FICBUEU 2024 — SECCIÓN OFICIAL #2

El Soldao, de Alejandro Cabrera

El Soldao, de Alejandro Cabrera

‘A todos aquellos lugares donde los tiempos se mezclan y todo ocurre simultáneamente.’ Esta es la dedicatoria que puede leerse en los créditos finales de El Soldao (Alejandro Cabrera, 2023), y que condensa en unas pocas palabras la naturaleza de esta película. En ella, Francisco regresa a la casa familiar en Villanueva del Duque, Andalucía, vacía tras la muerte de su madre, y los recuerdos afloran.

Esta mezcla de tiempos encuentra su expresión audiovisual a través de una mezcla de formatos. Lo vemos por primera vez en los minutos iniciales de la película, mediante un plano-contraplano que une la imagen presente (Francisco asomado a un balcón que da a un patio) con la imagen pasada (una serie de cortes de material de archivo en los que un grupo de gente le devuelve la mirada y le saluda desde ese mismo patio). Como si una brecha se hubiera abierto en el tiempo con este gesto de montaje tan sencillo como eficiente, transitamos desde entonces por un espacio donde, siguiendo la máxima de San Agustín, podría decirse que conviven el presente de las cosas pasadas y el presente de las cosas presentes. Resulta interesante observar entonces los distintos mecanismos que usa la película para poner en diálogo el material propio con el material de archivo. No se trata siempre de imágenes que se miran o que comparten un espacio; la dimensión sonora también puede ser un vínculo que una los tiempos, y así sucede, por ejemplo, con el ruido de una motocicleta o con el tañer de las campanas, que funcionan como bisagras temporales en este ejercicio de memoria.

Volvamos al tiempo de Francisco. Este presente está filmado en digital, con un acercamiento documental en el que abundan los primeros planos. Así, la película va conformando una serie de retratos que, si bien tienen a Francisco como eje central —¡qué ojos tan expresivos!—, se reparten generosamente entre el pueblo para ir esbozando una imagen de comunidad. Aún en este presente, hay una escena que nos muestra cómo Francisco saca una vieja cámara Super8 de la funda. Advertimos entonces, si es que antes nos había pasado por alto, que la película no se limita a asociar lo fílmico con el pasado y lo digital con el presente, sino que incluye en la mezcla una serie de imágenes de los nietos de Francisco filmadas en Super8. ¿Se trata de un gesto profundamente nostálgico, puesto que casi podríamos confundir estas imágenes de futuro con el material de archivo? ¿O bien encontramos en ella otro signo de la atemporalidad que la película quiere explorar?

Avec l’humanité qui convient, de Kacper Checinski

Avec l’humanité qui convient, de Kacper Checinski

Sigue en el programa Avec l’humanité qui convient (Kacper Checinski, 2023), una película que, si bien comparte con El Soldao una idea humanística del cine, lo hace desde un tono mucho más frío y descarnado. Pasamos de un documental de cariz familiar, que busca un registro cercano (la cámara en mano, los primeros planos, la calidez en los colores), a una obra de ficción calculada al milímetro, que de alguna forma mimetiza en su puesta en escena el mundo cruel e impersonal de la burocracia. Véase la primera escena, puesto que los momentos iniciales de una película —y especialmente de un corto— suelen condensar mucha información: aquí hay un solo plano, que empieza como detalle de una carretilla cargada con cajas llenas de expedientes y que, siguiendo el movimiento, se va abriendo para mostrar la entrada de una oficina de empleo. No llegamos a ver el rostro del trabajador que empuja la carretilla; los verdaderos protagonistas son los expedientes que rigen la vida de las personas.

Estos movimientos de cámara nos acompañarán a lo largo de la película. Los travellings se suceden pasillo arriba, pasillo abajo, siguiendo a los trabajadores de la oficina (y en especial a Hélène, la subdirectora) por los rincones grises del edificio, marcando el ritmo frenético de una narración que apenas concede pausas. Ese día ha llegado a la oficina un correo electrónico de una mujer desesperada que amenaza con suicidarse allí mismo. El aviso llena los despachos de tensión, afloran los desencuentros entre compañeros de trabajo, y más aún cuando el problema se revela como un error interno en la burocracia. La película expone la inoperancia de un sistema que depende de unos trabajadores sobrecargados, al borde del burnout e incapaces de dar abasto, y lo hace abordando esta violencia estructural casi desde la óptica del thriller. A los elementos ya mencionados se añade un uso muy concreto de la música para puntear el suspense.

