021

Siguiendo el espíritu abierto en 2020, y huyendo de un mero resumen de lo realizado en 2021, A Cuarta Parede vuelve a preguntar a sus colaboradoras por el repaso del año. Un repaso libre, donde cine y vida forman parte de lo mismo: porque no entendemos la vida sin el cine, y porque hay vida más allá del cine. Donde un viaje, un libro, una película o una canción ocupan el mismo lugar. Porque bastante mal están las cosas como para ponernos exquisitos. En A Cuarta Parede apostamos por la libertad, por escribir nuestras propias líneas sin rendir cuentas a nadie. Así, sin más voluntad que dejar recopilado el año del equipo que forma esta revista, damos paso a las propias colaboradoras. Con vosotros, Lo mejor de 2021. 

Colaboran en este repaso: Pablo Aguilar Martín, Sergio de Benito, Miguel Gómez Abad, Alberto Hernando, Óscar Iglesias, Víctor Navarro Remesal, Nacho Ozores, Aldara Pagán, Víctor Paz, Jorge Pérez Iglesias, Marta Pérez Pereiro, Daniel Ribas, Brais Romero, Jesús Silva Vilas, Cibrán Tenreiro, Antón Varela, María Villamarín e Iván Villarmea.

Petite Maman (Céline Sciamma, 2021)

Petite Maman (Céline Sciamma, 2021)

Pablo Aguilar Martín

Sin orden de preferencia

Eartheater

Irma Vep, Olivier Assayas

Isabella Lovestory

El Observatorio y BRAVA

Sun Dog, Dorian Jespers

Tan jóvenes y la pena, Millanes Rivas

Titane, Julia Ducournau

Tú, el mundo y yo, Jon Rafman

Cuando me siento a pensar, y escribir, lo que considero que ha sido más destacable del año, me veo forzando mi memoria a identificar las películas que más he disfrutado, o que considero más relevantes. Creo, en realidad, que no ha sido mi mejor año con el cine. Y, a falta de visionar varios estrenos con los que me encuentro expectante, me cuesta mucho seleccionar películas estrenadas en 2021 que de verdad quiera mencionar. Por eso, en mi top solo hay tres obras fílmicas y solo una de ellas es de este año: Titane, de Julia Ducournau, por continuar asomándose, como ya hizo en Crudo, a las profundidades del body-horror en relación con la feminidad y el despertar sexual. También descubrí Irma Vep, de Olivier Assayas (1996), en una reposición programada por la Cineteca del Matadero de Madrid, que destaco por la frescura que conserva y la interesante reflexión sobre lo meta y el vampirismo de imágenes obligado al que se somete el audiovisual contemporáneo. Pero mi mayor shock cinematográfico ocurrió con Sun Dog, del belga Dorian Jespers, por la sensibilidad con la que rompe barreras entre géneros y realiza un retrato atmosférico de una Rusia profunda y norteña, a través de una suerte de cerrajero guía que abre puertas y enseña mundos, y que se sorprende con el propio mundo exterior cuando este se presenta extraño e inexplicable.

Si bien no fue un año especialmente memorable por el cine que he visto, sí lo ha sido a nivel musical. La hibridación entre diferentes estilos musicales está concluyendo en una desaparición del género como tal, y esto se está trasladando incluso al mainstream. Es el caso de Isabella Lovestory, revolucionaria y pensadora del reggaetón industrial, a quien tuve la suerte de poder ver en la Boiler Room de Barcelona, y que se presenta como una transgresora del perreo oscuro con temas como Mariposa o Kitten Heel. También comencé a escuchar hace unos meses a la artista holandesa Eartheater, que transita entre la electrónica experimental y el art pop, y cuyos videoclips, en ocasiones dirigidos por ella misma, suponen apuestas muy interesantes con referencias frescas y ultra-contemporáneas como es la del GTA en Joyride. Siguiendo con la línea musical, quiero citar también el festival de El Observatorio, ubicado en el pueblo leonés de Balboa, con una programación variada y emergente, destacando sobre todo el set de BRAVA, una dj vasca de actitud única tras la mesa de mezclas. El festival, además de sus apuestas musicales, es valioso también por la diversidad de actividades que ofrece y su visión sobre la habitabilidad del territorio rural.

Por último, dos menciones no agrupadas, una literaria y otra fotográfica. Tan jóvenes y la pena, de Millanes Rivas (editorial EDiecieséis), es un relato sorprendente en su forma y contenido. Alternando prosa, lírica y dramaturgia, Rivas realiza un estudio de personajes complejos y contrastados, queers, poliamorosos, que viajan entre el costumbrismo de la Moraleja extremeña y la escena nocturna barcelonesa, incorporando elementos propios del realismo mágico y experimentando incluso con el formato de las páginas. Mi otra mención se refiere a Tú, el mundo y yo, de Jon Rafman, proyecto fotográfico expuesto actualmente en La Casa Encendida en Madrid y que propone un acercamiento a la postfotografía a través de capturas de pantalla de imágenes bizarras y agresivas encontradas en Google Earth. En un mundo inmediato y sobresaturado de imágenes, es una salvación de proyecto fotográfico que crea y resignifica a través del reciclaje.

Titane (Julia Ducournau, 2021)

Titane (Julia Ducournau, 2021)

Sergio de Benito

Un año más volvemos a tener la posibilidad de confeccionar este listado con lo más destacado de 2021 a nivel personal, sin que forzosamente incluya películas. En esta ocasión, siguiendo con algo más de optimismo mis pesarosas palabras del texto del año anterior, lo que más ha representado mi relación con el mundo en el periodo que termina ha vuelto a ser el cine. Ahora no solo por ser la actividad que más ha llenado cada uno de mis días con mucha diferencia, sino porque el momento del regreso a pantallas y espacios que llevaban un tiempo sin ser frecuentados, ese reencuentro con caras conocidas y añoradas, ha sido muy bien acompañado por una notabilísima calidad y variedad en las novedades cinematográficas.

Por tanto, la lista que viene a representar mi año incluye once películas fechadas entre 2020 y 2021, vistas en una pantalla de cine con público durante este periodo de doce meses y que han significado algo poderoso a nivel personal en algún momento del mismo, cuando no vienen a ser casi un fiel dibujo de los rasgos inestables por los que sospecho recordaremos este año en el futuro. No es necesariamente un listado de las que creo mejores, pues en este sentido habría varias ausencias inconcebibles (Sciamma, Hamaguchi…) y siempre cabría añadir muchos títulos más, aunque también perfectamente podría serlo. 

Por orden alfabético:

Borrar el historial (Benoît Delépine & Gustave Kervern, 2020)

Diarios de Otsoga (Maureen Fazendeiro & Miguel Gomes, 2021)

El gran movimiento (Kiro Russo, 2021)

First Cow (Kelly Reichardt, 2020)

Il buco (Michelangelo Frammartino, 2021)

La crónica francesa (Wes Anderson, 2021)

La isla de Bergman (Mia Hansen-Løve, 2021)

Malmkrog (Cristi Puiu, 2020)

Outside Noise (Ted Fendt, 2021)

¿Qué vemos cuando miramos al cielo? (Alexandre Koberidze, 2021)

Un cielo tan turbio (Álvaro F. Pulpeiro, 2021)

Diarios de Otsoga (Miguel Gomes & Maureen Fazendeiro, 2021)

Diarios de Otsoga (Miguel Gomes & Maureen Fazendeiro, 2021)

Miguel Gómez Abad 

Las listas de lo mejor del año, o de cosas que nos marcaron durante el mismo, son complejas de hacer. Siempre queda algo fuera o algo que deberías haber visto y que sigue pendiente en un cajón, por lo que el simple hecho de pensarlas me alegra y me entristece a partes iguales, pero creo que son muy interesantes, así como una forma de poner en común todo eso que nos atrae y maravilla. 

