EL DEBATE DE LOS CINECLUBS (I): FUNCIÓN Y ORGANIZACIÓN

Cineclube Guimarães (Noites de Verão)

Cuando el público se despertó, los cineclubs seguían allí, ajenos a la dinámica de eventos, proporcionando a los espectadores una programación regular, porque el placer de ver una buena película bien acompañado no tiene porqué depender del calendario.

Los cineclubs son el pasado y el presente de la cinefilia. Son un lugar para encontrarse con los amigos cualquier tarde en cualquier lugar. Y todavía son muchos, por lo menos en Galicia y Portugal. Por eso, desde A Cuarta Parede, quisimos hablar con los responsables de media docena de ellos, para saber cómo les va en unos tiempos en los que el público parece preferir ver películas en casa, en soledad, en vez de acompañado en una sala.

A lo largo de cinco días, desde el lunes 23 al viernes 27 de mayo, seis cineclubistas debatieron a través de la red sobre distintos aspectos de su actividad habitual: la función social de los cineclubs, su organización interna, sus criterios de programación, el perfil de su público, sus actividades, sus sistema de financiación o los medios técnicos de los que disponen. Quisimos contactar con cineclubs de ciudades y pueblos, de la costa y del interior, del sur de Galicia y del norte de Portugal, por lo que invitamos a participar en este debate a Iván Cuevas (Cineclube de Compostela), Paulo Cunha (Cineclube de Guimarães), Mely López (Cineclube Lumière de Vigo), Marcos Nine (Cineclube da Illa de Arousa), Ricardo Paz (Cineclube do Carballiño) y Manuel Precedo (Cineclube Padre Feijoo de Ourense). La moderación, esta vez, fue cosa de Alba Cambeiro e Iván Villarmea; y el resultado aparecerá publicado a lo largo de tres entregas consecutivas.

¡Vamos con la primera!

Marcos Nine (Cineclube da Illa de Arousa), á dereita, co micrófono, durante una presentación

Marcos Nine (Cineclube da Illa de Arousa), á dereita, co micrófono, durante una presentación

1. Función Social de los Cineclubs

A Cuarta Parede (ACP): Cual debería ser la función de los cineclubs? Cuál es, en concreto, la que intenta cumplir el vuestro?

Mely López (Cineclube Lumière de Vigo)

Nuestra respuesta a ambas preguntas sería la misma: mostrar el cine de una forma educativa y crítica. Tratar de abrir una ventana a otros mundos, a otras maneras de expresión, de interpretación y de conocimiento. Un viaje a la pluralidad y a la diversidad.

Marcos Nine (Cineclube da Illa de Arousa)

Creo que hay dos cuestiones distintas. Por una parte está «la función que debería tener»: servir de espacio que haga accesible al público general el cine que «merece ser visto», pero que no llega a la gente por los canales convencionales (cine, tv…) Por otra, están las circunstancias y el momento en el que está en activo un cineclub, y que va a afectar directamente a su programación. En este sentido, para nosotros existen dos grandes condicionantes que derivan del momento actual:

1. Visibilizar la producción local (cine gallego). Tenemos un cine propio y la posibilidad de verlo se reduce a las ciudades y a eventos concretos (festivales) que no están al alcance del público general.

2. Fomentar que la gente vuelva a ver cine, recuperando la idea de ver una película como acto social. De poco nos serviría querer programar el mejor cine del año si la gente no sale de su casa.

Básicamente, estos dos puntos son las luchas en las que estamos.

Paulo Cunha (Cineclube de Guimarães)

Históricamente, como la mayoría de los cineclubs portugueses, el Cineclube de Guimarães siempre tuvo grandes preocupaciones sociales. Su función, hoy, se ha ido adaptando a nuevas realidades y a nuevos espectadores. En un mercado cinematográfico cada vez más uniforme y homogéneo, creemos que la oferta de un cine diverso y menos visible es una misión social y cultural necesaria. Así, hoy, nuestra misión pasa por cultivar una cinefilia que cree en la diferencia, en la diversidad y en la subjetividad. En una ciudad con la dimensión y la condición periférica de Guimarães, el cineclub interviene en la sociedad a través de su programación y de la resistencia, que pasa por continuar a ver cine en sala, como acto social y colectivo. De ahí, por ejemplo, que nuestras sesiones sigan teniendo descanso, para así facilitar el contacto entre la masa asociativa que asiste con más frecuencia a las proyecciones.

Iván Cuevas (Cineclube de Compostela)

Parece claro que la principal función de un cineclub debería ser la de juntar gente para ver (y pensar) películas. Ahora bien, supongo que el quid de la cuestión está en qué películas proyectar y cómo proyectarlas. La práctica de los cineclubs siempre se ha mantenido en los márgenes, en mostrar aquellas películas que, por las razones que sean, no consiguen llegar al público general. Y aquí entrarían tanto las prohibidos por decisiones ideológicas como las escondidos por las inercias del mercado: al final, son todos víctimas de censuras políticas.

