“STELLA CADENTE ES UN FILME DE ÉPOCA VISTO DESDE UNA PERSPECTIVA ROCKABILLY Y SEXY”

Luis Miñarro (Barcelona, 1949) estrenó el pasado 27 de enero en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam su primer largometraje de ficción: Stella Cadente. Una première mundial dentro de la Sección Oficial del certamen (Tiger Competition) que contó con la presencia de Àlex Brendemühl y Lola Dueñas. El filme abarca el período en el que Amadeo Fernando María de Saboya reinó (o lo intentó) en España (1870 – 1873). Más conocido como Amadeo I o el ‘Rey Caballero’, este personaje histórico se muestra en la obra de Miñarro como un idealista refinado constantemente reprimido por su gabinete. La película es una joya, como las muchas que colecciona el Rey, un canto a la belleza, pero a la vez una reflexión social y política actual extensible a la industria cinematográfica de nuestro país.

Miñarro con Àlex Brendemühl e Lola Dueñas en Rotterdam.

Miñarro con Àlex Brendemühl y Lola Dueñas en Rotterdam.

Llevas bastantes años visitando Rotterdam como productor, siendo seleccionadas películas en las que hay sello o colaboración de Eddie Saeta, pero esta es la primera ocasión en la que vienes como ‘realizador’ y además en la Sección Oficial. El festival tiene fama, y se puede constatar al visitarlo, de defender un cine diferente, además de dinamizar el mercado y favorecer el establecimiento de colaboraciones en la coproducción, ¿cómo ves ‘hoy’ al festival de Rotterdam? ¿Es Stella Cadente una de esas películas ‘diferentes’? Tú has dicho en algún momento que es ‘traviesa’.

El festival de Rotterdam es un claro referente para el cine más actual y comprometido. No hace falta que lo diga yo. Lo saben todos los productores, los realizadores emergentes y los ya consolidados; aunque éstos últimos no lo necesiten.

Para mi productora ha sido fundamental. Rotterdam ha dado a luz (valga el símil) a muchas de las producciones que, con gran esfuerzo, he conseguido llevar a cabo. Y también ha presentado, fuera de competición, otras que han tenido una buena circulación internacional gracias a haber estado antes en Rotterdam. Ejemplos: El muerto y ser feliz, Girimundo, El extraño caso de Angélica, Aita, Finisterrae, Liverpool, El cant dels ocells… Alguna de ellas con coproducción holandesa y con la ayuda del Fondo Hubert Bals. ¿Cómo no estar agradecidos al festival de Rotterdam?

En cuanto a Stella Cadente, para mí es una satisfacción que el festival haya entendido la humorada que representa considerar nuevo realizador y emergente a una persona con más de 60 años. ¿Por qué no? La edad es la mayor de las ficciones. El carácter holandés es “travieso”; de ahí que hayan entendido muy bien la ironía que contiene la película. También Holanda vivió la colonización española y supongo que saben de qué hablamos.

¿Podemos calificar a Stella Cadente como una película de época moderna? No sólo me refiero a los aspectos formales, sino también a la obra como una producción adaptada (en su presupuesto) a la situación de la industria, así como a una lectura crítica a la actualidad sociopolítica española.

Stella Cadente es un juego que se ofrece al espectador. Nada es previsible ni necesariamente responde a lo que pueda parecer. Dejo libre a cada cual que la registre como quiera. Para unos será un melodrama amoroso, de “época”. Para otros puede ser una comedia pop disfrazada de cine histórico. ¿Es una ensoñación? Lo que sí quisiera dejar claro, es que ésta película nace de la necesidad de expresar las dificultades del momento presente con respecto a la desaparición de la diversidad cultural, a la urgente necesidad del arte como terapia social y a la exaltación de la belleza. En la ficha para festivales, mi secretaria la describe así: ‘la crisis como fuente de inspiración y resistencia. Un film de época visto desde una perspectiva rockabilly y sexy’.

