Lo mejor de 2022

Un año más, desde A Cuarta Parede optamos por eludir los tradicionales listados y organizaciones categóricas con lo más destacado de la temporada, que inevitablemente reducen la experiencia cultural a una simple clasificación (cuando no competición) de obras y autores. Por divertido y útil que pueda resultar este ejercicio, en la revista decidimos consolidar nuestro particular resumen anual, en el que invitamos a nuestras colaboradoras a compartir todo aquello que hizo de estos doce meses algo más llevadero y memorable. Un repaso libre que no se limita necesariamente al cine estrenado este año, sino que acoge todo tipo de manifestaciones culturales y experiencias personales que conformaron para cada una de nosotras «Lo mejor de 2022″.

Colaboran en este repaso: Sergio de Benito, Severiano Casalderrey, Eire Cid, Miguel Gómez Abad, Alberto Hernando, Mariana Hristova, Óscar Iglesias, Víctor Navarro Remesal, Nacho Ozores, Aldara Pagán, Víctor Paz, Jorge Pérez Iglesias, Marta Pérez Pereiro, Daniel Ribas, Brais Romero, Jesús Silva Vilas, Cibrán Tenreiro y Iván Villarmea.

Alcarràs, de Carla Simón

Alcarràs, de Carla Simón

Sergio de Benito

Aunque volvemos a tener la sanísima opción de elaborar la lista con cualquier cosa que haya marcado nuestro periodo anual, de nuevo es el cine lo que con más precisión ha plasmado mi vínculo con el mundo durante el año que termina, entre otras muchas razones por el enorme volumen de visionados de actualidad.

En el presente listado he decidido incluir películas de estreno relevantes a nivel personal y vistas durante 2022, independientemente de su fecha de producción o llegada a los cines. También hay alguna significativa obra del pasado que ha sido redescubierta al mundo durante estos doce meses, o que directamente ha venido a representar, frente a una gran mayoría de visionados solitarios, una reconfortante idea de comunión en torno al cine que por momentos llegué a sentir en peligro de extinción. En cualquier caso, estos títulos solo sintetizan una relación que siempre podría alargarse mucho más.

Por orden alfabético:

El contador de cartas (The Card Counter), de Paul Schrader (2021)

How Do You Measure a Year?, de Jay Rosenblatt (2021)

Je ne suis pas morte, de Jean-Charles Fitoussi (2008)

La consagración de la primavera, de Fernando Franco (2022)

La novelista y su película (The Novelist’s Film), de Hong Sang-soo (2022)

Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson (2021)

Los pasajeros de la noche (Les passagers de la nuit), de Mikhaël Hers (2022)

Nazarbazi, de Maryam Tafakory (2022)

Peaux de vaches, de Patricia Mazuy (1989)

Poet, de Darezhan Omirbayev (2021)

Souvenirs de Madrid, de Jacques Duron (2009)

The Cathedral, de Ricky D’Ambrose (2021)

Una bonita mañana (Un beau matin), de Mia Hansen-Løve (2022)

Una de percebes en el Hurtado, de Pablo Llorca (2022)

La novelista y su película, de Hong Sang-soo

La novelista y su película, de Hong Sang-soo

Severiano Casalderrey

Año tras año, A Cuarta Parede afronta su obligado repaso sobre la última añada fílmica. Tener la dicha de participar en este llamamiento por primera vez es todo un regalo, por lo que intentaré hacer algunas aportaciones a la altura de las circunstancias. Como siempre, quedaron muchas cosas sin ver. Con todo, esto no limita el potencial de las propuestas que serán señaladas a continuación. Tampoco supone una tarea fácil este acto reflexivo, ya que es inevitable no ser injusto con algunos filmes. Por mi parte, me centraré casi en exclusiva en las producciones estrenadas en el 2022 en los principales festivales del mundo. Partiendo de estos principios, desarrollaré mi propuesta tocando diferentes palos del ámbito cinematográfico para que no quede ningún rincón sin tratar.

  1. El podio del año (por orden alfabético): Alcarrás (Carla Simón, 2022), Blonde (Andrew Dominik, 2022) y Triangle of Sadness (Ruben Östlund, 2022). Son tres propuestas cuya huella seguirá vigente por años, pudiendo afirmar que el cine no ha perdido su capacidad para sorprendernos. En el caso de Alcarrás, la sencillez domina el estilo de Carla Simón de principio a fin, dotando de belleza a cada uno de los planos de la película. Por su parte, Blonde estuvo marcada por la polémica debido a su estilo onírico, lo que la convierte en un biopic totalmente atípico. Finalmente, Triangle of Sadness confirma a Östlund como el gran maestro de la sátira postmoderna, capaz de armar una obra compleja en la que su mirada incisiva ataca directamente el actual culto al dinero y el poder.
  2. El documental: El caso Padilla (Pavel Giroud, 2022). Este impresionante retrato sobre la inmolación de un artista hipnotiza y asusta a partes iguales. El uso de material de archivo permite revivir cómo de peligrosas pueden llegar a convertirse las imposiciones ideológicas motivadas por una causa.
  3. Una de animación: Unicorn Wars (Alberto Vázquez, 2022). Parezca mentira o no, el título de animación más destacado del año es gallego. Esto es posible gracias al enorme talento de Alberto Vázquez, un artista perfectamente identificable por su universo único en el que la fantasía y la crítica surgen con una naturalidad inquietante.
  4. Una experimental: Super Natural (Jorge Jácome, 2022). El cineasta portugués firma una de las obras más audaces del año. En ella se confirma la actual tendencia del que podría considerarse como “cine escrito”, apoyado en un diálogo entre la cinta y el espectador que convierte la propuesta en toda una experiencia.
  5. Una revelación: Tytöt tytöt tytöt (Girl Picture; Alli Haapasalo, 2022). Esta humilde película finlandesa sobre el autoconocimiento de la sexualidad por parte de tres  chicas adolescentes bien merece esta presencia. Carente de paternalismos, toda la propuesta se mueve por la emotividad de las vivencias de las chicas protagonistas.
  6. Una decepción: Tar (Todd Field, 2022). Tratándose de una de las cintas del año, como tal merece este calificativo. Cate Blanchett gobierna esta producción de principio a fin, pero este es su desarrollo en el plano narrativo: insuperable en el primer acto, solvente en el segundo, llegando a defraudar en el acto final. No obstante, su visionado se hace obligado para todo aficionado por sus múltiples aciertos.
  7. Una “bizarrada”: Hideous (Yann Gonzalez, 2022). Hablar de Yann Gonzalez es sinónimo de exquisitez visual. Si a esto le añadimos a Oliver Sim, encontramos una de las piezas más extrañas y perfectas de la temporada, convertida en una suerte de videoclip modelado por el surrealismo, el sexo y la muerte a través de la típica mirada kitsch de su autor. 
  8. Un díptico: RiminiSparta (Ulrich Seidl, 2022). El cineasta austríaco continúa su estudio minucioso de personajes con estas dos piezas interconectadas de manera sui generis. Cada una de ellas sigue a una pareja de hermanos con distintas miserias, resultando así propuestas tan dispares como la vida retratada en cada caso.
  9. La serie (¿de la década?): Irma Vep (Olivier Assayas, 2022). Desde el papel, todo apuntaba que la propuesta de Assayas llegaría cargada de originalidad y referencias de interés. En la práctica, el cineasta ha logrado llevar un paso más allá su narrativa metaficcional, cargada de reflexión sobre la imagen sin evitar un tono perverso en muchos momentos. 
  10. Un bloque de cortos imprescindible: el formato más corto no podía faltar en esta lista. Sin entrar en muchos detalles, las grandes propuestas del año son el documental familiar Dang wo wang xiang ni de shi hou (Will You Look at Me; Shuli Huang, 2022), el documental de trazos ecológicos Haulout (Maxim Arbugaev – Evgenia Arbugaeva, 2022), el drama definido por sus incómodos silencios Luz nocturna (Kim Torres, 2022), la profunda meditación sobre el paso del tiempo de Nest (Hlynur Palmason, 2022) y la exquisita animación de The Flying Sailor (Wendy Tilby – Amanda Forbis, 2022).