Esta lista es un pequeño acercamiento a lo que supuso para mí este 2021, un año que me dio alguna alegría muy grande, pero que en general fue tan o más gris que el anterior… Hago esta lista con la esperanza de que el próximo año todo vaya mejor, que la resistencia merezca la pena y empiece a dar sus frutos. El orden de abajo no responde a ningún sistema de puntuación o análisis, solo tiene que ver con cómo surgieron en mi cabeza las piezas que quería incluir. Son 7, porque el número 7 es especial para mí.

1. Espíritu Sagrado, de Chema García Ibarra. Una de las últimas películas que vi este año y una de mis pocas aportaciones a la sala compostelana NUMAX. Aquí tengo que confesar que hice muy poco acto de presencia en las salas de cine en estos extraños y convulsos dos últimos años. Inclasificable film, que dibuja un universo muy particular, costumbrista hasta la médula, inteligente, lleno de detalles muy personales que hacen gala de una forma muy concreta de entender el cine, y que va mucho más allá de ser un retrato social de una idiosincrasia tan cercana para convertirse en algo a reivindicar. El final es una buena patada en el estómago, pero el viaje, y ver cómo todas las piezas encajan, son motivos suficientes para pagar cualquier peaje.

2. El cuento de la criada. Serie que por fin empecé a ver y fue un descubrimiento de identidad, fuerza visual, fotografía calculadísima y fidelidad a sí misma en una narrativa que prefiere tomarse las cosas con calma y no tiene miedo a ver esto como una traba. Dentro de lo comercial, me resulta algo anti-comercial y creo que esto es muy importante en las altas esferas de las producciones, esas a las que más personas pueden acceder por estar en plataformas que son auténticas aglutinadoras de suscripciones.

3. HBO. Este año es sin duda el año en el que saldé cuentas con esta productora y distribuidora americana que, aunque no cuenta con la enorme e inabarcable cantidad de contenido de otras plataformas como Netflix o Amazon, lo que tiene, suele ser muy bueno. Entre las series que vi este año en esta plataforma quiero destacar The Night Of, The Jinx, Mare of Eastwood, Big Little Lies y Chernobyl.

4. La noticia de las primeras imágenes del rodaje, por parte también de HBO, de The Last of Us. Una serie a la que le tengo echado el ojo y pienso que puede ser una de las grandes obras televisivas del 2022 por varias razones, pero creo que la más importante es que estarán al frente de la adaptación Craig Mazin (Chernobyl) y Neil Druckmann (director de los dos videojuegos que hay hasta ahora). Me maravilla el primer videojuego de Naughty Dog en el que está basada, un clásico que rejugué múltiples veces y que me influyó mucho (sin ir más lejos, mi último cortometraje tiene rasgos del mismo y su nombre, O que queda de nós, es un homenaje a esta historia, que junto con Kojima o David Cage me llevaron a ver los videojuegos desde otra perspectiva en lo que se refiere a la narrativa y creación de personajes).

5. Libertad. La ópera prima como directora de Clara Roquet desborda tanta honestidad y naturalidad que acaricia el milagro en cada escena. Hermosísima película que nos presenta a una cineasta perfectamente en sintonía con unas actrices de las que se hablará mucho en un futuro próximo.

6. Darme cuenta de que el thriller español cada vez tiene menos que envidiar al americano. Por mucho que coja fórmulas de este último, las lleva a otro terreno. Solo hace falta ver películas como Tarde para la ira, Que dios nos perdone o Quién a hierro mata, para reivindicar el talento y calidad de nuestro cine.

7. Que los festivales de cine este año consiguieran algo de normalidad y ver que el público en general respondió y respaldó muchas iniciativas me hizo sentir felicidad y estar muy orgulloso, no solo de la gente que los organiza, sino de todo el mundo que cree en ellos y de los cineastas que también los hacen posibles.

Espíritu sagrado (Chema García Ibarra, 2021)

Espíritu sagrado (Chema García Ibarra, 2021)

Alberto Hernando

Years and Years (Russell T. Davies, 2019) [Miniserie] – Porque el colapso es eso.

Descubrir a Iván Illich (Últimas conversaciones con Iván Illich, David Cayley) [Libro] – Porque nadie ha pensado ni practicado las redes de amistad como resistencia como él. En sus ideas resuenan algunas de las mejores películas que vi este año, como Quién lo impide, de Jonás Trueba.

Vacaciones en Roma [Viaje] – Porque en las diferencias entre Bernini (teatral, dramático) y Borromini (abstracto, desde la luz y el espacio) hay ecos de algunos debates cinematográficos. Y otras imágenes muy cinematográficas: las ruinas de Villa Adriana, la Fontana di Trevi sin turistas y el Vaticano sin colas, la ciudad del turismo vacía… Y los placeres privados de todo viaje, que guardo para mí. 

Wong Kar Wai, David Cronenberg, David Lynch… Ojalá más reestrenos con los que revisar las filmografías así. Volver a ver todas las películas de Cronenberg ha sido una de las mejores experiencias del 2021.

Cristina Morales, Sara Mesa, Andrea Abreu, Elena Medel [Literatura] – Comprobar en un año cómo lo mejor de la literatura actual se escribe en femenino. Y combinarlo con Los Episodios Nacionales de Galdós.

Mantener un cinefórum semanal con seis amigos, en privado y sin necesidad de rentabilizarlo. Una de las pocas cosas buenas que surgieron de la pandemia y aún permanecen. Allí he descubierto cuánto me gusta Bertrand Tavernier, la Bella durmiente (de Ado Arrieta), The Pleasure of Being Robbed, Viaje a Sils Maria

Ni Destello Bravío, ni Espíritu sagrado, la mayor y mejor producción de riesgo española que he visto este año se llama Comedia sin título, y es teatro.

Reencuentros y descubrimientos: Céline Sciamma (Petite Maman es un milagro), Whit Stillman, Éric Rohmer, Pasolini y Los ángeles de Charlie, ver Girls, Libertad de Urbizu (no la otra), Emmanuel Mouret, Malmkrog, Paul Verhoeven, Titane, La mujer que escapó, James Bond (la nueva no), la serie de Steve McQueen, Spring Blossom de Suzanne Lindon, Uno de nosotros de Thomas Bezucha, Ryûsuke Hamaguchi…

Malmkrog (Cristi Puiu, 2020)

Malmkrog (Cristi Puiu, 2020)

Óscar Iglesias

Los excesos manieristas de los grandes cineastas.