Durante 2013 estuve prácticamente parado como productor. Las dificultades del momento me impedían continuar con una trayectoria que, por ejemplo, en 2010 me permitió participar en 5 películas durante ese año… En tan solo dos años, el panorama para la cultura en España ha cambiado de tal manera que no me ha sido posible continuar la tendencia consolidada en 2010. Me dije a mi mismo que éste era el momento para hacer Stella Cadente. Y ahí he puesto los recursos que me quedaban más las ayudas que en el último momento he podido obtener.

En cuanto al uso de los idiomas… Vemos en la película que la nobleza habla catalán, mientras que la servidumbre habla castellano. ¿Tiene esta decisión algún componente ideológico o responde más bien a fines artísticos?

La reina habla en castellano. El joven criado habla en catalán. No hay ningún componente ideológico en el tema idiomático. Yo vivo en un lugar que es bilingüe y aquí el bilingüismo es la normalidad. Siéntate en cualquier cafetería de una ciudad europea: seguro que oyes hablar más de un idioma a la vez.

Por tanto, en la película, responde a la libertad de dejar que cada actor hable el idioma con el que se sienta más cómodo. De ahí que cada cual se exprese en su lengua, salvo en el caso de Lorenzo Balducci que, para no introducir el italiano y crear confusión, le dejé que se expresara en castellano; idioma que habla perfectamente.

Es cierto que para un espectador avisado y conocedor de la complejidad de España, éste tema pueda originarle cierto desconcierto… pero a mí ya me está bien: es parte del juego.

«Para mí es una satisfacción que el festival haya entendido la humorada que representa considerar nuevo realizador y emergente a una persona con más de 60 años. ¿Por qué no? La edad es la mayor de las ficciones».

¿Es el idealista y bien intencionado Amadeo de Saboya, en cierto modo, el realizador (autor) de hoy en día, enfrentándose a todo tipo de dificultades, casi recluido en su castillo?

Buena pregunta. Bella imagen. Mi “castillo” está en el Pasaje Permanyer de Barcelona… Lo que me interesa de Amadeo de Saboya es que su progresivo proceso hacia la soledad le lleva – en un momento dado – a tomar una decisión: renunciar al cargo. Y es que creo que la vida es más importante que cualquier otra consideración mundana. Y, si después de largo esfuerzo, no se quiere comprender tu acción o se menosprecia la misma, lo mejor es despedirse y vivir la vida de otra manera. Es inútil darse permanentemente contra la misma pared. Se pueden producir muchas películas, pero no se puede producir tiempo.

Hablamos de tu primer largometraje de ficción tras los documentales Family Strip y Blow Horn, en los que pudimos ver tu sello como director tras una dilatada carrera como productor. Has trabajado en esta última faceta con realizadores como Guerín, Manoel de Oliveira, Apichatpong Weerasethakul, Javier Rebollo, ¿queda un pequeño poso de cada colaboración reflejada en tu estilo a la hora de rodar?

Está claro que he aprendido muchas cosas colaborando con directores muy significativos. También estoy seguro que ellos han aprendido otras de mí. Es parte de la experiencia de la vida y es muy gratificante compartir sintonías, esfuerzos y amor por el cine.

Antes que productor o director soy cinéfilo. Y creo que es una genética que no se improvisa. Quizás, quien me conoce, pueda decir que hay algo en Stella Cadente de Oliveira. Pero no es exactamente eso. Hay algo de la “teatralidad” del cine portugués culto. Pero también hay una cineturgia y un humor muy mediterráneos que no están en el cine portugués. Sí hay una cierta suspensión del tiempo. Solo al final, con una cartela, sabemos que han pasado tres años…

Hay sinergias que son inevitables porque han formado parte del proceso de producción de las películas en las que he intervenido. Ahí podríamos hablar de la función del ‘médium’. Nada es de nadie, todo está en el ambiente. Sin embargo, es conveniente que quede claro que he trabajado con un equipo que se ha ido formando a lo largo de los 25 años que tiene esta productora. Àlex Brendemühl, Francesc Garrido, Àlex Batllori, Francesc Orella, Gonzalo Cunill… ya habían trabajado antes conmigo. Nuria Esquerra, fue la montadora de En la ciudad de Sylvia, Jimmy Gimferrer participó en El cant dels ocells y Aita, Dani Fontrodona ha sido el sonidista de varias películas nuestras, Ignasi Ruiz, maquillador de dos películas de Oliveira. Y Lola Dueñas o Sebastián Vogler son mis amigos. ¿Qué más puedo pedir…?