En lo que respecta al cómo, los cineclubs, como cualquier asociación, no deberían ser ajenos al contexto en el que se mueven. Y eso implica, como bien dice Marcos, adaptarse a circunstancias concretas: analizar el cine que está disponible en el entorno, primar determinados contenidos, estar atento a los intereses del público objetivo… En nuestro caso, estas reflexiones nos llevaron a una programación que intentamos hacer oscilar entre la radicalidad de la forma y del contenido; y también a determinadas características (proyección en formatos digitales, posicionamiento fuera del mercado de la distribución…) que pueden ser vistas como diferencias frente a un modelo cineclubista más ‘clásico’. Pero en el fondo se trata de lo mismo, de ver películas y reflexionar sobre el cine todas juntas.

Ricardo Paz (Cineclube do Carballiño)

Un cineclub, a nuestro juicio, debería cumplir varias funciones, teniendo siempre en cuenta las circunstancias que lo rodean (en O Carballiño, por ejemplo, no hay cine):

1. Que se recupere el hábito de asistir a una proyección cinematográfica, de ver el cine en pantalla grande, en una sala en condiciones.

2. Acercar el cine que no llega en la mayor parte de los casos a las salas comerciales, dentro de una perspectiva del cine como arte, y no solo como producto industrial de consumo.

3. Acercar la cinematografía gallega al público.

4. Contribuir a la transformación social, de ahí que para nosotros la actividad que hacemos tenga una fuerte componente político, ya que en la sociedad actual el cine es una fuente importante de transmisión de ideología y mecanismos de control social.

Manuel Precedo (Cineclube Padre Feijoo de Ourense)

Pienso que la función actual de los cineclubs sigue a ser la misma que la de los primeros que se crearon, allá por los años veinte del siglo pasado, cuando pretendían diferenciarse de los espectáculos de feria que solían ser las sesiones de cine. Nosotros, por eso, intentamos legitimar el cine como una expresión artística y cultural, así como fidelizar un tipo de público ávido de conocimiento.

Manuel Precedo (Cineclube Padre Feijoo de Ourense)

Manuel Precedo (Cineclube Padre Feijoo de Ourense)

2. Cuestiones de Organización

ACP: ¿Cómo surgieron vuestros cineclubs?

Paulo Cunha: El Cineclube de Guimarães fue fundado en 1958, en plena dictadura de Salazar, y reunió a un conjunto de personas con preocupaciones sociales, culturales y cívicas. En un régimen autoritario y totalitario, la práctica cinéfila era una forma políticamente tolerada de oposición a la política cultural y social dominante; era una forma de intervención social. Aun así, son muchos los relatos de persecuciones políticas la dirigentes cineclubistas e incluso de cierres de importantes cineclubs portugueses.

Manuel Precedo: Nuestro cineclub nació en 1970 como una actividad externa del colegio del profesorado, del que cogió el mismo nombre de la escuela (Padre Feijoo). Entonces, como ahora, Ourense era una ciudad pequeña y la oferta cinematográfica era básicamente comercial. Hoy, a pesar de contar con un festival de cine, la oferta se ha reducido y sigue siendo mainstream, en busca de un mismo tipo de público: ocasional, irreflexivo e impulsivo (lógico, además, por el emplazamiento de las salas en un centro comercial).

Mely López: El nuestro surge de la inquietud de personas de diferentes campos, preocupadas por la falta de oferta en la ciudad, Vigo, de una sala que ofreciese películas independientes contemporáneas, autores que estaban despuntando en festivales internacionales y cuyas películas no se llegaban a estrenar en las salas.

Iván Cuevas: El Cineclube de Compostela nació en el año 2001 alrededor de un grupo de gente que estaba estudiando periodismo, en un momento en el que la oferta cinematográfica en Santiago era escasa. En la facultad podíamos disponer de un proyector y de una sala, y eso nos animó a iniciar la aventura. Con todo, podemos decir que, tal y como es ahora, el cineclub «volvió a nacer» entre 2004 y 2005, cuando nos mudamos para O Pichel y decidimos convertirnos en una asociación libre y autogestionada, que aprovecha las nuevas tecnologías para proyectar la programación que queremos, en gallego, y de manera gratuita.