Muchas de las películas que más me gustaron de este año suponían penetrar hacia una dimensión más autorreferencial en la puesta en escena de cineastas que ya eran idiosincráticos en sí mismos: películas en plan “aquí tienes dos tazas de caldo”. The French Dispatch, de Wes Anderson, o Annette, de Leos Carax, fueron deliberadamente polarizantes, para mí geniales. En cambio, no comulgué con la Benedetta de Verhoeven (fue la favorita de mi pareja), aunque le reconozco su entrega kamikaze al “más es más”. Supongo que la opción de consenso de esta cosecha de cine hiperbolizado sería el Dune de Denis Villenueve; no conozco a nadie que no saliese encantado de estas dos horas y pico de prolegómenos.

Las columnas de Pablo Batalla.

Conocía desde hace tiempo a Pablo Batalla por su buen hacer como director del periódico Semana Negra de Xixón, pero al parecer 2021 será el año de su consagración masiva tras haber sido fichado como columnista en medios como CTXT o La Marea. En sus artículos, así como en su reciente libro Los nuevos odres del nacionalismo español, sabe explicar con claridad y brillantez (conceptos no excluyentes) los males que nos afectan en esta nueva, nueva normalidad.

El videoclip de Montero (Call me by your name).

Los poco más de 3 minutos que dura el viral de su canción Montero (Call me by your name), lap dance satánico incluído, le sirvieron al rapero Lil Nas X para catapultarse al estrellato al mismo tiempo que se mofaba de la educación patriarcal y hacía un importante manifiesto de visibilidad en una comunidad aún muy hermética. ¡Cómo no tener fe en las nuevas generaciones, viendo lo preparadas que vienen!

El fenómeno Drag Race en España.

Uno tenía miedo de ver cómo iban a adaptar este formato de talent show de transformistas que lleva temporadas arrasando en el mundo anglosajón a las peculiaridades del panorama catódico hispano, más dado a los realities histriónicos del salseo sentimental que a los de artes y oficios. Contra todo pronóstico, el trasvase fue un éxito: Drag Race España conquistó lo mainstream (tournée teatral incluída) sin sacrificar su enfoque de nicho queer, siendo sus principales bazas el montaje dinámico y un elenco lleno de divas carismáticas. Larga vida a las drag queens nacionales.

WandaVision.

Hay voces que aventuran una cierta fatiga superheroica y que el género muestra signos de extenuación e hiperexplotación. Pero, los hechos no les dan la razón: la mejor serie del año fue la protagonizada por la Bruja Escarlata y Visión. La clave está en seguir aplicando I+D al molde original de MCU: homenajes y pastiches de sitcoms televisivas del siglo XX, una mystery box al estilo Abrams o Shyamalan donde todas las piezas encajan, entremeses camp de la mano de Kathryn Hahn, equilibrio entre desarrollo del universo transmedia y el arco argumental de los personajes… Ojalá el audiovisual convencional acostumbrase a ser tan imaginativo y transgresor.

Primavera para Madrid y los cómics de no ficción.

Como testigo de la valiente Primavera para Madrid de Magius (una documentadísima sátira sobre las tramas de corrupción del PP de la capital estatal, reciente Premio Nacional del Cómic), la banda diseñada se destapó como el medio ideal para ensayos, memorias e historias de no ficción. Antes de la crisis del papel, estos meses llegaban a las estanterías de las librerías varios ejemplos meritorios de esta tendencia, como el álbum Vinyetari (con los ganadores y finalistas del concurso del diario Ara), No siento nada de Liv Strömquist, El secreto de la fuerza sobrehumana de Alison Bechdel, La soledad del dibujante de Adrian Tomine, Oleg de Frederick Peeters, Todo bajo el sol de Ana Penyas o Warburg & Beach de Jorge Carrión y Javier Olivares, por citar algunos.

El jardín de las delicias en Matadero Madrid.

“Una invitación a repensar y conectar desde lo contemporáneo con la obra maestra de Hieronymus Bosch.” Las experiencias expositivas del siglo XXI deberían ser como las de esta muestra colectiva: interactividad, pluridisciplinariedad, recontextualización, museística inmersiva, y además gratis (mejor que no lo sepa el alcalde de Ourense o le dará un síncope). Una veintena de jardines que dan para perderse tardes enteras en ellos.

Campo de plumas.

Muy necesaria esta selección de poemas LGTB+, editados y traducidos al gallego por Jesús Castro Yáñez; publicados además en la colección juvenil de Rinoceronte, con la intención de acercarlos a lectores jóvenes. Cómo me hubiese gustado haber leído una recopilación como esta en mi adolescencia de club de los poetas muertos.

Annette (Leos Carax, 2021)

Annette (Leos Carax, 2021)

Víctor Navarro Remesal

Acaso por el desorden pandémico, me cuesta encontrar los límites y el relato unificador de este año: ¿aquello se estrenó en diciembre de 2020 o ya en febrero? ¿Es esta serie nueva o solo se quedó pendiente? ¿De qué ha ido este 2021? En mi caso, solo veo clara la confirmación de una agradecida desconexión con las presiones de la actualidad: este ha sido un año de feliz dispersión y contrastes, de ir a macrosalas y acto seguido aplaudir un clásico rescatado. Si tuviera que encontrar hitos, quedaría algo así:

1. Netflix cuida la comedia más de nicho, con la segunda temporada de I Think You Should Leave, de Tim Robinson, y la primera de Aunty Donna’s Big Ol’ House of Fun, ambos programas de sketches con una energía demente que me ha mantenido cuerdo.  

2. La animación ha deslumbrado. Nos ha llegado al fin Evangelion 3.0+1.0, mi estreno favorito del año, y me han pillado por sorpresa La cumbre de los dioses y Los Mitchell contra las máquinas. Además, el stop-motion ha tenido un año dorado, con Pui Pui Molcar, Junk Head, Mad God y los dos especiales de Navidad de Aardman.

3. El ciclo Universo David Lynch demuestra que los cines independientes siguen teniendo sentido y que los clásicos pueden llenar salas (yo tuve la suerte de presentar varias sesiones en CineCiutat, en Palma).  

4. Dinamarca y Mads Mikkelsen golpean dos veces, con Otra ronda y Riders of Justice, de Anders Thomas Jensen, candidata a mi película favorita del año. 

5. Tux and Fanny. Expansión de la serie animada de Instagram/película underground, este juego me ha enamorado con su caja de sorpresas inagotable.  

6. Los juegos de Gagex. Esta compañía japonesa se ha especializado en producciones de móvil que combinan el juego idle con la gestión de negocios y narrativas emotivas en forma de visual novel, línea que han continuado con Showa Candy Shop 3 y Hungry Hearts Diner 2, pero en 2021 además se han lanzado con una aventura narrativa para consola, The Kids We Were.  

7. El cine de acción ha demostrado este año todo lo que da de sí, con el cuerpo a cuerpo de Nobody, las coreografías hipnóticas y dramáticas de Rurouni Kenshin: The Final y The Beginning, la lucha de kaijus de Godzilla vs. Kong (la película que más claro ha tenido lo que hacía) y las persecuciones cartoon de Fast & Furious 9.  

8. Dos nuevos clásicos navideños improbables: Silent Night (¡qué guion!) y The Green Knight (¡qué enunciación!).

9. Hong Sang-soo y Naomi Kawase, que coincidieron en verano en taquilla con La mujer que escapó y Madres verdaderas.

10. Más allá de los dos minutos infinitos, quizá la mayor sorpresa del año. Entre ella, Riders of Justice, Silent Night y Evangelion 3.0+1.0 estaría mi favorita de 2021, pero ante un año tan disperso y completo, ¿acaso hay que elegir?