Yo, y esta es una opinión personal, he visto a Pasolini en Stella Cadente. No sé si es por el contenido erótico o la manera de aproximarse a la sexualidad de los personajes, pero lo he visto. ¿Te has fijado algo en su cine a la hora de concebir ciertas escenas?

Pues no soy muy consciente de ello. Quizás me una a Pasolini el pensamiento. Pero no el pronunciamiento o la génesis de la imagen ya que, en Pasolini, provenía de un sustrato trágico. Es cierto que la película tiene una tensión sexual muy medida durante todo su metraje. Y, curiosamente, ahora que lo dices, recuerdo que hay una película de Pasolini que tenía que llamarse Stella. Eso que a veces llamamos “casualidad” y que deberíamos llamar “causalidad”. La única referencia clara en la película es a Buñuel. Me pasé un día en México con Javier Espada buscando el cuchillo–crucifijo de Albacete que utilizó Buñuel en Viridiana. No lo encontramos. Tuve que improvisar la navaja–crucifijo que aparece en la película.

Hay todo un mundo de significados con los objetos, las joyas, los animales y las flores que aparecen en Stella Cadente. Háblame del tratamiento de la sexualidad / sensualidad en la película. Hay escenas ciertamente explícitas, mientras que en otras se recurre a la insinuación. ¿Provocación y ternura a la vez?

La sexualidad envuelve todo en nuestras vidas. Aunque la mayor parte del tiempo no seamos conscientes. Cuando vemos una situación explícita en la película, como la escena del melón, lo que a priori se representa como erótico, se convierte rápidamente en patético. El detonante es Maria Callas cantando Madame Butterfly. No tiene nada que ver con Tsai Ming Liang. La inspiración surge de un porno que vi en youtube. En lugar de un melón, había una calabaza. Quizás edite otra versión para los extras del dvd. Quise filmar esta escena en plano secuencia y en la distancia para evitar que no se convirtiera en un comentario recurrente. No lo he conseguido.

Pero sí he querido organizar un mecanismo que se ha resuelto en el montaje y que, de alguna manera, ya estaba presente en el subconsciente durante el rodaje: cuando el espectador espera ver una nueva secuencia erótica, ésta no ocurre o se transforma en una insinuación. Así, cuando el Rey parece que va a “pillar” en activo a Lorenzo Balducci con Lola Dueñas, lo que vemos son dos dedos penetrando el cáliz de una flor de datura (extramonio). O cuando después del beso entre dos hombres aparece de nuevo el Rey, lo único que descubre éste son dos sillas vacías… Así ocurre con el trampantojo, el trompe-l’oeil, que genera una ilusión. Y para mí la película, en definitiva, es eso: una ilusión y una celebración de la belleza.

«Es inútil darse permanentemente contra la misma pared. Se pueden producir muchas películas, pero no se puede producir tiempo».

En cuanto al amor. Vemos en este pasaje de la vida de Amadeo de Saboya distintas facetas emocionales. Tenemos la relación con su sirviente y hombre de confianza, con el que hay una cierta tensión sexual. También vemos la relación de Amadeo con su mujer (interpretada con mucha dulzura por Bárbara Lennie, más adelante te preguntaré por el trabajo con los actores), y luego la relación con el personaje de la criada interpretada por Lola Dueñas. ¿Cómo definirías el ‘amor’ en Stella Cadente?