La película enfrenta también la brutalidad de otra clase de violencia, representada aquí por los cuerpos policiales, con la posibilidad de un acercamiento más humano: una conversación en la que ambas partes puedan mirarse a los ojos y comprometerse a solucionar los errores cometidos. Tras el brutal arresto de la mujer, Hélène encuentra su cartera en la oficina y va sacando de ella una serie de objetos personales que, en contraste con la frialdad inerte de los expedientes, sí dan cuenta de una vida vivida y dibujan los trazos de una historia. Entre ellos, un pequeño guiño que condensa la filosofía de Avec l’humanité qui convient: una entrada para una sesión de Vivir (1952), la película de Akira Kurosawa que aborda precisamente la ineficacia de la burocracia y narra el despertar a la vida de un hombre que, rompiendo con las inercias, empieza a trabajar por un mundo distinto.

Preoperational Model, de Philip Ullman

Preoperational Model, de Philip Ullman

La tercera película constituye un punto y aparte radical en el programa. Preoperational Model (Philip Ullman, 2024) es un corto de animación protagonizado por dos criaturas antropomórficas, Sophie y Jessica, que se desplazan en el espacio y en el tiempo. Sus viajes están empañados por una profunda melancolía que resulta de los tiempos lentos, de los espacios vacíos, de las dulces voces de estos seres extraños, de grandes ojos tristes, recubiertos de heridas que se expanden por sus cuerpos como formaciones de coral. Tal vez la mejor forma de acercarse a esta película sea dejándose llevar por sus hipnóticas imágenes, tan atmosféricas como inquietantes, sin exigirles que nos desvelen una lógica demasiado clara en la historia; el título, sin embargo, nos da una primera clave de lectura, suficiente para no avanzar a tientas por los trece minutos de metraje. Preoperational Model hace referencia a la fase preoperacional en el desarrollo cognitivo de una criatura; es entonces cuando se agudizan las capacidades de memoria e imaginación, cuando empiezan a cristalizar las diferencias entre pasado y futuro, y cuando la fantasía y la fabulación entran en juego. Son todos estos elementos reconocibles en la propuesta de la película, y aunque no nos permitan delinear del todo su lógica interna, sí que nos ofrecen un mapa bastante claro de sus coordenadas narrativas.

La película consta de tres partes claramente diferenciadas. En la primera, Sophie es una princesa que deambula por los jardines de un palacio junto a su dama de compañía, Jessica, mientras va desgranando las inseguridades que le provoca su futuro rol de reina. En la última, Sophie es una niña que viaja en un tren junto a su madre, Jessica. La parte del medio, ambientada en un comedor un tanto lúgubre donde ambos personajes juegan, funciona como bisagra entre principio y fin, y condensa esos mundos distantes en objetos concretos: un pequeño palacio rosa y un tren de juguete, fuentes de imaginación. Esa escena-bisagra nos brinda también otro de los elementos clave de la película: la inversión de roles entre Sophie y Jessica, con una clara reformulación de las jerarquías establecidas en la primera y la última parte.

Concluye el programa la franco-libanesa Et si le soleil plongeait dans l’océan des nues (Wissam Charaf, 2023), cuyo título ya avanza la voluntad poética de la propuesta y su formulación en condicional: “et si…”. Filmada en una relación de aspecto de 4:3, hecho que acentúa su apuesta por un formalismo sencillo y minimalista, cuenta la historia de Raed, un vigilante de seguridad encargado de custodiar una pequeña barrera en un paseo marítimo de Beirut donde, supuestamente, avanzan las obras de un parque para la ciudadanía; sin embargo, se trata en realidad de un proceso de privatización del espacio público que culminará con la construcción de apartamentos de lujo frente al mar.

Dentro de la sesión, esta obra marca un regreso a la línea humanista de las primeras películas, aunque lo hace desde un registro muy distinto a los ejemplos anteriores. Por la precisión de sus encuadres, su retrato de la clase obrera y su uso de la comedia como herramienta de crítica social, la película de Charaf se llena de ecos del cine de Aki Kaurismäki, aunque la progresión de la historia la lleva luego por los caminos del cuento y de la fábula. Podríamos retomar aquí la idea que, en esta sesión, venía sugerida por la referencia a Vivir (Kurosawa): la de una reacción frente a la monotonía de las injusticias que sea capaz de desencadenar un cambio, por pequeño que sea. Así, Et si le soleil constituye un ejemplo muy interesante de las múltiples formas que puede tomar un cine de carácter social y políticamente comprometido.

Et si le soleil plongeait dans l’océan des nues, de Wissam Charaf

Et si le soleil plongeait dans l’océan des nues, de Wissam Charaf

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