Evangelion 3.0+1.0 ( Hideaki Anno, Kazuya Tsurumaki, Mahiro Maeda, 2021)

Evangelion 3.0+1.0 ( Hideaki Anno, Kazuya Tsurumaki, Mahiro Maeda, 2021)

Nacho Ozores 

A medida que se acerca el final de este año, me doy cuenta de que me han faltado muchas cosas por ver, leer y escuchar, y estoy seguro de que muchas de ellas entrarían en esta lista, pero como no se puede querer estar al día de todo (y menos mal), aquí dejo mis recomendaciones de lo que más me llamó la atención este año.

Empezando por la película Quo Vadis, Aida?, de Jasmila Zbanic, que narra un cruel acontecimiento histórico en el que 8.372 personas de etnia bosnia musulmana fueron asesinadas a manos del ejército serbio. Lo cuenta a través de los desesperados  intentos de una mujer que trabaja como traductora para la ONU, pero que por encima de todo es una madre que trata de proteger a su familia de la muerte. Esta dureza  y esta temática también está plasmada en la segunda recomendación: Masacre: Ven y mira, de Elem Klimov, que aunque sea una peli de 1985 de la URSS, este año se hizo más conocida y accesible por el estreno de su copia restaurada. Relata los horrores de la guerra a través de los ojos de un niño que quiere ir a ella, pero que progresivamente se va estremeciendo y endureciendo al ser testigo directo del sufrimiento ajeno. La tercera recomendación viene de una bonita experiencia que tuve el año pasado rodando la película Tres, de Juanjo Giménez, que se estrenó hace unas semanas en salas. No solo quiero destacarla por haber sido un rodaje que me reconectó con la profesión, sino porque merece la pena resaltar la originalidad de su propuesta, el tratamiento sonoro y la brillante interpretación de Marta Nieto, encarnando a una diseñadora de sonido que pierde la sincronía en su vida y comienza a escucharlo todo con retardo. Cine de autor hecho en casa. La siguiente es una película colombiana dirigida por Fernando Trueba, El Olvido que Seremos, una de esas pelis que te hacen salir del cine con el corazón caliente, en buena parte por la historia, pero también gracias a la interpretación de Javier Cámara, que da vida a un médico activista por los derechos humanos en el complicado Medellín de los años 70. Tampoco puedo dejar de recomendar la película británica Surge, de Aneil Karia, donde Ben Whishaw interpreta de forma deslumbrante a un hombre torturado con trastorno bipolar que está a punto de sufrir un ataque maníaco por las calles londinenses, desencadenado por su contexto vital. Una mirada limpia, que comprende sin juzgar este tipo de enfermedades mentales, y sobre todo, nos hace recordar la importancia de la salud mental y emocional en estos tiempos. Por último, quiero recomendar el libro Greenlights, de Matthew McConaughey, donde el actor cuenta su experiencia de vida después de cumplir 50 años, pero más que un libro de memorias o de consejos, me sorprendió por ser un libro de reflexión  sobre la vida y sobre los pequeños destellos de aprendizaje que uno va descubriendo por el camino, las luces verdes.

Quo Vadis, Aida? (Jasmila Žbanić, 2020)

Quo Vadis, Aida? (Jasmila Žbanić, 2020)

Aldara Pagán

Estirando el chicle, Carolina Iglesias, Victoria Martín

El podcast de Carolina Iglesias y Victoria Martín fue para mí una de las mejores cosas de este 2021. Esta imprescindible sesión radiofónica nacida a partir de la necesidad de “rajar” sobre todas las cosas indignantes, llega a alcanzar el puesto de podcast más escuchado de España, recibe un premio Ondas 2021 a mejor podcast y hace un par de días se convirtió en el primer espectáculo (con su sesión en directo) no musical en agotar todas las entradas para el WiZink Center en menos de 24 horas. Carolina Iglesias y Victoria Martín gustan, hacen reír y emocionan porque son reales y hablan de problemas reales con la mayor naturalidad del mundo. Tratan temas como la amistad, la violencia machista, el sexo, las RRSS, el mundo laboral, la vida en pareja, la maternidad, las drogas, la salud mental, la cuestión del género, la fiesta, la ansiedad, la rabia contenida, o hasta la simple necesidad de cantar, reír o chillar. Todo esto acompañado de grandes invitadas como Chelo García Cortés, Rigoberta Bandini, Manuela Carmena, Inés Hernand, Amarna Miller, Abril Zamora o Mónica Carrillo. 

Caliente, Luna Miguel

A principios de este año se publicó Caliente, de Luna Miguel. Un libro que me reventó entera. La autora, que ya me conquistó hace años con obras como Los estómagos, El funeral de Lolita o El coloquio de las perras, parte esta vez de un corazón roto y, alrededor de esto, construye un relato y toda una teoría crítica sobre temas como el deseo, el amor plural o el autoplacer, partiendo de su experiencia personal. Durante todo Caliente, encontramos además un diálogo constante entre la autora y otras grandes escritoras, vivas y muertas, a las que admira y cuyas teorías revisita y debate en busca de respuestas. Gracias, Luna. Lloré, reflexioné, me enorgullecí, me cuestioné y aprendí a quererme mejor a mí y a los otros leyéndote. 

Vida perfecta, Leticia Dolera

La segunda temporada de Vida perfecta, la serie de Leticia Dolera, se hizo de rogar, pero por fin llegó, a punto de terminar este año 2021. La primera parte de esta obra fue aclamada por el público y por la crítica: estrenada en el Festival Internacional de San Sebastián, Palma en la segunda edición de Cannes Series a la mejor serie, Premio Feroz a la mejor serie de comedia, Premio Fotogramas de Plata a la mejor serie de televisión… Y la segunda tiene todas las papeletas para no quedarse atrás. Vida perfecta te toca las entrañas de una manera casi invisible pero realmente inolvidable. El tratamiento de la crisis, del miedo, de la felicidad, el cuestionamiento de la moral y la firmeza de sus personajes hace que se convierta en una de las mejores series españolas de los últimos tiempos. 

Shego, Maite, Raquel, Irene, Aroa

Vienes a invitarnos a copas / Dices: «Sois tan diferentes a las otras, joder” / «Os iría mejor si vinierais a mi casa y me comierais un poquito la polla” / Llámame por mi nombre y cierra la boca / Prefiero respeto / No me ofrezcas coca, no / Cállate, cierra la boca / Ten cuidado conmigo / Que me vuelvo loca

Shego llegó a mi vida este año para robarme totalmente el corazón, para decir todas esas cosas que necesitas gritar tantas veces pero no acabas de hacerlo. Shego son Maite, Raquel, Irene y Aroa. La banda nace en Madrid, y va desde lo punk, el lo-fi y el pop hasta sonidos más electrónicos y raveros. Tienen furia, diversión, estilo y los pies en la tierra. Estoy deseando conocer todo su nuevo trabajo para este 2022. 