Las relaciones entre los personajes son de a tres. El tres es un número mágico, creativo, muy adscrito a la masonería; sociedad secreta a la que pertenecía el Rey, el General Prim y tantos otros. Si observas, el Rey (Àlex Brendemühl) se relaciona con su amante (Lola Dueñas) y con la Reina (Bárbara Lennie). La amante (Lola Dueñas) se relaciona con el Rey y con su hombre de confianza (Lorenzo Balducci). Éste (Lorenzo Balducci) con Lola Dueñas y el joven criado (Àlex Batllori). A su vez, el joven criado se relaciona con el Rey, al que admira, y con su hombre de confianza (Lorenzo Balducci) que es quien le despierta los sentidos. Los Ministros Serrano (Francesc Garrido) y Zorrilla (Gonzalo Cunill) se relacionan con el Rey. Y el Obispo (Francesc Orella) con los ministros…

Creo que la película es muy romántica. Casi todos buscan ser comprendidos, aceptados y queridos. Salvo quizás los ministros que pasan de todo. Lo único que quieren es mandar.

Hay una escena que confieso es mi favorita. Cuando el Rey y la sirvienta comparten ese momento de intimidad, esa complicidad en la lectura de la obra teatral acostados en un banco. ¿Es esta una de esas escenas ‘indispensables’?

Efectivamente ésta es una secuencia muy particular. Hay cierto equívoco entre lo que uno recita y la otra comprende. El diálogo de las “nubes maravillosas” proviene de Baudelaire. Es el último momento “posible” para el Rey después de la marcha de su esposa. Un momento de paz, de intimidad, de acceso a la posibilidad de una nueva vida: escaparse quizás con su amante. Lo que ocurrirá después es que la muerte planeará en el ambiente y anulará todos los propósitos.

Tengo que reconocer que cuando Lola Dueñas llegó al rodaje hubo una explosión de energía. Se modificó el ambiente. Y la situación de intimidad entre los dos, se creó con una gran naturalidad. Había afecto. Decidí que Lola se cubriera solo con la chaqueta del Rey. Impensable en aquella época. Pero me interesaba ese toque de actualidad. Como si estuviera pasando ahora entre dos adolescentes que han hecho el amor por primera vez. Y como si el tiempo no tuviera ninguna importancia en la película.

Las interpretaciones de Àlex, Lola, Bárbara, Lorenzo, son todas muy buenas. ¿Hasta qué punto hay mano aquí del director, trabajo en ensayos y demás; y hasta qué punto es su talento y experiencia un grado en el resultado que vemos en pantalla?

Estoy de acuerdo contigo. Son actores estupendos. Han aceptado que les explicara poco y que, más que recitar, se dedicaran a integrar en sus personajes las imágenes de esculturas, pinturas, la gráfica que les enseñé. Por supuesto que hubo ensayos, pero pocos. Y lo ensayado tuvo poco que ver con el momento del rodaje. Ventajas de tratar con gente culta. Ventajas de saltarse el guion.

Aunque sea ésta mi primera película de ficción, creo que a los actores no hay que explicares demasiado de las capas ocultas que uno quiere representar. Pero sí los suficientes datos para que puedan elaborar el personaje que interesa.

Con Àlex Brendemühl recuerdo que trabajamos mucho la gestualidad. El cuerpo es lo que más me interesa de los actores. Le di un manual de mudras de Yoga. Y le dije que al principio tenía que parecer un personaje del expresionismo alemán. A partir de ahí, entendió perfectamente de qué se trataba y viajamos juntos hacia el metalenguaje.

Àlex Batllori, que es para mí el descubrimiento en este caso, ¿cómo le conoces y cómo llega a formar parte del equipo de actores con los que has contado?

Àlex Batllori participó en una película que he producido y que se llama La Mosquitera. Me lo presentó Consul Tura, una estupenda directora de casting. Tiene físico de “efebo” y se correspondía con lo que estaba buscando; una especie de Antínoo, el amante de Adriano. Aclaro: no tengo ningún dato que asimile a Amadeo de Saboya con Adriano.

