SOBRE LA OBRA PAISAJÍSTICA DE LOIS PATIÑO

Alguien tiene que decirlo: una buena parte del cine paisajístico contemplativo u observacional es estéticamente romántico, tópicamente antimoderno y teóricamente erróneo. La obra de Lois Patiño, influenciada por nombres asociados a esta corriente (Peter Hutton, James Benning o Sharon Lockhart), peca también de las tres cosas.

Romanticismo

Lois Patiño señala que la pintura romántica ha sido determinante a la hora de mostrar la relación entre el paisaje y el hombre en algunas de sus obras. En casi todas ellas, Patiño utiliza el contraste de tamaños entre espacios vastos y enormes y figuras humanas diminutas en él. Sus influencias resultan excesivamente evidentes y marcadas en Na vibración (2012) y En el movimiento del Paisaje (2012): en esta última, por ejemplo, se nos muestran imágenes de pequeñas figuras humanas de espaldas frente a grandes paisajes, unas composiciones muy pictóricas que nos remiten de manera inmediata a la obra de Caspar David Friedrich. Como en los cuadros más conocidos de la obra del pintor, los espectadores nos encontramos ante la contemplación de una contemplación. La composición de las imágenes de Patiño sigue la misma estructura iconográfica que las del pintor romántico: la superposición de dos planos sucesivos formados por las abstraídas y solitarias figuras humanas y “las coordenadas de un espacio que se aleja hacia la infinitud” (1). El propio Lois Patiño confirma que “es esta relación entre el paisaje de inmensidad y el hombre solitario la que el proyecto investiga”. Justamente esto era lo que Friedrich quería transmitir con aquel pequeño monje frente al mar: la minimización que el hombre sufre frente a la inmensidad de la Naturaleza, la tensión entre una “pareja humana y un fondo infinito” [Imágenes 1 y 2]. En ese sentido, podríamos situar En el movimiento del Paisaje a medio camino entre Gerry (Gus Van Sant, 2002) y El Cant del Ocells (Albert Serra, 2008).

1. Der Mönch am Meer (Caspar David Friedrich, 1808-1810)

2. En el movimiento del paisaje (Lois Patiño, 2012)

3. Montaña en sombra (Lois Patiño, 2012)

En Montaña en Sombra (2012) nos encontramos de nuevo con el contraste romántico entre la inmensidad del paisaje y la pequeñez de las figuras humanas: esta vez, unos esquiadores sobre la ladera de una montaña nevada contemplados desde lejos. En esta pieza, a través de las extrañas e indeterminadas posiciones de cámara y del enorme contraste que posee la imagen, Patiño consigue producir un logrado efecto de extrañamiento en el paisaje: la montaña parece amenazadora y siniestra, pero además el enorme contraste aplana la imagen y aumenta sus cualidades hápticas al tiempo que el paisaje se vuelve más abstracto [Imagen 3]. En esta ocasión, Patiño apuesta más por la abstracción y por la sensorialidad que por los tópicos iconográficos y la figuración. El resultado tiene así algo de esos paisajes románticos atmosféricos de J. M. W. Turner que Patiño ya había explorado en Paisaje – Duración (2010) [Imágenes 4 y 5].

4. Rain, Steam and Speed – The Great Western Railway (J. M. W. Turner, 1844)

5. Paisaje - Duración. Carretera (Lois Patiño, 2012)

Es evidente que tanto los documentalistas como los cineastas que centran sus obras en el paisaje utilizan moldes románticos a la hora representarlo: James Benning, Albert Serra, Peter Hutton, Carlos Reygadas, etc. Todos ellos contemplan el paisaje desde una óptica romántica, es una manifestación de una lejanía, de un misterio que se oculta en la inmensidad de las formas: la Naturaleza se presenta a la mirada del espectador a través de estéticas sublimes en donde a veces se sensibiliza una idea suprasensible y/o una ilusión transcendental. Pero, como todo el mundo debería saber, “la Naturaleza murió con la modernidad y quedó reducida a hortaliza sacralizada en las que ya no habitaba el alma de los dioses” (Azúa, dixit) (2); o lo que es lo mismo, la Naturaleza dejo de ser sublime. Y no lo es por razones bastante obvias: ha sido dominada por la técnica y racionalizada por la ciencia; por lo que la Naturaleza ha perdido el temor y el encanto de épocas pasadas. Ajeno a todo esto, Patiño sigue recurriendo a los viejos estereotipos románticos para representarla, lo que lleva a pensar que estas influencias no son más que plantillas iconográficas llenas de tópicos estéticos.