Finaliza así un gran año. Fue además la temporada en la que el regreso a los festivales se convirtió en la nota dominante, tras las limitaciones decretadas por la pandemia. El contacto con amigos y nuevos conocidos del sector logró rememorar por qué disfrutamos tanto de las fiestas del cine. Como conclusión, finalizaré este repaso marcando todos los festivales en los que pude disfrutar del cine en primera persona: IbizaCineFest (marzo 2022), FICIE Elche (julio 2022), CURTAS Vila do Conde (julio 2022), MDOC – Melgaço (agosto 2022), FICBUEU (septiembre 2022), OUFF (septiembre 2022), GFFF (septiembre 2022), Curtocircuíto (octubre 2022), Intersección (octubre 2022), Cinanima (noviembre 2022), Cineuropa (noviembre 2022), Porto/Post/Doc (noviembre 2022), Cinema Miúdo (noviembre 2022), Novos Cinemas (diciembre 2022) y Animacción (diciembre 2022). Para el próximo año, mucho más.

Unicorn Wars, de Alberto Vázquez

Unicorn Wars, de Alberto Vázquez

Eire Cid

Cinco Lobitos (2022), de Alauda Ruiz de Azúa. 

Directa al cora. Tremendo guion. Tremenda dirección de actrices. Tremendas Laia Costa y Susi Sánchez.

Cerdita (2022), de Carlota Pereda. 

Es difícil dar con películas que entretengan y dialoguen al mismo tiempo con su contexto. Laura Galán lo peta.

Unicorn Wars (2022), de Alberto Vázquez, producida por Chelo Loureiro.

¡Te vuela la cabeza! Violenta y cuqui a partes iguales. Honor, Dolor y Mimos (L). 

Pringadas (2022), de Belén Puime. 

Para mí, el descubrimiento total del año. No conocía esta serie web hasta que conocí a Lara Álvarez, una de sus actrices protas. No os la perdáis: yo estoy in love

Girl Picture (2022), de Alli Haapasalo. 

Película de (auto)descubrimiento para ver con tus amiguis. 

Videoclip de “El Apagón” (2022), de Bad Bunny, con Bianca Graulau.

Incluye un docu de denuncia sobre la privatización de la energía o la gentrificación en Puerto Rico. No lo digo yo, mejor que lo digan ellxs: “Yo no me quiero ir de aquí / no me quiero ir de aquí / que se vayan ellos”. 

We Own This City (2022), creada por David Simon y George Pelecanos.

No me resisto a ponerla aquí: tremendo ACAB que se marcan. 

Severance (2022), creada por Dan Erickson. 

Obligatoria. Un guion espectacular. De esas que piensas… “Ojalá esto se me hubiera ocurrido a mí”.

Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa

Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa

Miguel Gómez Abad

The White Lotus (Temporadas 1 y 2)

La primera y la segunda temporada de la serie de Mike White, ácidas y corrosivas como ellas solas, son uno de mis grandes descubrimientos del año. El elenco funciona genial y todo rema en una misma dirección, desde esa extraña y primitiva música compuesta por Kim Neundorf, hasta un guion que dibuja muy bien a todos sus personajes y hace caer el mito del lujo, el éxito y la falsa felicidad. Hace sangre de la herida y su mensaje es incluso más contundente en estas épocas navideñas.

La Casa del Dragón

Nadie tenía las expectativas muy altas sobre esta nueva serie que funciona como una precuela de su todopoderosa hermana mayor. Y es algo normal, ya que viniendo de ese tramo final de Juego de Tronos, es sencillo entender el mal sabor de boca que dejó en la mayoría de los fans, y quizás esto (expectativas bajas) jugó a favor de esta nueva serie basada en el universo de George R. R. Martin, de la que yo tampoco esperaba nada y me sorprendió.

Hay episodios mucho mejores que otros, en concreto el 5 y el 8 (con un impagable Paddy Considine como rey Viserys) son una pasada, así como el último que deja todo bien atado de cara a las siguientes temporadas en las que se espera mucha más acción y menos intriga. Yo espero que todo se equilibre y no caiga en la reiteración y pirotecnia vacía de los efectos especiales y en la abundancia de escenas de lucha rutinarias y sin gracia narrativa. HBO lució músculo, hizo un gran trabajo de producción, no escatimó en gastos y eso se nota en cada plano. Le ganó la partida a Los Anillos de Poder.

Alcarràs

Aquí podría meter también Cinco Lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa, pero por poco Alcarràs se convirtió, para mí, en el filme español de este año 2022. Una hermosa y valiente película, natural y sencilla como la vida misma. Me dejaron hablar sobre ella aquí y poco más puedo añadir. Si tenéis la oportunidad, por favor, vedla.

O Corpo Aberto

Como buen amante, practicante y consumidor voraz de cine de género, ya que es uno de mis favoritos y en el que encuentro una mayor libertad, es de aplaudir y agradecer que en Galicia hayan sacado adelante esta idea llena de matices que abraza el género, se sumerge en él y sale airosa de su aventura. La cinta de Ángeles Huerta no inventa nada, pero aprovecha muy bien todos los recursos disponibles, ayudándose también de unas localizaciones impresionantes, para crear una de las atmósferas más interesantes del cine gallego reciente.

A Plague Tale: Requiem

A Plague Tale: Requiem, la segunda aventura de Amicia y Hugo, eleva técnica y narrativamente la primera entrega del estudio francés Asobo, que se había convertido en una de las sorpresas del 2019. Por supuesto, aquí se nota que Asobo disponía de más recursos para hacer crecer la opresiva y oscura historia de estos hermanos durante la plaga de peste que asoló Europa en el siglo XIV. Ahora, como ya ocurrió con A Plague Tale: Innocence, con un registro histórico muy bien documentado, mezclado con una parte más fantástica, Asobo elabora una de las mejores propuestas para un jugador de este año. Mucho más espectacular que la primera entrega, tal es su propuesta técnica que los creadores no hicieron versiones para la generación pasada de consolas, porque el hardware se quedaba pequeño para desplegar todo lo que tenían en mente, además de miles y miles de ratas.

