CERTAIN WOMEN, de Kelly Reichardt

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Reichardt’s Cutoff

Kelly Reichardt continúa en esta nueva película con su trabajo, casi sociológico, de reflexionar sobre la América profunda, rural y olvidada; ese viejo y mítico Oeste, el territorio más recurrente en su filmografía: Oregón en Old Joy (2006), Wendy and Lucy (2008), Meek’s Cutoff (2010) y Night Moves (2013), y ahora Montana en Certain Women (2016). Esta América desencantada y abandonada, víctima de la globalización y de la especulación financiera, parece presa de un dilema existencial, en donde el conflicto entre la permanencia y el cambio está siempre latente.

Certain Women continúa también, en otro sentido, otro territorio. Los temas recurrentes en su obra son muy visibles. Michelle Williams está ahí para dejar eso claro, después de sus significativos papeles en Wendy and Lucy y Meek’s Cutoff. La condición femenina, que se explicitadesde el propio título de la película, vuelve a tener un lugar discreto pero central en el relato, aquí multiplicado por tres protagonistas femeninas que luchan y afrontan distintas situaciones de enfrentamiento de género.

Reichardt, bien posicionada dentro del cine independiente norteamericano, trabaja también con las convenciones de los géneros cinematográficos, desde los registros obvios de la road movie en Old Joy, el western en Meek’s Cutoff, el thriller en Night Moves y el melodrama en Wendy and Lucy. La cineasta reconoce su fascinación por el New Hollywood de los años setenta, por su voluntad de trabajar y reconfigurar las convenciones de los géneros cinematográficos más clásicos. Reichardt añade la ambigüedad necesaria para hacernos sentir incómodos ante lo que estamos familiarizados o que es más previsible, nos quiere expulsar de la nuestra ‘zona de confort’ como espectadores para obligarnos a cambiar nuestra relación con el relato.

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Ese es el camino de Certain Women: en una estructura aparentemente melodramática –hay todo tipo de dramas personales y familiares– la película escamotea cualquier enfrentamiento, evita los momentos climáticos o catárticos previsibles, y huye de los estereotipos y convenciones más recurrentes. La acción no trata nada en particular, apenas una serie de acontecimientos rutinarios, monótonos y poco atractivos. Parece, por eso, que no va a ocurrir nada a los personajes, atrapados en una rutina cotidiana que perdurará, inalterada, después del final de la película. Las historias de las tres protagonistas de Certain Women son así, poco más: son tres mujeres comunes, casi anti-heroínas, iguales a tantas otras, con vidas rutinarias y difíciles, con problemas personales y profesionales, que parecen sentirse incomprendidas o ignoradas, viviendo, por lo general, en la sombra de la sociedad.

Reichardt se interesa por los pequeños gestos cotidianos, por los días normales, por los dilemas y los conflictos latentes. Su cine es voluntariamente minimalista, en el que la acción está puntuada por escasos diálogos que interrumpen largos silencio. Reichardt piensa y habla así, transmitiendo sentimientos y emociones complejas, a través de esos silencios y de esas rutinas. Silencio, prestad atención, mirad, escuchad.

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