Espíritu Sagrado, Chema García Ibarra

Una de las películas que más me maravilló en los últimos tiempos fue Espíritu Sagrado. Una cinta para extraterrestres, para muertos, para no humanos. Chema García Ibarra es capaz de hacerte reír a lágrima viva, y sin que te enteres, apuñalarte en el estómago con esta pieza. Un humor que recuerda al estilo de Cuerda, pero mucho mejor, con más gusto. 

Deborah Phillips, (S8) Mostra de Cinema Periférico

En este 2021, tuve la gran suerte de conocer a Deborah Phillips, gracias al espacio que el (S8) Mostra de Cinema Periférico de A Coruña le dedicó en esta edición a la cineasta alemana. Phillips, que lleva creando desde los años 80, es un claro ejemplo de la relación entre las bellas artes y el cine. Viaja por lo fílmico a través de los collages, la pintura, los objetos encontrados, el contraste de colores y objetos y sonidos, usando transparencias, laca de uñas, apostando por el cine sin cámara. Puso al público del festival en pie, aplaudiendo, sonriendo y celebrando el trabajo y la vida de la artista. Deborah Phillips es una mujer, una artista, inolvidable.

Samantha Hudson

La presencia mediática de Samantha Hudson en los últimos tiempos ha crecido como la espuma. Su carrera despunta y asombra en todos lados. Con su nuevo single, “Por España”, Hudson desmonta ese rancio concepto de españolidad que vuelve a brotar en la actualidad, atreviéndose a flirtear con la figura de Francisco Franco y hasta a dispararle en la cabeza. Los shows de esta diva llenan teatros y sus looks arrasan en las alfombras rojas de todos los eventos. Combinado con todo eso, su personalidad irresistible, performática y su fuerte conciencia de clase están consiguiendo que se convierta en un claro ídolo generacional. Si hubiera elecciones en España a día de hoy, las ganaría Samantha Hudson.

Solaina Galería, Antía Carreira, Sergio Marey

Solaina Galería nace en Lugo en el 2020, de la mano de Antía Carreira y Sergio Marey. Empezó haciendo ruido y llamando la atención del mundo artístico gallego. Un espacio alternativo, punk, libre y con las puertas abiertas. En este 2021, afianzó totalmente su propósito. Solaina Galería se convierte ya en un símbolo de la creación artística emergente gallega, un punto de encuentro, de ayuda y de compartir. Carreira y Marey lo tienen claro y quieren apostar por las nuevas generaciones, esas a las que ellos pertenecen y a las que grandes espacios museísticos, festivales o instituciones les dan la espalda. Y sinceramente, yo, espero que les den todos los euros de Galicia y parte del extranjero para que sigan haciendo grande su maravillosa galería.

Billy’s Violence, Needcompany

Billy’s Violence, de la Needcompany, pudo verse en este 2021 en la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia. Para mí, uno de los mejores espectáculos de esta edición de la MIT. La compañía fue creada por Jan Lawers y Grace Ellen Barkey en 1986, y desde entonces establecieron un proyecto multicultural y multinacional, siempre con el cuestionamiento del lenguaje artístico y con la belleza como lugares de referencia para la creación. Siguiendo su camino de deconstrucción de los clásicos, la Needcompany hace en Billy’s Violence un recorrido por diez de las tragedias de William Shakespeare. Un cúmulo de violentas escenas, con las mujeres como protagonistas, que tratan tanto de la violencia en el teatro, en la época de Shakespeare, como en nuestra vida actual.

La performatividad de las imágenes, Andrea Soto Calderón

Finalizo este listado con el libro La performatividad de las imágenes, de Andrea Soto Calderón, que para mí ya se ha convertido en una de esas lecturas imprescindibles para entender el mundo, o intentarlo. La obra se plantea como una línea digresiva respeto “a las reflexiones críticas en relación a las imágenes que se lamentan sobre el estado de nuestro presente”. Un presente que “se caracteriza por una mezcla de refinamiento tecnológico y extrema estupidez, una pérdida de interés en la realidad de la vida y un deseo radical de huir del cuerpo para entregarse a la seducción de las imágenes”. Esto, según la autora, conduce a la desrealización de la vida, el desprecio por la realidad concreta.

Estirando el chicle (Carolina Iglesias, Victoria Martín)

Estirando el chicle (Carolina Iglesias, Victoria Martín)

Víctor Paz

8 CINEASTAS QUE QUEDARÁN EN EL RECUERDO

1. Apichatpong Weerasethakul – Memoria 

Un Apitcha en forma, cómodo en terreno colombiano desarrollando sus temas y estética habitual. La novedad es el tratamiento sonoro, literalmente de otro mundo.

2. Leos Carax – Annette

Libertad creativa total sin miedo alguno al ridículo, sin barreras. Es un filme gozoso, complejo e incómodo en lo temático y lo formal. Adam Driver es una bestia de la interpretación.

3. Ryûsuke Hamaguchi – 偶然と想像 (Ruleta de la fortuna y la fantasía) + ドライブ・マイ・カ (Drive My Car)

Pocas veces en la historia del cine habrá alguien hecho dos obras maestras en un año. Me gusta de ambas su trabajada estructura argumental, su pulso narrativo y la sobresaliente dirección de actores, apoyados en excelentes diálogos. Al fin y al cabo, creo que conecto con la sensibilidad del japonés, y eso es lo que me hace adorarlo.

4. Yuri Ancarani – Atlantide

Como si pillas una de A todo gas pero con lanchas por los canales de Venecia y le das un aire de youtuber documentalista con música urbana petándote los tímpanos. La edición es de una radicalidad a aplaudir.

5. Pedro Almodóvar – Madres paralelas

Un filme valiente en el que el manchego se muestra a corazón abierto en torno a los conceptos de la maternidad y la memoria histórica. Esa última escena quita el aliento, de lo mejor que ha rodado Almodóvar. Penélope Cruz nunca había brillado tanto. 

6. Abel Ferrara – Zeros and Ones

El mejor filme que existe sobre el confinamiento, por mucho que se disfrace de thriller psicótico. Ferrara deja fluir sus paranoias apocalípticas en un nuevo ejercicio de cine como terapia. Igual de críptica que sus cintas recientes, pero menos alegórica, más directa. Muy juguetona con la imagen digital. Un llanto de artista libre enjaulado.

7. Alexandre Koberidze – Ras vkhedavt, rodesac cas vukurebt?

Bonita y original sinfonía urbana con forma de elegante comedia romántica.

8. Ridley Scott – The Last Duel

Crudo filme de época a lo Rashomon sobre lo esquiva que puede resultar la verdad. Me gusta de él que no juzgue a los personajes y presente sus versiones de los hechos sin trucos maniqueos. Arma un inteligente discurso feminista sin la necesidad de presentarse como militante. Vaya pedazo de actriz Jodie Comer.

UNA SESIÓN DE CORTOS IDEAL

In Flow of Words (Eliane Esther Bots, 2021) + Surviving You, Always (Morgan Quaintance, 2020) + Imperdonable (Marlén Viñayo, 2020) + Le quattro strade (Alice Rohrwacher, 2021).

Son títulos que, con distintas aproximaciones al cine de no ficción, hablan de nuestra realidad actual con rigor y cada uno de ellos desde su propia singularidad.