Somerville

Yo soy un fan incondicional de Playdead. Me maravillaron Limbo e Inside y, al ser juegos cortos (3-4 horas de duración), vuelvo a ellos cada cierto tiempo, igual una vez al año. Y, a pesar de que Somerville es un juego menos inspirado que los del estudio sueco, tiene el mismo director ejecutivo y posee una elegancia visual y una fuerza en sus imágenes que no tienen nada que envidiar a las obras de Playdead.

La historia de Somerville es algo críptica, admite muchas lecturas y prefiere quedarse en una zona ambigua que a mí no me molesta, pero entendería alguna queja al respecto. Por lo demás, es un juego lleno de puzzles espaciales que no dejan el poso y la reflexión de los de Inside (quizás su único problema serio es esta inevitable comparación), pero que para nada están mal diseñados. Somerville es una obra casi de cámara que puede pasar algo desapercibida y no lo merece, por eso dejo constancia de ella aquí.

The White Lotus, de Mike White

The White Lotus, de Mike White

Alberto Hernando

Este 2022 de las listas, de agradables sorpresas llamadas Jeanne Dielman en las listas, de ausencias llamadas pon-aquí-quien-más-te-duela, de pérdidas y canonizaciones por listar: Godard, Straub, Badalamenti, Bogdanovich… Los límites desde los que se construye una lista han demostrado ser más importantes que la lista en sí misma. En este caso, como la invitación de A Cuarta Parede es tan libre y generosa —10 cosas cualesquiera descubiertas este año—, los límites son meramente cronológicos (este año) y personales. El tiempo cada vez es más escaso —¡que se lo digan a Jeanne Dielman!— pero estos son 7 destellos cinéfilos que brillan sobre todos los límites de este 2022. 

Memoria (Apichatpong Weerasethakul, 2022) — Porque nadie como él sabe cómo movilizar el tiempo a través del sonido, de la luz o de un gesto.

Te querré siempre – Viaggio a Italia (Roberto Rossellini, 1954) — Porque siempre hay que volver a Rosselini y porque Nápoles es una ciudad en crisis y también donde suceden los milagros.

Corrupción en Miami (Michael Mann, 2006) — Porque es la película más inverosímil y romántica que he visto este año, y ha sido un revisionado esencial.

Dos lecturas de dos cinéfilos: Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez, porque descubre que hay fantástico más allá de la metáfora y más acá de la arqueología, y Poeta chileno, de Alejandro Zambra, un maestro de mudanzas y poeta de lo cotidiano. 

Leer el Decamerón en donde, huyendo de la barbarie de la peste, se cartografió por primera vez ese espacio humanista, comunitario, del buen placer y la circulación de historias, de donde también surgen las películas en las que creo. Y luego ver cómo Paolo Pasolini lo reactivó en su Trilogía de la vida con la misma sencillez y naturalidad de Boccaccio y la misma desdramatizada aceptación de la muerte, la fortuna, el sexo, el engaño y la vida.

El cine independiente español: Cinco lobitos de Alauda Ruiz de Azúa, Alcarràs de Carla Simón, Un año, una noche de Isaki Lacuesta, Girasoles silvestres de Jaime Rosales, Tenéis que venir a verla de Jonás Trueba, El agua de Elena López Riera, Cerdita de Carlota Pereda, Dúo de Meritxell Colell y Pacifiction de Albert Serra.

Y más cine:

Crímenes del futuro, de David Cronenberg

El contador de cartas, de Paul Schrader 

El acontecimiento, de Audrey Diwan 

Top Gun: Maverick, de Joseph Kosinski 

Belle, de Mamoru Hosoda

Memoria, de Apichatpong Weerasethakul

Memoria, de Apichatpong Weerasethakul

Mariana Hristova

La mayoría de las listas fílmicas al final del año eligen una vía más esperada y limitan la selección a los estrenos de los últimos 12 meses. Ya que las reglas de A Cuarta Parede son más flexibles, aprovecho para destacar en mi lista los descubrimientos fílmicos que me ocurrieron durante el 2022, pero que no se estrenaron necesariamente en el mismo año. En primer lugar, pongo la retrospectiva de diez películas de la maestra del cine georgiano Lana Gogoberidze, organizada por el festival de cine de Europa del Este goEast en Wiesbaden, que me abrió los ojos a su  magnífica obra y a la contribución de su familia en la historia del cine su madre Nutsa Gogoberidze es la primera directora georgiana, mientras que su hija Salome Alexi es cineasta y productora, muy activa en el cine georgiano actual . Me impactó también la exposición dedicada a Marguerite Duras en el Centro de la Imatge La Virreina en Barcelona, que se enfocaba sobre todo en su trabajo en el ámbito cinematográfico. Nación, de Margarita Ledo, que tuve placer de ver durante el festival MICE en Santiago de Compostela, me sorprendió por su honestidad y franqueza a la hora de revelar las injusticias en el ámbito laboral y me ayudó a entender mejor la lucha feminista de las mujeres en España. Es una película referencial sobre la que sigo pensando. Gracias al festival Golden Apricot de Yerevan, en Armenia, descubrí el cine poético del cineasta experimental iraní Mohammadreza Farzad, cuya última película, Subtotals, ganó la competición de cortos Apricot Stone. Por último, Milagro, del director rumano Bogdan George Apetri, que vi en el festival de Transilvania, atrapó mi atención con su profundidad filosófica expresada dentro de las normas del género.

  • El cine de Lana Gogoberidze 
  • Marguerite Duras, la exposición en el Centro de la Imatge La Virreina, Barcelona
  • Nación (Margarita Ledo, 2022)
  • Subtotals (2022) y el cine de Mohammadreza Farzad
  • Milagro Bogdan George Apetri, 2021)
  • El triángulo de la tristeza (Ruben Östlund, 2022)
Subtotals, de Mohammadreza Farzad

Subtotals, de Mohammadreza Farzad

Óscar Iglesias

El multiverso como motor creativo

Uno no esperaría a priori que una alambicada comedia de artes marciales con complejo sustrato fantacientífico de saltos interdimensionales como Everything Everywhere All at Once (Dan Kwan & Daniel Scheinert, 2022) acabara convirtiéndose en el mejor filme que vería en el año. Y, sin embargo, echando la vista atrás, poco rivaliza con la maestría formal de esta propuesta única, original y ambiciosa. Podría parecer superficialmente una absurda boutade, una turmix de géneros agotadora, pero cuando se le da por ponerse emotiva como en el clímax del tercer acto, no se libra de llorar ni el apuntador. El vehículo actoral definitivo para Michelle Yeoh, considerada por la revista Time la personalidad del año por su trabajo en la película. Curioso, por cierto, que la teoría del multiverso de dimensiones paralelas fuera también la base argumental de la entrada de Sam Raimi al cine de Marvel: Doctor Strange in the Multiverse of Madness (2022) consigue un raro equilibrio entre la fidelidad a la obra previa del autor y la servidumbre a la fórmula industrial de este tipo de productos en cadena. Una notable recuperación de un cineasta que dábamos por perdido.