Ricardo Paz: Nuestra actual directiva simplemente retomó la actividad del Cineclube do Carballiño, que había sido fundado en 1969 y que llevaba sin actividad desde 2001. Nosotros retomamos la programación en noviembre de 2010, y en este proceso, hecho un poco ‘a lo loco’, contamos con dos ayudas fundamentales: la concejala de cultura, que estaba empeñada en que el cineclub volviese a funcionar; y también el asesoramiento y ayuda de la Federación de Cineclubes de Galicia (Feciga), que para nosotros es una herramienta indispensable a la hora de hacer las gestiones con las distribuidoras y conseguir precios asequibles para los pases de las películas. Echamos en falta, eso sí, que con nuestra actividad, la de cada cineclub, aportemos más a la propia Feciga, lo que sin duda contribuiría a dar más visibilidad a nuestro trabajo.

Marcos Nine: Nosotros imagino que seremos los más ‘raros’, porque nacimos prácticamente por iniciativa municipal. En la Illa de Arousa hay una importante programación cultural, especialmente de teatro y música, y la idea de que pudiera completarse con cine partió del ayuntamiento. Esto tiene ventajas e inconvenientes.

La gran ventaja es que al estar involucrado el ayuntamiento tenemos garantizada la estabilidad a medio plazo y unas inversiones mínimas para programar sin necesidad de que los ingresos de la taquilla cubran los costes.

Por el contrario, se nos hace más complicado tener un grupo de trabajo que lleve el cineclub: por distintas causas llevamos dos años y no tenemos una «estructura humana» estable, pero seguimos programando

Iván Cuevas (Cineclube de Compostela)

Iván Cuevas (Cineclube de Compostela)

ACP: ¿Qué se necesita para poner en marcha un cineclub?

Manuel Precedo: Aparte de las obligaciones económicas, infraestruturales y legales impuestas por la administración, es aconsejable juntarse unas cuantas personas (nosotros somos un núcleo de seis, y no tenemos los mismos gustos), tener voluntad, empatía, constancia y algo de tiempo libre. Doy por descontando que les guste el cine.

Mely López: Lo imprescindible fue a tener una sala digna, algún dinero y el apoyo de la gente. En nuestro caso el público que llenaba la sala fue fundamental para conseguir la implicación de una forma estable del ayuntamiento y darle continuidad a la programación a lo largo de estos años. ¡Veintitrés hacemos en este 2016!

Paulo Cunha: Una de las particularidades del Cineclube de Guimarães es su masa asociativa, que ronda los mil socios. Para nuestro modelo de funcionamiento es fundamental tener una base social de apoyo muy sólida, diversa y heterodoxa. Esa masa asociativa garantiza la independencia del cineclub de los intereses del poder político y económico, garantizando las condiciones para hacer viable un proyecto de programación alternativo.

Iván Cuevas: Lo que se necesita depende mucho del tipo de cineclub que se quiera poner a andar. Si entras en la dinámica capitalista de distribución, está claro que necesitas una fuente estable de financiación para pagar las copias, y un cierto conocimiento del mercado. Cuando nosotros funcionábamos así, estar en la Feciga nos ayudó mucho para manejarnos en ese mundo. Con el modelo que tenemos hoy en día, los requisitos son muchos menos: tener ganas, un proyector y un local donde poner las películas. Y, quizás, un poco de atrevimiento e inconsciencia.

Ricardo Paz (Cineclube do Carballiño)

Ricardo Paz (Cineclube do Carballiño)

Paulo Cunha (Cineclube de Guimarães)

Paulo Cunha (Cineclube de Guimarães)

ACP: Tanto Ricardo Paz como Iván Cuevas mencionan la importancia del apoyo de la Feciga. ¿Cuáles serían las ventajas de pertenecer a una federación, ya sea la gallega o la portuguesa?

Mely López: El soporte de la federación es importante para poner en común nuestra actividad ante la administración y las distribuidoras. Juntos tenemos más fuerza (conseguimos mejores precios, podemos aplazar pagos, etc.) y también más visibilidad en un sector en el que, a veces, no lo ponen fácil…

Manuel Precedo: Estoy de acuerdo con Mely. Las ventajas de una federación, más allá de hacer un mismo camino con otras personas (que en cierta medida es un apoyo moral), es dar perspectiva y proporcionar una posición de fuerza a la hora de negociar con las distribuidoras.

Marcos Nine: El simple hecho de poder externalizar la gestión de los derechos de las películas es una ayuda enorme para cualquier asociación cultural pequeña.

Paulo Cunha: Nuestro cineclub siempre perteneció a la Federación Portuguesa de Cineclubes (FPCC), precisamente por entender el cineclubismo como una red que debe funcionar de forma eficaz y solidaria. Infelizmente, la actual situación moribunda de la FPCC no ha ayudado la consolidación de la posición conjunta de los cineclubs portugueses en un momento de decisión política, como la reciente discusión sobre la ley del cine y sobre el modelo de financiación pública, pero la FPCC tiene un papel histórico fundamental en la puesta en valor de la práctica cineclubista en Portugal que no puede ser olvidada.

Continúa en una segunda y tercera parte…

Comments are closed.