LOS CLÁSICOS (RE)DESCUBIERTOS

La obra completa de Márta Mészáros, que está recuperando MUBI haciendo uso de nuevas restauraciones de la Filmoteca Húngara; y dos cintas de Bette Gordon, a quien Play-Doc dedicó este año un completo ciclo: The United States of America (1975, junto a James Benning) y Variety (1983).

Memoria (Apichatpong Weerasethakul, 2021)

Memoria (Apichatpong Weerasethakul, 2021)

Jorge Pérez Iglesias

The Suicide Squad (James Gunn, 2021)

La película de autor más cara de la historia hace gala de un desenfreno visual, una irreverencia narrativa y un sentido del exceso que hacen de esta cinta uno de los relatos mainstream más libres jamás realizados.  Una oda al escapismo que pone en valor la capacidad de creador de la diversión más absoluta de un genio creativo llamado James Gunn.

Small Axe (1×02, Lovers Rock)

La serie de capítulos autoconclusivos del formidable Steve McQueen tiene en su capítulo  Lovers Rock el discurso en imagen más puro que recuerdo. La música y los cuerpos como reivindicadores de una identidad aplastada es simplemente perfecto. Y en solo  68 minutos.

Espíritu Sagrado (Chema García Ibarra, 2021)

Una historia de secuestros infantiles, con conspiraciones extraterrestres, teñida de un costumbrismo levantino entrañable, con actores no profesionales y rodada en un feísta 16mm. Una maravilla única.

The Wrath of Man (Guy Ritchie , 2021)

El Guy Ritchie más áspero y menos manierista es el que nos ha traído su mejor cinta desde Snatch. Cine negro sobrio, seco que ataca como un puñetazo en el estómago. 

Succession (3×05 Retired Janitors of Idaho)

Es la serie de moda y lo es con razón. En el 5º episodio de su nueva temporada explota como lo que siempre fue: una comedia. Posiblemente los momentos más WTF y los más descacharrantes de la serie están en 60 minutos que deberían ser ya historia de la televisión. Los Roy son los Bluth del siglo XXI.

Candyman (Nia DaCosta, 2021)

Un remake-reboot que resignifica todos los Candyman anteriores y que pone su foco. Una cinta oscura, pesimista, dolorosa y con un subtexto socioracial tremendamente bien realizado.

Ted Lasso (2×09 Beard after hours)

Un Jo, ¡qué noche! para el siglo XXI magistral.

Los Felices Veinte (Orange TV)

Si el año pasado el late night de Vigalondo destacó como lo mejor de la televisión española, en esta segunda temporada el programa se mete en laberintos narrativos muy difíciles de explicar con palabras. El tríptico que forman los programas de Carlos Areces, Miguel Maldonado y Raul Cimas construye un discurso sobre la incomodidad, la ultraviolencia y la entropía directamente suicida.

The Suicide Squad (James Gunn, 2021)

The Suicide Squad (James Gunn, 2021)

Marta Pérez Pereiro

El año pasado hice para la revista una lista de urgencia, obligada por la responsabilidad, sin ganas. Y siendo consciente de que apenas me había preocupado por lo que veía en uno de los peores años que recuerdo en mi vida (o el peor). Puede ser que este no haya mejorado sustancialmente (algo sí) pero decidí dejar de tener vergüenza por estar triste. Así que mi lista de este año tiene la emoción como único motor de búsqueda, el algoritmo de las lágrimas, la mayoría de ellas de pura alegría por asistir a la belleza de cómo una historia ajena puede salvarte por unas horas, a veces días.

Así que no puedo dejar de empezar por Petite maman, de Céline Sciamma, la película más inteligente que he visto en mucho tiempo, con una sencillez que consigue llegar tan lejos, abrazarte el corazón, como dice @zarapalleira, sin que te parezca mal que lo haga.

Otra película muy diferente, pero que hizo que dejara mojado el reposabrazos de Numax, es A metamorfose dos pássaros, de Catalina Vasconcelos, un relato hecho de pedazos de cartas, mi medio de comunicación favorito, con unas imágenes de enorme belleza, una forma de mostrar el agua, que dan ganas de sumergirse en un lago frío, como ella misma hace, para emerger en otro lugar, aquel al que lleva este filme perfecto.

La tercera favorita sería Spencer, de Pablo Larraín, una elección inesperada porque Lady Di es un personaje histórico que, como adolescente en los 90, siempre me pareció repugnante. Tampoco Kristen Stewart era santa de mi devoción, pero en esta película consigue borrar de mi cabeza su careto abúlico de la saga Crepúsculo por crear no a Lady Di, sino una nueva Lady Di, y no importa que sea otra, porque esto no es un biopic y ella llena la pantalla.

Eles transportan a morte, de Helena Girón e Samuel Delgado, no es una película de llorar, pero tiene emociones contenidas que la espectadora tiene que ir hilando en un relato en paralelo entre marineros huidos, con el volcán de la Palma a lo lejos, y las mujeres que esperan por ellos en la tierra. Es también emocionante que el cine gallego siga dándonos obras cuidadas y sutiles como esta película en la que me encanta el trabajo que se hace con el archivo. Y una emoción más: gracias siempre, Beli.

Fuera de la actualidad llegó a mi una película de la que no supe en su momento, pero que tenía que llegar. Vi Santiago (2007), de João Moreira Salles, conmocionada con la forma en la que el autor retrata al que fuera el mayordomo de su familia y cómo habla de él mismo, de su falta de atención, de su egoísmo como director, a través de su personaje. Una honestidad que creo que debería ser una de las marcas del cine que hagamos y veamos.

A metamorfose dos pássaros (Catalina Vasconcelos, 2021)

A metamorfose dos pássaros (Catalina Vasconcelos, 2021)

Daniel Ribas

Este año ha sido particularmente extraño. La apertura de los cines ha traído un torrente de películas, pero me he quedado con la sensación de que me faltaba emocionarme más con ellas. Este interregno pandémico nos ha quitado sensibilidad, o le hemos exigido más a las películas. Presento aquí las diez películas que más me han marcado en 2021. Películas estrenadas en Portugal o vistas por primera vez en festivales.

Si yo fuera el invierno mismo, Jazmín López (2020)

La Flor, Mariano Llinás (2018)

Bad Luck Banging or Loony Porn, Radu Jude (2021)

What Do We See When We Look at the Sky?, Alexandre Koberidze (2021)

The Card Counter, Paul Schrader (2021)

Azor, Andreas Fontana (2021)

Petite Maman, Céline Sciamma (2021)

Succession, Season 3, Episode 7 (Too Much Birthday) (2021)

A Night of Knowing Nothing, Payal Kapadia (2021)

O Movimento das Coisas, Manuela Serra (1985)

Succession (Jesse Armstrong)

Succession (Jesse Armstrong)

Brais Romero Suárez

Llega el momento de realizar el repaso a 2021 y, personalmente, no sé si lo quiero hacer. De lejos, este fue el peor año de los 31 que llevo. Todo lo malo que pudo pasar, pasó. Fue un año convulso donde la vida, profesional y personal, quiso ver qué pasaba si metemos todo en la coctelera. El resultado: la súbita realización de que la etapa adulta era un engaño. En medio de este huracán, descubrí que es lo que realmente quiero: la honestidad, la verdad, lo auténtico (que no lo perfecto). Este año ha sido el año en el que, con diferencia, más cine he consumido (en parte por trabajo, en parte por gusto); y también el año en el que menos, y mejor, he escrito. 2021 es, desde luego, un punto de inflexión.