Unicorn Wars

Con su segundo largometraje animado, el todoterreno coruñés Alberto Vázquez supo destilar la esencia de sus aplaudidos cortos de culto en una cinta redonda, coherente con su universo plástico y temático. Una incómoda alegoría antibélica protagonizada por oseznos de peluche en la que subvierten los clichés de los cartoons tradicionales. Si a Haneke le diese por hacer animación para adultos, seguramente le saldría algo bastante parecido a Unicorn Wars.

Una serie de invierno y otra de verano

Los gélidos paisajes nevados que sirven de paño de fondo en la primera  temporada de Severance (Dan Erickson, 2022) no transmiten tanta frialdad como los laberínticos pasillos de la ominosa empresa farmacéutica Lumon, cuyos analistas de datos tuvieron que someterse a un procedimiento quirúrgico para separar sus recuerdos de la oficina de los familiares. Este cisma de personalidades de los sufridos empleados corporativos es la base de un thriller hipnotizante que no disimula sus regañinas contra la alienación laboral de estos tiempos tardocapitalistas. Para contrarrestar, nada mejor que las vacaciones estivales mediterráneas que propone la segunda temporada de The White Lotus (Mike White, 2022), la serie del momento por lo menos en cuanto a impacto en la memesfera. Si en la entrega previa el ojo satírico de White censuraba los vicios crematísticos de un grupo de acaudalados huéspedes en un hotel de lujo de Hawái, en esta ocasión el viaje a un resort siciliano sirve para criticar los pecados de la carne de los ricos y poderosos, en particular las masculinidades tóxicas de unas élites ociosas. Jennifer Coolidge, nunca te olvidaremos.

Gays en el mainstream 

Los productos audiovisuales de temática homosexual hace tiempo que dejaron de ser excepciones anecdóticas para volverse opciones más frecuentes en las salas de cine y plataformas on demand. Lo que sí puede llamar la atención es la apuesta reciente del mainstream por lanzarse a la conquista de este nicho de mercado, particularmente en el formato de las comedias románticas. Desde la parcialmente errada Bros (Nicholas Stoller, 2022), que lleva el humor de la factoría Apatow a la comunidad LGBT (una mezcla que suena mejor en la teoría que en la práctica), a la parcialmente exitosa Smiley (Guillem Clua, 2022), que logra trascender su origen de diálogo teatral para convertirse en una miniserie con media docena de subtramas queer, pasando por la edulcorada fantasía adolescente de Hearstopper (Alice Oseman, 2022) o la divertida reapropiación de la imaginería pirata de Our Flag Means Death (David Jenkins, 2022), cuesta recordar una época con tanta oferta de amoríos maricas de clara vocación populista en canales tan accesibles. ¿Moda pasajera o nueva normalidad?

Los trabajos de David Rubín

El ourensano David Rubín es un héroe de las viñetas, un talentoso stakhanovista que destaca por la cantidad y la calidad de sus páginas. Este año llegaron a las librerías dos cómics suyos en las antípodas uno del otro, pero compartiendo sutiles vasos comunicantes: Cosmic Detective, proyecto de crowdfunding de pandemia coescrito con Matt Kindt y Jeff Lemire como homenaje noir a Jack Kirby, y O lume, obra personal sobre la crisis de mediana edad de un trasunto del autor. Lo más estimable de Rubín es la coherencia de su dicho y su hecho: que renuncie por principios a publicar con las más lucrativas editoras norteamericanas el segundo tebeo para apostar por crear industria local y que luche por lanzar una versión en gallego al mismo tiempo que en castellano son hazañas por las que deberá ser recordado como patrón del cómic galaico.

Tanxugueiras y Grande Amore

El festival de Benidorm de 2022 supone la enésima “aldraxe dos rumorosos, féridos e escuros” de la Gestalt estatal contra la lengua de Castelao y Rosalía; no por acostumbrados a que nos meen encima dejan de hacer daño estos embates españolistas. El pucherazo no permitió que se escuchara en el festival de la canción europea el himno de las Tanxugueiras (irónico como le pusieron vallas a una tonada sobre la ausencia de fronteras), pero por lo menos de este lado del telón de grelos pudimos disfrutarlas con júbilo en una extensa gira de conciertos que las llevó por todos los rincones de este gran “carallo de sal”. Olaia, Sabela y Aída poseen un directo poderoso y apasionante, y solo necesitan la fuerza de sus voces y sus panderetas para lograr la comunión  total con públicos entregados. Un poco lo que pasa en otra liga con Grande Amore, héroe del indie gallego que no para de triunfar show tras show ante una parroquia cada vez más numerosa. Nuno no será tan rotundo, pero desborda carisma DIY a raudales en su puesta en escena, con unas letras que pueden convertirlo en todo un ídolo generacional.

Everything Everywhere All at Once, de Dan Kwan & Daniel Scheinert

Everything Everywhere All at Once, de Dan Kwan & Daniel Scheinert

Víctor Navarro Remesal

Lo mejor del año es que te inviten a listas como estas, más resumen amable que canon definitivo, y darte cuenta de que, oye, 2022 ha sido un buen año para el audiovisual, y lo ha sido gracias a cosas como:

  • Andor. La sorpresa del año. Lo que parecía otra pieza más en una máquina que no deja hueco sin explotar ha resultado ser una serie tensa y compleja, con ecos de gran cine de espías, de la ciencia ficción política de los 70 (la que se hacía, precisamente, antes de Star Wars) y hasta de Los Miserables. Andor es anti-moderna y la mejor rebelión contra la mediocridad, el contenido y el algoritmo.
  • The Rehearsal. Entre Borat y Charlie Kauffman, lo nuevo de Nathan Fielder nos ha vuelto locos intentando definirla. Empieza como una deconstrucción de los reality / coaching shows y acaba siendo un ensayo absurdista sobre la imposibilidad de controlar nuestras vidas.
  • Fraggle Rock: Back to the Rock. ¿Ha habido cosa más agradable a la vista y con mejor artesanía este año?
  • Los estrenos en cine. Top Gun: Maverick y The Batman han dignificado las salas con músculo y respeto por el espectador, mientras producciones de presupuesto medio como The Northman, 3000 Years of Longing o The Menu nos han recordado que se puede conjugar imaginación y buena factura. Merece la pena salir de casa para verlas.
  • El cine desde Corea. El país está de moda y no todo lo que sale de allí es bueno, pero es difícil no compartir la euforia con Broker, de Hirokazu Kore-eda, y Decision to Leave, de Park Chan-wook, dominando el año. Son mis dos películas favoritas de 2022; ricas en texturas, manejo de los géneros, humor y compasión. Junto a Delante de ti, de Hong Sang-soo, forman un tríptico que casi, casi hace perdonar el K-pop.
  • Deadstream. Un Blair Witch Project para la era de la idiocracia, un Evil Dead contra Twitch, esta cinta modesta e inesperada es lo más disfrutable de 2022 (con permiso de Fumer Fait Tousser). Ni un chiste o un susto que no entre.
  • El excelente año que ha tenido la animación: Tatami Time Machine Summer Blues, Oni: Thunder God’s Tale, Rilakkuma’s Theme Park Adventure, My Father’s Dragon, Beavis & Butt-Head Do the Universe, Wendell & Wild, Pinocchio Mi medio favorito ha vuelto a demostrar que lo más interesante se hace en él.
  • Shuna’s Journey. Gracias a la traducción al inglés de Alex Dudok de Wit (editada por First Second) muchos hemos podido leer, al fin, esta novela ilustrada que Hayao Miyazaki publicó en 1983. Que sus acuarelas están entre lo mejor del autor ya lo sabía; lo que no esperaba es un relato tan evocador y que dialoga tan bien con Nausicaa y Mononoke Hime. A ver si en 2023 la vemos por aquí.
  • Los videojuegos alegres. De maneras muy diferentes, Kirby and the Forgotten Land (mi juego favorito de 2022) y Trombone Champ han conseguido algo en lo que su medio brilla, aunque crítica y jugadores lo menospreciemos a menudo: una sensación exuberante de alegría.
  • Aunque ando disfrutando con los relatos y la forma de Norco e Immortality, lo mejor que he jugado este año es de 2019: al fin me he puesto con Disco Elysium. Melancólico, maduro, poético, político, con humor negro y absurdo a paladas y las mejores mecánicas de monólogo interior que he visto, este detective RPG me ha recordado lo que decía al principio de la lista: que el techo del pop está hoy innecesariamente bajo, y que podemos aspirar a más sin salirnos de sus márgenes. Marvel puede disculparse bromeando con que sus contenidos los hace una inteligencia artificial, pero yo prefiero recordar que los buenos creadores y receptores somos singularmente humanos.
Broker, de Hirokazu Koreeda

Broker, de Hirokazu Koreeda

Nacho Ozores

Mis recomendaciones de este 2022 comienzan por la película R.M.N., del maravilloso director rumano Cristian Mungiu, que vuelve a sorprender con su poderosa puesta en escena en esta nueva historia sobre racismo, emigración e inmigración en un pequeño pueblo rumano. El siguiente filme es Argentina 1985, de Santiago Mitre, inspirado en la historia real del fiscal Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo jurídico, que se atrevieron a acusar a los altos mandos de la dictadura militar argentina en el llamado Juicio a las Juntas. Destaca la frescura de la narración, la solidez del guion y el elenco de actores con Ricardo Darín a la cabeza. Quiero citar también una película que, aunque no sea de este año, descubrí hace poco y me maravilló: Loving, de Jeff Nichols, que cuenta la historia real de Mildred y Richard Loving, exiliados de Virginia en 1958 por casarse siendo una pareja interracial. Resalto sobre todo la interpretación de Joel Edgerton, que traspasa la pantalla y consigue emocionarte con su sencillez. Recomiendo también una serie documental que habla de la importancia del cuidado de uno mismo, creada por Darren Aronofsky para National Geographic, Sin Límites, con Chris Hemsworth. La serie lleva a este actor a enfrentarse a diferentes retos, terapias y tratamientos poco convencionales, para sentir y conocer de primera mano los principios de la longevidad y tratar así, con su aprendizaje, de vivir una vida mejor durante más tiempo (créeme que te sorprenderá para bien). Este año también pude leer unos cuantos libros y quiero resaltar uno que me ayudó mucho emocional y espiritualmente, a pesar de ser escéptico en estos temas: Muchas vidas, muchos maestros, de Brian Weiss, un libro casi documental que habla sobre la terapia regresiva a vidas pasadas, donde cuenta que lo que te aflige en esta vida, puede tener conexión con lo que le ocurrió a tu alma en otras épocas. Esta visión me ayudó a entender la muerte desde una perspectiva más sana y menos traumática. Por último, para no alargarme mucho más, quiero citar la novela gráfica IN, de Will McPhail, un revelador y bello retrato sobre las dificultades que tenemos para conectar de verdad con los demás.

R.M.N., de Cristian Mungiu

R.M.N., de Cristian Mungiu

Aldara Pagán

Cardo de Ana Rujas y Claudia Costafreda (serie)

Una serie llena de verdad, que nos demuestra lo cruda que es la vida aunque intentemos adornarla para sentirnos mejor o para encajar en una realidad que nos avasalla. Ana Rujas y Claudia Costafreda nos pegan un puñetazo para después abrazarnos con esta serie de ATRESplayer. 

Cool nenas (djs)

Azúcar, especias y muchas cosas “bonitas”. Y sobre todo mucha Sustancia X. Esta debe ser la receta de María, Dani y Kimberlly. Estas djs “superpoderosas” que han llegado para arrasar. 

Cinco lobitos de Alauda Ruiz de Azúa (película)

Alauda Ruiz de Azúa revienta la mente y el pecho con su película. Porque te hurga bien dentro desde el primer minuto. Y va de cara, sin artificios. Una película necesaria para entender realmente lo que supone la maternidad a día de hoy.

Carballo Interplay (festival)

El festival de contenidos digitales de Carballo demostró un año más que se asienta como uno de los más fuertes e interesantes de Galicia. Una programación que va creciendo y madurando cada edición, totalmente ligada a la actualidad y a las necesidades generacionales del momento.

Human Flowers of Flesh de Helena Wittmann (película)

Helena Wittmann hace hermoso todo lo que toca, todo lo que filma. Su nueva película es un claro ejemplo de esto. Un regalo para los sentidos con un cameo final incluido que le da sentido a todo.

Magia Natural de Leonor Serrano Rivas (exposición)

Con esta exposición, que continúa disponible en el Museo Reina Sofía, la artista malagueña crea un cosmos que parece trucar los sentidos, llevando a quién observa a estados desconocidos.

#AULA Novos Cinemas (festival)

Este espacio de creación, de encuentro, de conocimiento que organiza el festival Novos Cinemas es un refugio esperanzador abarrotado de alegrías. De él están saliendo las nuevas cineastas de Galicia, como Tamara Goberna ou Fer Alvite.

30’ 60 70 120’  de Marta Valverde (película)

La obra de Marta Valverde se convierte en esencial e importante por visibilizar la realidad de muchas mujeres artistas jóvenes que, en la mayoría de los casos, permanece oculta o silenciada.

LEIRA HAUS (espacio)

Espacio cultural situado en Lugo, gestionado por Laura Tabarés y Antonio Giráldez. Entre lo digital y lo físico, se convierte en un lugar de encuentro desde donde explorar los cruces entre investigación, creación artística y producción cultural contemporánea.