No obstante, conviene hacer dos puntualizaciones. La primera es que la naturaleza no es romántica en sí misma. Si la naturaleza es romántica es porque el hombre la representa de esa manera. Esta primera puntualización me lleva a la siguiente: Lois Patiño no filma la naturaleza sino el paisaje. Javier Maderuelo señalaba que es la intencionalidad estética de quien contempla la que transforma la naturaleza o un territorio en paisaje (3). Por lo tanto, lo que deberíamos preguntarnos, críticos y artistas, es qué vigencia tienen hoy los moldes estéticos románticos a la hora de representar naturaleza. Una primera conclusión que podríamos sacar es que de la misma manera que el cine comercial utiliza una y otra vez las mismas estructuras narrativas y los mismos argumentos universales, el cine paisajístico utiliza los mismos modelos estéticos y convenciones pictóricas sin preguntarse por su actualidad o validez (4).

Antimoderno

El cine paisajístico observacional promociona una experiencia estética temporal premoderna (primitiva) que se fundamenta en los tópicos de la duración y la velocidad que sostienen públicamente muchos de sus principales representantes. En una entrevista con Scott MacDonald, Peter Hutton se quejaba de la velocidad con la que sucedían las cosas, especialmente en las películas de Hollywood, en las que estaba desapareciendo el sentido del tiempo y de la duración (5). Como la cultura y el mundo se sobreaceleran, la misión del artista es oponerse. A pesar de haberlos defendido en el pasado (6), yo me he cansado personalmente de estos discursos de la resistencia cargados de lugares comunes: el mundo va demasiado rápido, nosotros vamos a ir lentos lentos. Además, lo del presente como un lugar sin duración es uno de los tópicos humanistas y artísticos más afianzados en la cultura de masas. Erróneo. En Lois Patiño también encontramos la cuestión de la duración, pero esta vez salpimentada con un poco de Bergson.

Por desgracia, los escritos de Bergson -que tanto daño teórico han hecho al cine (Deleuze)- están, como apunta José Luis Molinuevo, filosóficamente desfasados (7), pero es que además son matemática y físicamente erróneos: las teorías de Bergson chocan frontalmente con las teoría de la relatividad de Albert Einstein, de ahí que el físico Alan Sokal no dudase en meter a las teorías de Bergson dentro de las grandes ‘imposturas intelectuales’ de la filosofía (8). Una obra como Duración y simultaneidad (1922) tiene su interés histórico, por supuesto, pero su actualidad o validez es nula. La obra de Patiño debería desprenderse de esta rémora teórica, aparcar todo ese rollo de la duración y el instante que aparece plasmado de manera evidente en su pieza Paisaje – Duración. De aquí se deduce entonces una segunda conclusión: tan erróneo es querer contemplar el paisaje a través de moldes estéticos románticos como intentar hacerlo aplicando erróneos y anacrónicos fetiches teóricos.

6. Costa da Morte (Lois Patiño, 2013)

7. Costa da Morte (Lois Patiño, 2013)

Por todo esto que estamos comentado, la mejor obra paisajística de Lois Patiño es sin duda su primer largo documental, Costa da Morte (2013): todas sus influencias románticas europeas han acabado, cómo no, cristalizando en un intento de captar el espíritu del pueblo gallego, su volksgeist. A la visión romántica de la naturaleza, hay que sumarle ahora la del trabajador tradicional (pescadores, mariscadoras, percebeiros) que despeña su labor manualmente y en contacto directo con un paisaje grandioso y mítico [Imagen 6 y 7]. Muchas de las imágenes de la naturaleza en Costa da Morte se mueven dentro de la dialéctica propia de la visión romántica, abismática y melancólica: los planos se filman desde mucha distancia, muy abiertos, acentuando esa tensión (romántica) metafísica entre el hombre y la Naturaleza al mismo tiempo que realiza un canto poético ‘pondaliano’ (por Eduardo Pondal) a las esencias míticas de Galicia. Por este motivo, en este mismo número de A Cuarta Parede, Iván Villarmea celebra la película como una muestra de esa especie de ‘Rexurdimento’ cinematográfico que etiqueta como Novo Cinema Galego (9).