Por eso este año no voy a hacer una lista numerada, sino un texto breve. Quiero destacar a las personas, ellas saben quienes son, y saben por qué el primer recuerdo va para ellas. Cada vez valoro más lo humano, y cada vez quiero ser más emocional: si estoy triste lloro, si quiero reir, río. Nadie puede mandar en mis emociones. Quiero destacar también la solidaridad, capacidad humana que parece en riesgo de extinción, pero que aún se puede encontrar en algunas personas. La autenticidad de los proyectos de las artistas que se desnudan en su obra sin miedo a ser juzgadas y sin utilizar ninguna máscara, a vosotras, mi respeto y admiración, ojalá tener la valentía para hacer lo mismo.

Y hablar de cine. El cine es una experiencia tremendamente aburrida si no se tiene con quien compartirla. Hablar de cine es hablar de la vida. Dios bendiga a los cineclubes que hacemos en nuestras casas y los coloquios que se alargan hasta el desayuno del día siguiente, aún con el pelo sin domar tras la batalla con la almohada, hablando de aquel detalle en el que no dejas de pensar. Que nunca nos quiten esto.

Sin orden de preferencia, algunas cosas honestas y bonitas hechas en este 2021: Welcome to ma maison (Andrés Goteira), Treinta grados de separación (Paula Pérez), Fóra (canción de Grande Amore), 918 Gau (Arantza Santesteban), Diarios de Otsoga (Maureen Fazendeiro, Miguel Gomes).

918 Gau (Arantza Santesteban)

918 Gau (Arantza Santesteban)

Jesús Silva Vilas

Hacer balance del 2021 se revela como una tarea aún más complicada que el año pasado. A nivel personal, muchos de los males que dejó el 2020, como la apatía de los meses de confinamiento y las limitadas oportunidades para juntarnos cómodamente (bien sea en un bar o frente a una pantalla de cine), se extendieron inevitablemente a lo largo de este año que termina. Entender que la “nueva normalidad” no era aquello que muchos esperábamos, sino un proceso cíclico de aceptación y frustración, acabó filtrándose en muchos ámbitos de la vida. A pesar de contar con una oferta inabarcable al alcance de la mano, y con una lista de obras pendientes que no hace más que crecer, la sensación de abulia general logró imponerse en demasiadas ocasiones, haciendo que 2021 fuese uno de los años en los que menos cine he consumido. Pasaron días, e incluso semanas, de auténtica travesía por el desierto, que se vio recompensada por pequeños oasis y victorias inesperadas. Con la esperanza de revertir la tendencia el próximo año, ahora toca brindar por las cosas que hicieron el 2021 mucho más tolerable. Por esos momentos de triunfo sobre la indiferencia y el pesimismo:

– Hablando estrictamente de cine, este año disfruté (y sufrí) con joyas de la temporada como Petite Maman (Céline Sciamma, 2021), Quo Vadis, Aida? (Jasmila Žbanić, 2020), Flee (Jonas Poher Rasmussen, 2021), Great Freedom (Sebastian Meise, 2021), Imaculat (Monica Stan, 2021), L’evenement (Audrey Diwan, 2021), Espíritu Sagrado (Chema García Ibarra, 2021) o Rendir los machos (David Pantaleón, 2021), además de saldar cuentas pendientes con títulos como Lazzaro feliz (Alice Rohrwacher, 2018) y algún clásico.

– Tengo que destacar especialmente a Bo Burnham, que con Inside logró describir como nadie ese funny feeling que ha impregnado estos últimos años…

– Si 2021 fue modesto en cuanto a cine, todavía lo fue más en lo que se refiere a series. Abocado al puro escapismo, me limité a avanzar con The Office y encontrar happy places para disfrutar y desconectar en familia, como All Creatures Great and Small y Good Omens.

– También fue un año de probar cosas nuevas y abrir la puerta a formatos como la newsletter (epístolas digitales) o los podcasts, que auguro seguirán formando parte de mi vida en un futuro próximo.

– A pesar de las limitaciones, asistir a festivales de cine volvió a ser una de las experiencias más intensas y gratificantes del año, ya sea como público, invitado o (especialmente) como parte de la organización.

– Finalmente, fue un auténtico orgullo celebrar el décimo aniversario de A Cuarta Parede y recibir el Premio Sellier de la Academia Galega do Audiovisual. Gracias a todas las personas que lo hicieron posible.

Inside (Bo Burnham, 2021)

Inside (Bo Burnham, 2021)

Cibrán Tenreiro

Diarios de Otsoga (Miguel Gomes e Maureen Fazendeiro)

Cuñados (Toño López)

El Cineclube de Compostela na Casa

El ciclo de Aki Kaurismäki en NUMAX

As leis de Celavella (Cheché Carmona, Eligio R. Montero, Puri Seixido, Pepe Coira)

The Beatles: Get Back (Peter Jackson)

A comuñón da miña prima Andrea (Brandán Cerviño)

Formigón (Antía Carreira)

Dorothé na vila (Alejandro Gándara e Olaia Tubío)

Rocío: contar la verdad para seguir viva (Adrián Madrid, Óscar Cornejo, Ana Isabel Peces)

El otro día vi a mi amiga Paula en el festival Novos Cinemas. Llevábamos muchos meses sin vernos y quedamos justo antes de que empezase la proyección de A virxe roxa de Marcos Nine. Cuando iban a empezar a hablar las autoridades le dije “qué pena que vayamos a ver una película, ahora mismo tengo más ganas de ir a un bar y estar de cháchara”. Pero la paciencia valió la pena, porque la película estaba muy bien y así tuvimos algo más de lo que hablar. Con esto quiero decir que a mí el cine y el arte en general me gustan, pero lo que realmente me gusta es hablar. Este año lo pasé muy bien viendo algunas cosas yo solo (o no solo del todo, pero sin comentarlas mucho con nadie) como The Velvet Underground o la serie Home Ground o Drive My Car o Red Line 7000 o Diarios de Otsoga. Pero lo que más feliz me hizo fue compartir proyecciones con otra gente, y ahora me viene a la cabeza lo bonito de ver Cuñados y reír con toda la sala, o de comentar el agobio de Spencer a la salida, o de volver a ver Leningrad Cowboys Go America y La chica de la fábrica de cerillas en el cine con los amigos Esturao y Choche, que no la habían visto (riendo en la primera y sufriendo en la segunda), o de dejarnos convencer por otra amiga, Camila, para ver As leis de Celavella, e ir contando nuestros avances y quién pensamos que mató a Susana en el remanso. 

Otra cosa es que para hablar no hace falta estar en el mismo sitio, y esto también es bonito. En los primeros meses del año, estuvimos haciendo sesiones virtuales del Cineclube de Compostela y hubo algunas preciosas (como la del archivo de la TVG o la de Limites de Alberte Pagán). En el último mes estuve hablando en persona o por Whatsapp sobre The Beatles: Get Back (Peter Jackson). Qué experiencia más rara poder pasar ocho horas mirando a los Beatles trabajar y saber que a veces estaban inspirados y a veces no, que a veces estaban enfadados y a veces no, que eran humanos y también sobrehumanos a la vez. Por el medio, otras cosas de las hablamos mucho: las sesiones de Planeta GZ de Curtocircuíto (sobre todo de A comuñón da miña prima Andrea de Brandán Cerviño e Formigón de Antía Carreira), Poto e Cabengo en la MICE, Dorothé na vila… Y bueno, esto sin contar con Rocío: Contar la verdad para seguir viva, que realmente si la intención es la de dar que hablar, en mi caso le ganó por goleada este año a cualquier cosa y me sirvió lo mismo para la facultad que para casa de mi abuela.