Fácil de Anna R. Costa (serie)

Un elenco de actrices maravillosas que alcanzan una perfección tan desgarradora en una serie tan bien hecha, que se vuelve imprescindible. Anna R. Costa, autora, demuestra una vez más su talento creativo.

Human Flowers of Flesh, de Helena Wittmann

Human Flowers of Flesh, de Helena Wittmann

Víctor Paz

7 películas de 2022 que me gustaron especialmente (por orden de visionado, sin preferencias)

  • La novelista y su película (소설가의 영화 | So-seol-ga-ui Yeong-hwa, Hong Sang-soo, Corea del Sur, 2022)

A Hong le sobra una pequeña cámara de vídeo y la complicidad con su partenaire Kim Min-hee para seguir depurando un estilo povera que capta con ironía y delicadeza como ningún otro cineasta contemporáneo las delicias y complejidades de lo mundano.

  • Human Flowers of Flesh (Helena Wittmann, Alemania, 2022)

Una de esas experiencias sensoriales hipnóticas. Más sobre ella en mis artículos sobre Locarno.

  • Tengo sueños eléctricos (Valentina Maurel, Costa Rica, 2022)

Toda una revelación, tanto la directora como los actores. Un drama muy destacable que puede pasar desapercibido y que llegará a las salas españolas el 3 de febrero de 2023. Muy recomendable. Más sobre él en este texto.

  • Pacifiction (Albert Serra, Francia, 2022)

Una de esas obras magnas que hacen avanzar el lenguaje cinematográfico. Es muy complicado definirla en un par de líneas por la variedad de recursos que utiliza, entre lo performático y lo contemplativo, pero también con una estructura narrativa que es la más sólida en la ya longeva, variada y rica trayectoria de Serra.

  • Disturbios (Unrueh, Cyril Schäublin, Suiza, 2022)

La rueda de disturbios es la que produce la protagonista Josephine en el interior de los relojes que monta en una fábrica del valle del Jura a finales del siglo XIX. Rodado de modo milimétrico, con precisión suiza. Puede leerse mi crítica en Otros Cines Europa.

  • The United States of America (James Benning, Estados Unidos, 2022)

Salgo de Disturbios y me meto en esta una misma fría tarde vienesa. Sin duda, el culmen de mi experiencia cinéfila este año. Lo mejor de Benning desde Stemple Pass (2012), para mi gusto. No paré de tomar notas y a punto estuve de romperlas al final del pase. Los créditos revelan algo muy ingenioso que te hace repensar toda la lectura del filme. Y con Bennning para explicarlo, todavía mejor. Puede leerse sobre ella en la misma crónica de la Viennale.

  • Saint-Omer (Alice Diop, Francia, 2022)

La ópera prima más destacable desde El hijo de Saúl (Saul fia, Lazsló Nemes, 2015). Los motivos en esta misma revista.

3 nuevas restauraciones de 2022 re(descubiertas) (por año de producción)

  • Face to Face (Πρόσωπο με πρόσωπο | Prosopo mé prosopo, Robert Manthoulis, Grecia, 1966)

Como está ahora de moda decir, de estas pelis que te vuelan la cabeza. Y el por qué, en las impresiones que trajimos del festival de Sevilla.

  • La mamá y la puta (La maman et la putain, Jean Eustache, Francia, 1973)

Si existe algo próximo a un filme perfecto, es este. La cinta que mejor define el sentimiento de malaise post-mayo del 68. La mejor actuación en la carrera sin mácula de Jean-Pierre Léaud. Si no la has visto, la tienes en Filmin y ya estás tardando. De agradecer que la hayan distribuido en salas.

  • Como en casa (Olyan mint otthon, Márta Mészáros, Hungría, 1978)

Atípico filme en una directora que ha retratado muy bien personajes femeninos, pero los masculinos suelen ser secundarios; contradictorios, intensos y muy interesantes, pero menos explorados. Aquí el polaco Jan Nowicki, pareja artística y sentimental de Mészáros, da un verdadero recital en una de sus mejores interpretaciones. La fotografía a color saturada acerca el filme casi que a la fábula política.

Pacifiction, de Albert Serra

Pacifiction, de Albert Serra

Jorge Pérez Iglesias

CINE: 

Licorice Pizza (2021, Paul Thomas Anderson)

Nope (2022, Jordan Peele)

Alcarràs (2022, Carla Simón)

Pearl (2022, Ti West)

As Bestas (2022, Rodrigo Sorogoyen)

Red Rocket (2021, Sean Baker)

Everything Everywhere All at Once (2022, Daniels)

Apollo 10 ½ : A Space Age Childhood (2022, Richard Linklater)

TV:

The Rehearsal (HBO, Nathan Fielder)

Peacemaker (HBO Max, James Gunn)

Irma Vep (HBO Max, Olivier Assayas)

Un año histórico para el cine de género, básicamente porque es el único que ha conseguido llevar a gente al cine (Marvel aparte) en la “vida pospandemia”. Además, es el que propone, desde el subtexto, hablar sobre sí mismo y sus propios mecanismos narrativos.  En este sentido, destacar las descomunales Nope, Pearl y Everything Everywhere All at Once: puro cine de género de primer nivel sobre la imagen. Las series Irma Vep y The Rehearsal se revelan como artefactos hipercomplejos e hipertextuales que hay que disfrutar varias veces para apreciar su significado global y conseguir darle un sentido a sus imágenes. Se desprende de todo esto que nos encontramos en una fase reflexiva en la narratología pop y que (casi) siempre suele brotar desde lo genérico. Y nunca se puede dejar de alabar a un autor con mayúsculas como James Gunn, que desde lo pulp y la desvergüenza vuelve a crear en la divertidísima Peacemaker un retrato de redención del loser a golpe de heavy metal de los 80 y una panda de outsiders que protagonizan, quizás, la mejor cabecera de serie de la historia de la televisión.

Coda: David Cronenberg volvió ocho años después con una obra maestra como Crimes of the Future (2022). No entra en la lista porque el maestro ha depurado tanto su lenguaje, su escritura, su puesta en escena y su discurso a lo largo de los años que juega en una liga superior a la de cualquiera.

Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson

Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson

Marta Pérez Pereiro

Este año, en el que vi más pelis en el cine que en los tres anteriores juntos, me fue bastante difícil llegar a este listado en el que hay un orden más o menos gradual, no preciso, de cosas que me gustaron mucho.

Meto en el mismo escalón Pacifiction, de Albert Serra, Alcarràs, de Carla Simón, y Drive My Car, de Ryûsuke Hamaguchi. De Simón ya esperaba una maravilla, de Serra, también, pero no así (¡¿un Serra político?!) y lo del coche será porque estoy sacando el carné y quiero conducir como Misaki.