La Mosquitera me ha dado satisfacciones como ésta por un lado. Y casi acaba con mi empresa por el otro: me fue denegada una ayuda a la amortización.

«Con Àlex Brendemühl recuerdo que trabajamos mucho la gestualidad. El cuerpo es lo que más me interesa de los actores. Le di un manual de mudras de Yoga. Y le dije que al principio tenía que parecer un personaje del expresionismo alemán. A partir de ahí, entendió perfectamente de qué se trataba y viajamos juntos hacia el metalenguaje».

En su personaje de joven criado Àlex muestra un acentuado fetichismo hacia los objetos personales del Rey, lo muestra chupándolos, utilizándolos, llega incluso a robarle la ropa. Stella Cadente es una película de época, los objetos y la dirección artística son importantes. ¿Se queda esto en un apego por lo material? ¿O podemos hablar del objeto como un bien espiritual?

Àlex lame todo lo que le viene a mano porque su personaje sigue en una etapa casi infantil. Sin embargo, no es un niño. Su sexualidad aprieta. Podemos hablar del objeto como bien espiritual. Está bien visto así. Soy de los que cree que hay objetos que llaman tu específica atención. Como si tuvieran una carga propia que te increpa. La prueba está en que, aunque pases de largo, parece que te esperen para otra ocasión. También hay otros objetos que alguien se adelanta y los adquiere en tu lugar. Está claro que ese no era para ti…

Los exteriores se han rodado en Castel del Monte en Puglia, Italia. El castillo es un objeto en sí mismo. Un OVNI. Un limbo, si quieres. Fue mandado construir por Federico II de Suevia. Es un octógono perfecto con ocho torres y un patio interior desde el que observar al cielo. Como un telescopio. No era un castillo defensivo ni una residencia. Fue un lugar de conocimiento. Por eso lo escogí. Por eso empezó ahí el rodaje de la película. También algunos de los objetos que aparecen son de mi propia colección; mis fetiches.

¿Cuál es el significado de los cristales / piedras en la película? Por un lado está la colección del Amadeo de Saboya, por otro las piedras preciosas de la tortuga / providencia…

Los cristales, los minerales, son parte de la maravilla de este planeta. Habría que preguntarse más por el tiempo y las condiciones que han supuesto su formación. De hecho, podríamos interpretar que vivimos en un jardín rodeados de piedras preciosas. Pero lo hemos machacado todo… Es responsabilidad nuestra cómo hemos devastado este planeta. Cada vez que veo una cantera me horroriza la imagen: una montaña desaparece para siempre.

Las joyas más espectaculares, la colección del Rey y las que lleva la Reina, son diseños de Miquel Barberà y juntas cuestan más que la película entera. Se utilizaron en el rodaje vigiladas por un guarda de seguridad. Las escogí, como las flores, en función del estado anímico de los personajes o la gravedad de la situación. Así, el Rey, regala su anillo favorito al joven criado cuando intuye que todo está perdido. Un zafiro con cuatro brillantes. La Reina lleva pendientes con perlas cuando intenta que su marido reaccione en función de su cargo. Las perlas manifiestan riqueza, poder. Imponen.

La tortuga puede interpretarse como una imagen de la providencia por su longevidad y por su aparente desapego con los acontecimientos que ocurren a su alrededor. Ya que preguntas por los animales, encuentro significativo señalar la reacción de los conejos. El Rey pide liberarlos al principio en la cena. Y éstos han perdido la capacidad de reacción: no huyen. No enseñan el camino de Alicia en un supuesto país de las maravillas.

En cuanto a la dirección artística, el arte de la película, la construcción de los espacios, su adecuación a la época en la que se sitúa la historia, ¿cómo ha sido este trabajo en el caso de Stella?

Para los interiores hemos localizado dos espacios que nos permitían trabajar. Los dos están en la provincia de Barcelona y son de la época. En uno de ellos no está permitido encender fuego, utilizar agua, desplazar el mobiliario, etc., porque es un museo. Estas limitaciones las suplimos gracias a una casa particular de decoración mural muy parecida en que pudimos movernos con mayor comodidad.

