TRACES OF A DIARY, de Marco Martins y André Príncipe

 “Photo is diary. Diary is life”

Nobuyoshi Araki

Al igual que todo guión acaba por concretarse en palabras, partiendo seguramente de unas imágenes; ¿no debería la crítica transmitir esa pulsión primitiva del cineasta del modo más puro posible? Traces of a Diary facilita una comunicación visual de lo que aporta este filme en la tradición del diario filmado, al tratarse de un retrato de varios fotógrafos japoneses, que vendrían a representar las tendencias principales de este arte en las últimas décadas.

Expedición de los lusos Marco Martins y André Príncipe a Tokio y sus alrededores, la película documenta a los artistas con su mismo espíritu, entre el fotoperiodismo y la expresión de un fuerte yo interior. En resumen, retratos muy diversos de un magnético país, hechos con personalidad. Y en las cámaras de estos fotógrafos entra el paisajismo, el body-art, el voyeurismo, el erotismo, el auto-retrato, la etnografía… Con todo, la cinta no es solo un catálogo de autores y corrientes. Ea también la crónica de un viaje, de unos encuentros filmados en un esplendoroso blanco y negro en 16 mm., con mucho grano, que dialoga directamente con la estética de muchos de los entrevistados. Es decir, hay información, pero también un estilo que une todas las partes que componen el filme. Creación, no mímesis.

Con este material tan bueno de referencia, esta crítica pretende ser una invitación a descubrir algunas de estas imágenes, que hablan por ellas mismas. Las siguientes líneas son solo el pie de foto en la crónica de un visionado en cinco partes:

  1. Daido Moriyama: el paisaje urbano

Fotógrafo de la ciudad por excelencia, el occidental reconocerá en él a William Klein y a Robert Frank por la relación de los cuerpos con el espacio o el uso del flou. Japón retratado a través de sus edificios, de sus calles, incomprensibles sin los personajes que las habitan. Takuma Nakahira, que también aparece en el filme, desarrollaría un estilo semejante, más tendente a la abstracción.

  1. Kohei Yoshiyuku: voyeur furtivo

La espontaneidad da fuerza a las fotografías de este espía de la intimidad, que sorprende a parejas y grupos que están realizando prácticas sexuales en parques públicos. Se puede decir de Toshiyuku que es un ladrón de instantes decisivos, tomados furtivamente con flashes o una larga exposición.

  1. Hiromix: “Gustarme me ayuda a enfrentarme a los demás”

El auto-retrato, ejercido desde la resistencia estética propia de los tribus urbanas, la experimentación sensorial y el travestismo, componen el particular universo de Hiromix, una de las pocas mujeres con éxito en la fotografía japonesa. Su propio sobrenombre tiene un aire pop que la sitúa en su tiempo, el de la posmodernidad, y que comunica muy bien esa pulsión propia de la adolescencia, que intenta calmar su ‘angst’ construyendo una fuerte personalidad con la que enfrentarse al mundo exterior. Eso pasa por la confección de una estética propia, que Hiromix entronca con la publicidad, la moda y la subcultura del manga y de la música alternativa japonesa.

  1. Syoin Kajii: la unión espiritual con la tierra

Objetividad y subjetividad son lo mismo para mí”, sentencia este monje budista y fotógrafo en Traces of a Diary. Su tema es el paisaje, inmortalizado tal como es, desde luego, pero con una belleza pictórica que logra transmitir fuertes emociones. Realidad y mundo interior. Kajii expresa su visión espiritual del mundo a través de la comunión con la tierra y el mar, elementos que remiten al arte del pintor Katsushika Hokusai, bien conocido por su Gran Ola.

  1. Nobuyoshi Araki: el diario como modo de vida

Con una personalidad magnética, roba protagonismo a los otros fotógrafos. Su arrasadora vitalidad surge de la voluntad de expresar lo que está alrededor de él a diario. Como el escritor toma notas de lo que experimenta, que después ordena, Araki fotografía compulsivamente y por intuición, incluyendo incluso los errores en sus trabajos como muestra de autenticidad. “Debes incluir todas las fotos, las buenas y las malas, o tu trabajo dejará de ser interesante”, explica el artista, muy ligado en su trayectoria al erotismo, y con una fijación en el cuerpo femenino.

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