Weerasethakul con Memoria me dejó en shock (decir el motivo es hacer spoiler) y me hizo pensar mucho en el sonido, cómo a veces se queda flotando en nuestra cabeza, como el mundo perdido de Regreso a Reims, de Jean-Gabriel Périot, un retrato de la clase obrera francesa que me remite, a pesar de las diferencias, a El año del descubrimiento, de Luis López Carrasco, una materia que tenía pendiente.

La peor persona del mundo, de Joachim Trier, consiguió algo que pocas veces me pasa: quedar en un estado de ingravidez parecido al de la escena en la que Julie corre y todo está congelado a su alrededor. His house, de Remi Weekes, y As bestas, de Rodrigo Sorogoyen, me dieron mucho miedo hablando sobre la pertenencia a un lugar y la violencia que te impide poder ser parte de él. Me divirtieron mucho Minions: el origen de Gru, de Kyle Balda, Brad Ableson y Jonathan del Val, en un cine lleno de niños y niñas en una tarde asfixiante de este verano apocalíptico, y la tercera (si es última lloro mucho) de Derry Girls, de Lisa McGee.

Drive My Car, de Ryûsuke Hamaguchi

Drive My Car, de Ryûsuke Hamaguchi

Daniel Ribas

Un año marcado por algunas imágenes fuertes, sobre todo de un mundo experimentando profundas alteraciones tecnológicas, ecológicas, políticas en el que el cine fue reinventando nuestro presente y pasado, colocándonos, muchas veces, contra nuestras propias paredes ideológicas. Estos son los diez más destacados de 2022, por orden alfabético:

A Little Love Package, Gastón Solnicki (2022)

Crimes of the Future, David Cronenberg (2022)

É Noite na América, Ana Vaz (2022)

Hit the Road, Panah Panahi (2021)

Mato Seco em Chamas, Adirley Queirós, Joana Pimenta (2022)

Memoria, Apichatpong Weerasethakul (2021)

Nação Valente, Carlos Conceição (2022)

Onde Fica Esta Rua? ou Sem Antes Nem Depois, João Pedro Rodrigues, João Rui Guerra da Mata (2022)

O Teu Peso Em Ouro, Sandro Aguilar (2022)

Unrueh, Cyril Schäublin (2022)

Crimes of the Future, de David Cronenberg

Crimes of the Future, de David Cronenberg

Brais Romero

Me doy cuenta de que cada vez que recibo el correo de A Cuarta Parede para hacer el repaso del año me inunda una pereza increíble. Hace unos años, diciembre era el momento para hacer maratones de aquellos filmes que aún no había podido ver durante el año para destacarlos en estas listas como sacando pecho de todo que había visto en ese año. Ahora, me da pereza hacer repaso de lo que fue el año porque tengo realmente la vista puesta en el que está por venir. Supongo que aquello de “cuando eres joven piensas que lo sabes todo y a medida que te haces viejo descubres lo mucho que te queda por saber” no solo es una verdad absoluta, sino que también es una magnífica noticia: siempre hay algo nuevo por descubrir.

Este fue, con diferencia, el año en el que he estado en más festivales; por el contrario, también fue uno de los años en los que menos películas he visto. Sin embargo, me seguí cruzando con cosas que merecieron la pena y que me gustaría traer aquí. Por ejemplo, hablé mucho de honestidad a la hora de hacer cine. Defendí encarecidamente por qué la imperfección es muchísimo más interesante cuando existe un poso de verdad/realidad detrás, frente a trabajos pulcros, exquisitos y redondos.

Sin embargo, el primer puesto de mi lista del año es para todas las amigas que hice y aquellas con las que renové la amistad en este año. También para aquellas con las que me peleé muy fuertemente. Porque no olvidemos que solo sabemos lo que es bueno por contraposición a lo que es malo, así que necesitamos también pasar esos malos tragos.

Sin orden de preferencia, un par de destaques de mi 2022: Las zonas erógenas (Carmen Pedrero), Nanni Moretti, Atlanta (Donald Glover), Catembe (Manuel Faria de Almeida), el recital de Lúa Mosquetera en Sada en noviembre, el concierto de Kae Tempest en la plaza de la Quintana en mayo.

Atlanta, de Donald Glover

Atlanta, de Donald Glover

Jesús Silva Vilas

Sin llegar a recuperar el ritmo de épocas pasadas (quizás es hora de asumir que este nunca volverá), el 2022 logró suavizar la tendencia que parecía imponerse en los últimos años: una suerte de apatía generalizada que, sumada a las restricciones externas, limitó considerablemente mis experiencias culturales. Aunque las obligaciones laborales siguieron impregnándolo todo, el espejismo de la nueva normalidad, junto con una voluntad renovada, ayudaron a que este año pudiera descubrir y disfrutar de más películas que cualquiera de los anteriores (y, sobre todo, a hacerlo casi siempre acompañado, participando de la experiencia colectiva sin la cual el cine deviene… en otra cosa). También tuve la oportunidad de asistir a más festivales y de acceder a nuevos espacios de trabajo, compartiendo experiencias con compañeros y amigos de los que aprendo constantemente.

Como no podía ser de otra forma, llego a estas fechas con una lista inabarcable de obras pendientes y ausencias “inexcusables”, pero convencido de que hubo mucho que celebrar en estos doce meses:

  • Una vez más, vuelvo a certificar que las obras que verdaderamente me conmueven son aquellas que apuestan por el humanismo (en un sentido amplio) y la honestidad. Necesitamos más películas que huyan del cinismo y la misantropía imperantes, historias que reivindiquen la esencia misma del cine, aquello que lo hace superior a cualquier otra disciplina: su capacidad inagotable para generar empatía. Por eso, algunos de los títulos que más he disfrutado este año fueron Alcarràs, (Carla Simón, 2022), Cinco lobitos (Alauda Ruiz de Azúa, 2022), Close (Lukas Dhont, 2022), Drive My Car (Ryûsuke Hamaguchi, 2022), Gunda (Viktor Kossakovsky, 2020), Eo (Jerzy Skolimowski, 2022), Lobo e Cão (Cláudia Varejão, 2022), Aftersun (Charlotte Wells, 2022) o Broker (Hirokazu Koreeda, 2022). Sin embargo, como todos tenemos que convivir con nuestras contradicciones, también me atravesó la fuerza desesperanzadora de R.M.N. (Cristian Mungiu, 2022).
  • En el 2022 también tuve la oportunidad de saldar cuentas con clásicos pendientes como Paper Moon (Peter Bogdanovich, 1973), tras la muerte del crítico y director estadounidense a principios de enero; Cleo de 5 a 7 (Agnès Varda, 1962), gracias al foco organizado por NUMAX en colaboración con la distribuidora Avalon, así como algunos títulos de Godard y Rohmer.
  • Fue un (divertido) privilegio profundizar en la obra del cineasta y artista multidisciplinar Andrew Norman Wilson, y sobre todo conversar con él en las presentaciones y coloquios organizados durante su visita al festival Curtocircuíto, que le dedicó una retrospectiva en su última edición.
  • En general, los festivales volvieron a ser uno de los vértices laborales y vitales de este año, como espacios de encuentro y descubrimiento. Sigue siendo un auténtico placer (tan gratificante como extenuante) formar parte del equipo de varios encuentros gallegos, y poder asistir a muchos otros en calidad de trabajador o invitado.
  • Comenzar a colaborar en el Diario Cultural Zeta de la Radio Galega fue otra de las grandes novedades y fortunas de este año. Un trabajo que me permite (y obliga) a rastrear nuevas voces en el panorama cinematográfico gallego.
  • Más allá del cine, hubo dos álbumes que acumularon gran parte de mis reproducciones en cierta plataforma de música en streaming: el viaje sensorial indescriptible que es Clamor (Maria Arnal i Marcel Bagés, 2021) y el ímpetu incendiario de Todxs igual (Tremenda Jauría, 2022), los dos moods del año.
  • Los podcasts se mantuvieron con fuerza en mi vida, ocupando gran parte de ese telón de fondo de las tareas cotidianas, y se sumaron a ellos las ficciones sonoras (producciones de género como Blum, Santuario o La firma de Dios).
  • Para terminar, no puedo evitar mencionar la pinchada sorpresa de Björk (como “telonera” de Carlos Areces) en la última edición de los Premios del Cine Europeo en Reykjavik, como otro de los puntos álgidos de este 2022.
Eo, de Jerzy Skolimowski

