DOMINIC GAGNON: EL FINAL DE UN SISTEMA

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Dominic Gagnon se pasea con sus gafas oscuras por el café de Play Doc, el Festival Internacional de Documentales de Tui. Ha venido a presentar sus filmes como parte de una retrospectiva que incluye también una carte blanche. El canadiense tiene pinta de rockero, aunque se trata de una percepción personal.

Su labor es casi arqueológica. Su búsqueda consiste en la acumulación de material videográfico encontrado en internet, posteado por ‘neo-cineastas civiles’, si adaptamos aquí a Pasolini, para este neologismo que pongo encima de la mesa. Gagnon observa y recolecta pequeñas piezas que muestran a los humanos del capitalismo tardío, filmándose a sí mismos o a sus semejantes. Una tipología que el propio cineasta denomina como ‘cine hiperdirecto’. Acumula este material en discos duros y parte al norte de Canadá, donde se refugia durante meses en una caravana en medio de la nieve, mientras da forma a su film. Una vez terminada, la película vuelve a internet. Y ahí sus problemas comienzan: ha recibido quejas por el uso de la imagen personal. Ha sido tachado de racista. Ha recibido incluso amenazas.

Sus relatos cinematográficos son estremecedores. Of the North (2015), su filme más polémico, es un ejemplo palpable. Si bien el título hace referencia al documental pionero de Robert J. Flaherty sobre una familia de inuits –Nanook of the North (1922)– la película de Gagnon aparece como una suerte de reporte sobre la actual situación de este pueblo que habita en las tierras del norte de Canadá. Hay algo que funciona en este título y es que hace pensar sobre todo lo que ha sucedido entre la película de Flaherty y las imágenes que hoy nos llegan, ahora ya producidas por ellos mismos. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Porque las noticias no son buenas: violencia, armas, deforestación… pero, sobre todo, alcoholismo y problemas de adaptación al sistema capitalista que el humano blanco les ha impuesto. No hay salida ni escapatoria: todos hemos caído en sus redes, y cada uno lo lleva como puede. Recuerdo una frase de un campesino en una película de Herzog aparecida en Netflix no hace mucho tiempo: “la culpa es de los rusos, que nos trajeron el vodka” – Happy People: A Year in the Taiga (Werner Herzog & Dmitry Vasyukov, 2010).

Of the North (Dominic Gagnon, 2015)

Of the North (Dominic Gagnon, 2015)

Hoax_Canular (2013) tiene una estructura quizás más clara, fijada por la cuenta atrás para el advenimiento del doomsday, o día del juicio final. Si ‘hoax’ es farsa, ‘canular’ se refiere a un mensaje enviado de buena fe por una persona cercana, normalmente por internet, avisando de un grave castigo si, por ejemplo, no lo reenvías en menos de media hora a las 90 personas que más quieres. Una película más discursiva, utiliza el relato de jóvenes youtubers que anuncian la destrucción total. Kits de supervivencia y recomendaciones para sobrevivir al apocalipsis zombie. Muchos lo creen y lo temen, otros se mofan y algunos hasta lo ven con alivio; un buen final para una vida solitaria y aburrida. Apoyándose también en material rodado por cineastas amateurs y en el relato de sus reflexiones a cámara, la película cuenta incluso con imágenes de ahí afuera, que vienen a demostrar que el final del mundo se aproxima. Es curioso cómo nuestra percepción de la realidad viene precedida por el discurso que nosotros tenemos de ella a priori.

La línea que separa en su obra el documento artístico del freak show es muy fina, pero Dominic consigue surfear esa separación manteniendo su distancia con los personajes. Sin tomar partido por ellos ni tampoco contra ellos. Sin caer en banalidades ni la utilización de la imagen de estas personas para el escarnio. Los profetas / youtubers protagonistas de RIP in Pieces, America (2009) se preparan, por su parte, para el inevitable ataque final del Estado norteamericano contra su pueblo, un miedo que, no olvidemos, forma parte del espíritu fundacional de esa nación. Compren arroz y armas, puesto que el gobierno dará su golpe final, y desde YouTube se lo estamos anunciando, you bastards.

Mientras veo sus películas y, particularmente, durante el visionado del primer montaje provisional de su próximo film, Going South, que presentó en exclusiva durante su masterclass en Tui, me asalta una sensación apocalíptica: la de estar presenciando cómo la especie humana fabrica ya las imágenes del final de su historia. Sin embargo, hay una luz al fondo. Veo una cierta coherencia en cada una de las cintas: siempre hay un niño o una persona inocente que celebra su alegría por estar viva. Eso me hace pensar que, en realidad, no se trata de las imágenes del final del mundo. Son las imágenes del final de un sistema económico y social que intenta matarnos mientras pierde, definitivamente, lo poco que le queda de legitimidad.

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