Hemos seguido un proceso de documentación estricto. Los muebles y las lámparas son del periodo o previos. No posteriores. Me interesaba especialmente el juego de puertas que se abren y se cierran como si fueran de cartón. Hemos podido economizar en mobiliario ya que hemos utilizado algunas piezas que estaban en las localizaciones. Otras han sido alquiladas en anticuarios.

¿Y sobre el vestuario? Podemos abordar brevemente esta parte de la obra, muy significativa en toda película de época.

Mercè Paloma y Núria Cardoner provienen del teatro aunque también hayan intervenido en el cine. Dadas las restricciones presupuestarias, tengo que decir que han hecho un trabajo excelente. Muchas piezas han sido costumizadas a partir de vestuario ya existente confeccionado para el teatro y la ópera.

Echamos mano de una amplia documentación previa. Por ejemplo, el Funeral del General Prim, obedece a una pintura anónima de la época que nos sirvió de inspiración tanto para el vestuario como para el encuadre en la película.

Si nos metemos en el territorio de los aspectos formales, la fotografía de la película, la composición de los planos… Por un lado veo referentes a la pintura (el plano del funeral de Prim por ejemplo, o la primera vez que vemos a Lola Dueñas en plan ‘maja desnuda’), también en la iluminación, las sombras, la cena de los asesores reales en el sótano… ¿Puedes hablarme sobre estos dos aspectos (composición – luz)?

Toda la película tiene un tono pictórico elevado. Forma parte de mi experiencia vital. De los conocimientos que he ido adquiriendo durante todos estos años. Para el discurso final del Rey (que el dramaturgo Sergi Belbel encontró en una hemeroteca) hice que se compusiera como el Retrato de Wellington de Goya. La cena del sótano es velazqueña tanto en la composición de los elementos que intervienen, como en la iluminación. El afeitado del pubis que ocurre un poco antes es como el expolio de Caravaggio. A Courbet lo convierto en Lucien Freud a través de un desnudo masculino. Desnudo que está con la intención de normalizarlo ya que todavía un desnudo masculino provoca reacciones contrarias. Las nubes son como las acuarelas de Emil Nolde. La composición del encuentro entre el Rey y la Reina, después de la llegada de ésta última, es como una estampa de Utamaro.

Podríamos hablar durante largo tiempo. Tendríamos que diseccionar la película secuencia a secuencia. Y entonces, quizás, aparecerían Tiziano, Raffaello, Manet o la pintura moghul del S. XVIII.

«Toda la película tiene un tono pictórico elevado», dice Miñarro. Arriba, un ejemplo con Courbet.

Para ver una tabla de referencias pictóricas más extensa y específica, facilitada por el propio Miñarro, pinchar aquí.

¿Ha dado frutos la presencia en Rotterdam del tipo futuras selecciones en otros festivales, programación de la película en espacios alternativos?

Rotterdam ha dinamizado la película. Muchos programadores de festivales estaban allí, la vieron y la han seleccionado. Ahora viene la lucha por decidir si Edimburgo o Londres, si Torino o Milán, y cosas por el estilo que no puedo aún ventilar. También he encontrado un sales agent que se ocupará de las ventas internacionales de la película. Esperemos que esto ocurra ya que siempre éste es un terreno espinoso para los que no pertenecemos a ningún lobby.

¿A qué festivales irá Stella Cadente (los que se puedan contar)? ¿La veremos estrenada en España o es muy pronto para saberlo?

Después de Rotterdam irá a Sofia, BAFICI, Montevideo, Cinema d’Autor (Barcelona), Basel… y diez festivales más hacia el otoño. Ahora no puedo hacerlo público. Confío en que la película se estrene en España entre mayo y junio de este año. Ahora se está en el proceso de selección de salas, lo que no es fácil por las mismas razones que he comentado antes. Incluso teniendo un buen casting.

Comments are closed.