FESTIVAL DE CINES ALTERNATIVOS E INDEPENDIENTES EN BARCELONA

Por 22º año consecutivo el Festival de Cinema Independent de Barcelona L’Alternativa asume el reto de constatar que hay vías cinematográficas posibles y necesarias que rehuyen al tiempo que cuestionan las normas y convenciones del cine hegemónico. Entre el 16 y el 22 de noviembre nos invitaba a descubrir una larga lista de títulos “no-dependientes” que libremente optan por eludir las rutinas y ortodoxia para demostrar que hay opciones diversas, otros modos de hacer películas, posiblemente más arriesgados, experimentales, vanguardistas, radicales… Organizado por la asociación La Fàbrica de Cinema Alternatiu, plataforma que trabaja para difundir propuestas innovadoras-creativas-comprometidas, con la colaboración del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, sede principal del evento, cuenta con algún apoyo del tándem ayuntamiento-generalitat-ministerio, pese a un recorte de dos tercios del presupuesto en cinco años, y una larga lista de colaboradores y benefactores, que se prestan a conceder y conllevar el sello independiente-alternativo para la ocasión. He aquí una oportunidad única para disfrutar de una experiencia independiente de las pequeñas pantallas a las que permanecemos grandes momentos anclados, una alternativa al envenenamiento masivo al que cotidianamente nos vemos sometidos, incluso mientras creamos y visionamos ese tipo de cine.

22 años que han conllevado un salto abismal, un antes y un después, a la hora de hacer cine alternativo e independiente. Cierto, hoy día gracias al video digital cualquiera que se lo plantee puede hacer su película con relativa independencia de las grandes estructuras mercantiles y estatales. Con una tecnología y conocimientos mínimos se puede hacer un film y ofrecerlo en línea sin preocuparse demasiado de aspectos comerciales o burocráticos. Surge sin embargo la cuestión de forjar alternativas a partir de tecnologías y redes que no tienen nada de neutrales y que de hecho actúan a menudo como dispositivos de dominación. Dotarse de un equipo de grabación de última generación, recurrir una postproducción de alto nivel, tal vez garantizan una buena factura pero también generan dependencias. Unas conexiones sociales y un plan de distribución que aseguren el pase por festivales y salas de exhibición pueden aportar visibilidad pero igualmente renuncias. Las tecnologías de la información, los medios de comunicación, y las industrias culturales, poseen la capacidad de dotar de existencia cualquier novedad audiovisual, pero también de neutralizar o eclipsar alternativas posibles. El uso de tecnologías de la comunicación social conlleva pues grandes oportunidades y al mismo tiempo grandes riesgos: sumisión de la creatividad al imperio de la técnica, modulación de una experiencia permanentemente mediatizada por pantallas y altavoces…

Por otro lado, el mero uso de una u otra técnica no basta para situarse al margen de la organización del trabajo, la sociedad, el tiempo y el consumo. La esfera cultural y el cine son agentes especialmente permeables y propagadores de ideas, emociones, reflexiones, sensaciones, valores, hábitos… en incesante transacción en las sociedades contemporáneas. Dotarse de nuevos medios de creación no garantiza de por sí la liberación respecto al riesgo de reproducción de los cánones y el orden vigente. La técnica raramente es fuente de belleza-verdad en una obra, y difícilmente  contribuye a partir de una emoción o alcanzar una comunicación más profundas. En esto, tampoco cuentan la elección de una temática o historia particularmente original y alternativa, o de una fórmula muy personal e independiente de (re)presentarla, cuando todo ello se basa en sujetos-objetos y metodologías preconcebidos. Un cine que aspire a ser independiente y alternativo debe cuestionar todo apriorismo, desde su primera gestación a las relaciones que establece con el destinatario.

Para tratar estas y otras cuestiones L’Alternativa 2015 ha contado con una programación todavía más amplia y cuidada, proyecciones y actividades a menudo gratuitas, una pantalla libre donde presentar espontáneamente su propia película, y un bagaje inconmensurable que han convertido la celebración en referente imprescindible del sector. La sección Oficial reunía veintidós cortometrajes y diez largometrajes. Dentro de este bloque, destacar Une jeunesse allemande (Jéan-Gabriel Périot, 2015), premio de la crítica con un choque de locomotoras de lo dialéctico a lo fáctico construido a partir de un extenso y fértil material de archivo que cobra especial valor a la vista de los trágicos acontecimientos de las últimas semanas. También Counting (Jem Cohen, 2015), un resquebrajamiento de cualquier imperativo narrativo o discursivo para construir un film-diario fechado y abstracto que apela a la libre combinación de depurados encuadres y sonidos para evocar la vida abandonada en grandes ciudades. Y como no, The Iron Ministry  (John Paul Sniadecki, 2014), gran premio del jurado oficial y mención especial de la crítica para un paseo rodado en trenes chinos durante más de tres años de viajes ricos en diálogos y apariciones en escena que albergan más de una pincelada humorística, irónica y hasta surrealista.

alternativa guerín

De la sección Panorama, con nueve cortos y siete largos, remarcar la producción extremadamente independiente de nuestro compañero Eloy Domínguez Serén, Ingen ko på isen (No hay vacas sobre el hielo, Suecia, 2015), premio al mejor guión de largometraje con un emotivo trayecto personal enraizado en presencias-ausencias en distantes parajes, contactos con seres de tiempos distintos, y búsqueda de formas auto-bio-cinematográficas alternativas. Las Paralelas acogieron además dos retrospectivas dedicadas a autores consagrados como Lucrecia Martel y Hubert Sauper, conocido sobretodo por Darwin’s Nightmare (2004), invitado para impartir una clase magistral. Y un singular encuentro de laboratorios colectivos independientes que reivindican el trabajo artesanal en soporte película del cine analógico como alternativa de resistencia frente al tsunami videodigital: el conjunto de presentaciones moderado por Crater-Lab pudo sugerir tanto el carácter comunitario del cine en sus orígenes como la dialéctica entre valor de cambio de la película en tanto que patrimonio cultural y su valor de uso en función de lo que hacemos con ella en nuestra vida presente.

En yuxtaposición con las proyecciones, las actividades, conferencias entorno al sonido documental,  los cambios tecnológicos y en los espectadores, y un simposio con el provocativo título “en qué (no) se está convirtiendo el cine”, en que subyace la pregunta “qué (no) estamos haciendo con el cine”, a la que modestamente intentan responder tanto estudiosos y cineastas de la mesa como asistentes y organizadores del festival. Una interesante jornada profesional, con mesa redonda entorno a la producción y distribución donde surgen fórmulas que van de la coproducción y las ayudas al crowdfunding y la autogestión, y se señala la ingente cantidad de películas alternativas de autores conocidos o anónimos que pasan al olvido cada año tras un largo o pequeño periplo. Talleres infantiles, escuelas de cine, sesiones experimentales, y seis tardes consecutivas de proyecciones gratuitas en el vestíbulo del CCCB para un festival que clausuraba con el estreno de la última película de José Luis Guerín La academia de las musas (2015), cita que nos remite tanto a referentes locales del cine independiente como la Escuela de Barcelona y el estimado Jose María Nunes, durante años presidente honorífico e invitado de honor de L’Alternativa, como a una equidistante 11a edición de 2004 que consagraba una amplia retrospectiva al cinematógrafo de Robert Bresson, aquella alternativa al cine emanada de una total independencia de las demás artes y en concreto del teatro.

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