El triángulo de la tristeza, de Ruben Östlund

  El mecanismo que mantiene un crucero a flote se compone de una gran cantidad de pequeños elementos de ingeniería, que sin ser muy atractivos de por sí, trabajan juntos desde el anonimato para crear esa preciosa imagen final de una embarcación capaz de navegar por los mares. Si alguno de estos pequeños y desconocidos elementos falla o no se comporta como debería, todo el sistema corre el riesgo de venirse abajo, causando graves problemas a sus tripulantes. Lo mismo... Ler máis