MUSTANG, de Deniz Gamze Ergüven

El cine turco lleva más de una década luchando por una mayor cuota de mercado en el ámbito nacional así como también por un mayor reconocimiento internacional. Con Nuri Bilge Ceylan y Semih Kaplanoğlu este ha ganado un mayor seguimiento a través de circuitos de festivales, pero el reconocimiento en el extranjero de directores más jóvenes sigue siendo una difícil tarea. El llamado New Turkish Cinema es una nueva corriente que incluye tanto producciones comerciales e independientes desde la drástica transformación sufrida por el país en los años 90. Estas películas vuelven a los temas de la identidad y la memoria, pero muchos afirman que lo más llamativo de esta nueva tendencia es la ausencia de la mujer. Esta peculiaridad es fruto de una ambivalencia de los cineastas que subordinan las mujeres a los hombres y les niegan protagonismo alguno, al mismo tiempo que también tienen una conciencia autocrítica de su complicidad en la sociedad patriarcal. El desequilibrio de género nunca había sido tan intenso en términos de representaciones e historias. Algunos incluso describen este período como «cine de hombres», surgiendo así una nueva forma de representación femenina: la mujer silenciosa e inaudible, la mujer no como sujeto, sino como objeto del deseo masculino.

Un cambio de género del director no tiene porque cambiar la manera en la que se representan los papeles femeninos en las películas, sin embargo, es bastante visible la presencia de directoras turcas contemporáneas que realizan una mayor profundización en cuanto a los roles femeninos. Directora como Eylem Kaftan, Yeşim Ustaoğlu e incluso Deniz Gamze Ergüven suponen una inflexión en el New Turkish Cinema, un giro radical que conlleva una redefinición del papel femenino como el ente silente hasta ahora representado en películas como Three Monkeys (2008) o Climates (2006). En Mustang (2015), Deniz Gamze Ergüven trae de vuelta esa tendencia que unió los movimientos feministas y el séptimo arte en los años 80 en Turquía, una tendencia que supuso una mayor representación de la individualidad de la identidad femenina. Mustang es una película de mujeres. Trata la relación de la mujer con el hombre, la mujer con la familia, la mujer con la sociedad, en amor y el matrimonio, la sexualidad y también la mujer como ser independiente.

Cinco hermanas huérfanas viven en un pequeño pueblo a las orillas del Mar Negro. Las adolescentes provienen de una familia muy conservadora, que poco a poco irá transformando la casa e una prisión y sustituirá la formación escolar por instrucciones de cómo ser una buena esposa, lo que hace que las hermanas compartan un sentimiento de ira y deseo de libertad. La directora turca nos muestra como cada una de las niñas vive y siente el conflicto familiar, así como también las diferentes maneras de lidiar y afrontar tanto la vida como el destino que se les impone.

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Las niñas juegan en la orilla del mar con sus amigos. La línea del horizonte se nos presenta como la experiencia de la vida, el mar tendido frente a las niñas que le incita al deseo de recorrerlo, de saborear cosas nuevas, de existir. El mar como símbolo de las fluctuaciones de sus deseos y sentimientos. Las cinco hermanas se encuentran en la edad de explorar, explorar el sentimiento de libertad, de alegría y de gozo y también su sexualidad. Pero en un país como Turquía, en el que el sexo es tema tabú, la exploración de la sexualidad femenina es algo que está prohibido en muchos de los casos, o por lo menos mal visto, del mismo modo que la amistad entre hombres y mujeres es un concepto que muchos no entienden, o no aceptan. El simple hecho de que las hermana jueguen en la playa con sus amigos es visto como una obscenidad por la gente del pueblo, según las palabras textuales de su tío «actuar como una puta». En una familia conservadora como la que Deniz Gamze Ergüven nos muestra, la mujer tiene un papel meramente servicial. El hecho de que esta pierda la virginidad antes del matrimonio se traduce en una deshonra para la familia. Las niñas están a la espera de ser casadas; y nadie se querrá casar con ellas si no son vírgenes. el ser femenino lleva asociados los conceptos de pureza, castidad, decoro y pudor, la mujer debe reunir una serie de cualidades para que alguien sienta deseo y antojo de posesión sobre ella. El concepto del casamiento juega un papel muy importante en la sociedad turca, el matrimonio es visto como algo necesario y obligatorio. La buena de las niñas las exhibe por el pueblo con orgullo, las presenta a diferentes familias, las vende al mejor postor.

La directora turca no hace más que enseñarnos una zona rural del Mar Negro y la mentalidad de sus gentes, un lugar en el que el aparentar y lo que los demás piensen de ti es algo de gran importancia, una sociedad en la que la separación de sexos es extrema, en la que la educación diferenciada y las relaciones de género marcan el día a día. Porque mientras ellas ven una telenovela durante la comida, ellos beben alcohol y disfrutan del partido de fútbol. El hombre es aquí una figura claramente autoritaria, un hombre que precisa enseñar su autoridad a través de la violencia, su virilidad pegando tiros al cielo, su masculinidad mediante la violación. Es el tío de las niñas es que discute con la abuela sobre la educación de las mismas, porque es la mujer la que se tiene que ocupar de criar a sus nietas. Son las señoras las que se encargan de su instrucción en las tareas del hogar, porque solo son ellas las que se dedican a eso. Las mujeres hacen los posible porque el tío no vea a sus nietas en el partido de fútbol retransmitido por televisión, porque la culpa será de ellas por no haber educado bien a las adolescentes. El papel femenino reducido al ámbito del hogar, al ámbito privado.

Ante esta cruda realidad, Deniz Gamze Ergüven nos presenta a cinco personajes con un fuerte individualismo, en lo que cabe destacar a Lale, la pequeña, el espíritu más independiente. Esta película no es más que una denuncia social, estimulante y emotiva, un ensayo sobre el patriarcado y la opresión. El retrato de un país que se encuentra a medio camino entre oriente y occidente, en el que muchos y muchas siguen luchando contra la tradición. Las cinco hermanas son jóvenes, rebeldes, hermosas, fuertes; y la directora no hace otra cosa que demostrarlo a lo largo de toda la cinta. las actuaciones de las niñas son fenomenales, y la relación que muestran entre ellas es tierna y conmovedora, lo que hace de esta película un filme vibrante y al mismo tiempo turbador.

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