Cuñaos (Toño López, 2021)

Cuñaos (Toño López, 2021)

Antón Varela 

Este año empeoraron para mí los males que habían surgido en el anterior. Quizá incluso antes. No vi apenas “películas de 2021”. No vi apenas ciclos de autores o de temas. No se presentaron continuidades entre los títulos que tuve a bien visitar. Ahora mismo soy un espectador flotando en un caos de indecisión donde la siguiente película que atienda puede venir recomendada por un tweet aislado de algún desconocido, por la programación de la Filmoteca de Galicia, por la tiranía del algoritmo o por una chispa de un recuerdo de un título que en algún momento archivé en la memoria. Pero ya queda muy poco del espectador activo y curioso que tira del hilo a partir de una imagen o que rastrea territorios del cine que necesita conocer.

Este año solo puedo destacar lo que pienso que es una constelación accidental. Un mapa de películas que me entusiasmaron y con las que conecté profundamente sin esperarlo. Empezó con El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, 2020). Siguió con Nación (Margarita Ledo, 2020) y más adelante se prolongó con En construcción (José Luis Guerin, 2001), Después de… (Cecilia Bartolomé, 1983) y Harlan County, USA (Barbara Kopple, 1976). Todas ellas tienen algo de mosaico antropológico y pensándolas todas juntas veo que forman parte de una historia oral y visual de los trabajadores. Pequeños ejemplos de la forma en que la “clase universal” se piensa a sí misma.

No encuentro más continuidades, excepto quizá que las dos ficciones contemporáneas que más me entusiasmaron fueron First Cow (Kelly Reichardt, 2019) y Portrait de la jeune fille en feu (Céline Sciamma, 2019). Dos películas muy distintas pero que comparten una sensibilidad tal que sus imágenes se me hacen muy próximas y a las que llegué dos años tarde. De la misma forma que las dos mejores experiencias en salas fueron, sin duda, dos reestrenos: Masacre. Ven y Mira (Elem Klimov, 1985) y The Kid (Charles Chaplin, 1921).

Por último, no puedo reprimirme en destacar la miniserie documental The Beatles: Get Back (Peter Jackson, 2021) de la que aún no sé bien qué pensar porque ya venía preso de un fanatismo cultivado desde la infancia por los Beatles y que me arrancó del espacio-tiempo durante las ocho o nueve horas que dura.

The Beatles: Get Back (Peter Jackson, 2021)

The Beatles: Get Back (Peter Jackson, 2021)

María Villamarín

Las películas que más me han gustado este año fueron dos piezas portuguesas. La primera, dentro de mi predilección por la autobiografía, fue A metamorfose dos pássaros de Catarina Vasconcelos. Una película personal y grabada de una forma genuina en la que la directora expone sus propias heridas familiares e intenta lidiar con lo que supone la muerte de una madre -en diferentes generaciones-, con los sueños insistentes alrededor de ella y los objetos y las casas que dejan las personas amadas que ya no están. La segunda es O movimento das coisas, una película de Manuela Serra estrenada en 1985, que este año llegó a los cines en copia restaurada. Una joya antropológica y un retrato de Lanheses (Viana do Castelo), el pueblo donde fue grabada, que me recuerda mucho a Limia y a la zona donde tengo la casa familiar. En mi lista también están Petite maman de la francesa Céline Sciamma, por el tacto y la delicadeza y su toque fantástico para tratar la temática del duelo desde el punto de vista de una niña. Obviamente, tengo que incluir A comuñón da miña prima Andrea de Brandán Cerviño por su brilli-brilli, y también Espíritu sagrado de Chema García Ibarra por el uso de la estética kitsch en los decorados y los recursos sonoros y visuales creados ad hoc (por ejemplo, ese canal de Elche que vaya fantasía) para generar tensión y acentuar el dramatismo de la historia. Y yo, que no soy mucho de westerns, también acabé muy sorprendida por cómo me envolvió The Power of the Dog y por la complejidad psicológica de los personajes protagonistas.

También aprendí y gocé mucho viendo el documental Summer of Soul dirigido por Questlove, y viajé por América con el hipnótico mediometrajes The United States of America (1975), de Bette Gordon y James Benning, y que se pudo ver dentro de la retrospectiva que le hicieron este año en el Play-Doc de Tui. De entre los grandes clásicos que aproveché para ver me gustaron especialmente Las grúas vuelan, de Mikhail Kalatozov (1957), un melodrama realizado con un estupendo trabajo de cámara y de gran profundidad a nivel compositivo, e Il deserto rosso de Michelangelo Antonioni (1964), por sus colores y sus paisajes urbanos y domésticos. En cuanto a series me quedo con dos caramelos que son la sueca The Restaurant (Harald Hamrell, Anna Zackrisson, Andrea Östlund, Molly Hartleb) y Bridgerton. También con una serie que mi amiga Camila insistió mucho en que viese: la primera temporada de As leis de Celavella, emitida en 2004 por la Televisión de Galicia. En cuanto a videojuegos, este 2021 fue el año de cocinar de mentira jugando a Overcooked.

A comuñón da miña prima Andrea (Brandán Cerviño, 2021)

A comuñón da miña prima Andrea (Brandán Cerviño, 2021)

Iván Villarmea

Los textos y listas de lo mejor del año ofrecen la oportunidad de pensar lo que vimos y lo que queremos ver, lo que nos fascinó y lo que nos horrorizó, o peor, lo que nos dejó indiferentes: lo que vimos y ya olvidamos. La pandemia, además, siguió condicionando el acceso a nuevos títulos, con los festivales y las salas programando contra la adversidad y las plataformas compitiendo por engordar sus respectivos catálogos: todo, lo viejo y lo nuevo, parece estar definitivamente disponible al mismo tiempo, excepto el tiempo de ver ese todo. Cada persona, en este escenario, hace lo que puede, entre el binge-watching y los visionados ocasionales, y yo también, claro: llegué a tiempo a Titane (Julia Ducournau, 2021), a Quién lo impide (Jonás Trueba, 2021) y a los Diários de Otsoga (Maureen Fazendeiro & Miguel Gomes, 2021); llegué tarde –pero valió la pena– a First Cow (Kelly Reichardt, 2019), a  Small Axe 2 – Lovers Rock (Steve McQueen, 2020) y a Malmkrog (Cristi Puiu, 2020); y aún quiero llegar –algún día, quizás mañana– a ドライブ・マイ・カ (Drive My Car, Ryusuke Hamaguchi, 2021), a The Power of the Dog (Jane Campion, 2021) y a Licorice Pizza (Paul Thomas Anderson, 2021), entre esa inmensa infinidad de títulos que siempre tenemos en espera.

Quién lo impide (Jonás Trueba, 2021)

Quién lo impide (Jonás Trueba, 2021)

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