Eo, de Jerzy Skolimowski

Cibrán Tenreiro

Silvia Prieto (Martin Rejtman, 1999)

Camila saldrá esta noche (Inés Barrionuevo, 2021)

Argentina, 1985 (Santiago Mitre, 2022)

Running on Empty (Sidney Lumet, 1988)

Nope (Jordan Peele, 2022)

Top Gun: Maverick (Joseph Kosinski, 2022)

The Train (John Frankenheimer, 1964)

Unicorn Wars (Alberto Vázquez, 2022)

We Are Who We Are (Luca Guadagnino, 2020)

Herkules (Roswitha Haas, 1997)

Empiezo por donde no es: mis libros favoritos entre los que leí este año son el Diario del dinero de Rosario Bléfari y El otro lado de Mariana Enríquez. Los dos tienen mucho que ver con el cine y mucho que ver con Argentina, que de alguna manera marcó mi relación con la cultura este año, y especialmente con el cine. A Rosario Bléfari la vi completamente icónica en Silvia Prieto, que después apareció novena en una lista que quedará eclipsada por la de Sight and Sound, pero que está llena de cosas que me fui apuntando. En el cine, otras tres pelis argentinas recientes me gustaron mucho: Camila saldrá esta noche, La edad media y Argentina, 1985. Esta última me llevó también a recordar que la política argentina me resulta muy confusa y a leer debates bien interesantes sobre la relación que tiene (o debe, o puede tener) el cine con la realidad con la que trabaja. Y a escuchar a Charly García, que aparece también en una entrevista extrañísima y memorable en el libro de Mariana Enríquez.

El otro lado es, sobre todo, un libro sobre la fascinación y las pasiones (normalmente las suyas, a veces las de otra gente). Una de las primeras que aparece es la que tiene por River Phoenix, y a raíz de esto acabé viendo Running on Empty, de Sidney Lumet, en una noche que estaba solo y algo triste, y en la que me entusiasmó esta especie de melodrama político sobre una familia de activistas fugitivos. Mariana dice que es “una rareza que marca la diferencia entre el Hollywood de hoy y el de ayer nomás” en la medida en que huye del maniqueísmo; para mí la emoción viene de que habla sobre quererse y no necesariamente querer lo mismo que, a lo mejor, define las familias (y la política). Aun así, cosas buenas hay en todas partes: del Hollywood de hoy (o de cerca de él) me gustaron mucho Nope de Jordan Peele y Top Gun: Maverick de Joseph Kosinski. Con esta última no lo esperaba, pero vi las secuencias de acción en el aire con la fascinación que supongo que tenía cuando era pequeño, y que la trama y personajes sean casi una parodia hasta parece buena idea. También vi este año The Train, de John Frankenheimer, que quizás se convirtió en una de mis películas de acción favoritas, y me encantó Unicorn Wars, vista en su versión gallega. Además de todo esto, me hicieron feliz compañía series como The Good Fight, Downton Abbey, Luis Miguel, Borgen o We Are Who We Are y podcasts como You Must Remember This, Las dos muertes de Javier Ardines o Ladridos de cine. Y cuando decía que cosas buenas hay en todas partes, también pensaba en que algunas de las experiencias que más voy a recordar de este año viendo audiovisual tuvieron que ver con contenidos de los que a menudo no tenemos grandes expectativas, como la sesión de parodias de internet y la del mockbuster Hércules en el Cineclube de Compostela y algunas piezas de estudiantes de la Facultad de Ciencias da Comunicación.

Argentina 1985, de Santiago Mitre

Argentina 1985, de Santiago Mitre

Iván Villarmea

He vivido tantas cosas —esta vez, buenas— en 2022 que un año más no he conseguido ver todas las películas que querría. Me sorprendió, eso sí, el buen nivel de la producción española postpandemia, con Un año, una noche (2022) a la cabeza, por la habilidad con la que Isaki Lacuesta navega en ese tsunami de sensaciones avasalladoras y temporalidades superpuestas a través de la confusión de sus narradores no confiables; y adoré también Mantícora (2022) y La consagración de la primavera (2022) por la elegancia y naturalidad con la que Carlos Vermut y Fernando Franco ponen en escena el infierno interior de sus respectivos protagonistas. La coincidencia de estos tres títulos en el mismo otoño me hizo pensar que la generación del Otro Cine Español ha alcanzado definitivamente el dominio de su arte: un cine de contrastes en donde conviven las imágenes delicadas con las emociones fuertes, las superficies lisas con los abismos insondables. En otras latitudes, mientras tanto, algunos cineastas consiguieron un equilibrio entre formas y discursos que hasta ahora les había resultado esquivo, como Gaspar Noé en Vortex (2021) o James Gray en Armaggedon Time (2022); aparecieron también directores jóvenes dispuestos a cambiar las reglas de la narración y de la representación, como Charlotte Wells con Aftersun (2022) o los Hermanos Zürcher con Das Mädchen und die Spinne (2021), e incluso revivió un veterano con una obra testamentaria capaz de darle una última vuelta a su filmografía como David Cronenberg con Crimes of the Future (2022). Además, de todas las películas a las que llegué con meses de retraso, hubo dos que tuve la suerte de ver —y sobre todo oír— en una sala de pantalla gigante y sonido vibrante (el Teatro Académico Gil Vicente de la Universidade de Coimbra): Memoria (Apichatpong Weerasethakul, 2021) y Il buco (Michelangelo Frammartino, 2021), dos intensas expediciones sensoriales a lo más profundo del tiempo y del espacio.

Aftersun, de Charlotte Wells

Aftersun, de Charlotte Wells

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