Patiño hace emerger un substrato mitológico de la Costa da Morte a través de las conversaciones de las personas que vemos a lo lejos. Así, mientras que el paisaje se filma desde mucha distancia, sentimos los diálogos y los sonidos muy próximos, ya que se tratan de leyendas, historias o anécdotas relacionadas con este espacio mítico. Con este trabajo entre la cercanía de los sonidos y la lejanía del espacio, el director intenta crear una cierta indeterminación en la procedencia de la voz: “no queda claro si la voz sale de la figura humana o emana del paisaje”, señala. Lo más interesante de Costa da Morte son entonces las imágenes y los momentos en los que Patiño se aleja de los tópicos románticos y se aproxima a una visión más geográfica y antropológica, en una mezcla de estudio territorial y paisajístico: el paisaje se muestra como algo anclado en la vida humana, como un espacio en donde las personas trabajan y viven, ya que la naturaleza influye en el hombre tanto como el hombre en la naturaleza. En muchas imágenes no encontramos la dicotomía entre Naturaleza y figura humana que hay en sus demás obras, sino que el paisaje se muestra claramente marcado por la actividad humana, aunque aún así Patiño sigue transmitiendo una especie de nostalgia romántica por un pasado mítico e idealizado.

8. Na Vibración (Lois Patiño, 2012)

En resumen, uno de los problemas que encuentro en parte de la obra paisajística de Lois Patiño es que sigue una línea principalmente esteticista con demasiadas convenciones y estereotipos románticos, y con teorías temporales más que dudosas. Patiño debería preguntarse si la naturaleza sigue siendo hoy día tan misteriosa, mística o sublime como lo era para los románticos o para Kant, además de plantearse la existencia –muy cuestionable– de la figura del espectador (pasivo) contemplador. En Costa da Morte, en cambio, Patiño muestra el paisaje desde una triple perspectiva: estética, cultural y social, lo que vincula su propuesta con las mejores obras de James Benning. Gracias a esta visión más geográfica y antropológica, el cineasta no cae en las trasnochadas estéticas trascendentales de sus anteriores trabajos. No obstante, su pieza Na vibración (2012) ya esbozaba tímidamente un tema que, a mi parecer, debería ser una de las líneas de trabajo a explorar: la banalización de los lugares naturales por el turismo [Imagen 8] Esta es una de las razones por las que cualquier intento de sublimación de la naturaleza solo puede caer en cliché estético o en un pintoresquismo banal, ya que la contemplación romántica de la naturaleza es propia del ‘dominguero estético’ de ciudad. La naturaleza se parece así cada día más al cómico “establo más fotografiado del mundo” que aparecía en Ruido de Fondo de Don Delillo, porque cuando la contemplamos estamos siempre ante una imagen sobrexpuesta, saturada de otras imágenes.

(1) Argullol, Rafael (2006): La atracción del abismo: Un itinerario por el paisaje romántico. Barcelona: Acantilado, p. 63.

(2) Felix de Azúa citado en Molinuevo, José Luis (1998). La experiencia estética moderna. Madrid: Editorial Síntesis, p. 185.

(3) Maderuelo, Javier (2007). “Paisaje: un término artístico”, en Paisaje y arte. Madrid: Abada, CDAN, pp. 11-37.

(4) ¿No incurren en una contradicción todos aquellos que atacan, con vehemencia, los moldes narrativos decimonónicos y defienden las estéticas dieciochescas para representar la naturaleza?

(5) MacDonald, Scott (1998): A Critical Cinema 3: Interviews with Independent Filmmakers. Berkeley; Los Angeles: California UP, p. 218.

(6) Muñoz Fernández, Horacio (2011): “Esos profesores que nos gustaría tener. Pedagogía de la imagen: Straub/Huillet, Benning, Godard” en A Cuarta Parede 7, 11 de diciembre de 2011, https://www.acuartaparede.com/pedagoxia-straub-huillet-benning-godard/?lang=es

(7) Molinuevo, José Luis (2010): Retorno a la imagen. Estética del cine en la modernidad melancólica. Salamanca: Archipiélagos. https://app.box.com/shared/c0m6yyo66o.

(8) Sokal, Alan y Bricomt, Jean (2008): Imposturas intelectuales. Barcelona: Paidos.

(9) Villarmea, Iván (2013): “La cuestión identitaria en el Novo Cinema Galego”, en A Cuarta Parede, 12 de septiembre de 2013, https://www.acuartaparede.com/identidade-novo-cinema-galego/?lang=es

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