FICX 2014 (III/III): UNA APUESTA LLAMADA CONVERGENCIAS
Tercera parte de la crónica del FICX de este año, puede consultarse la primera, que da una idea general del festival, aquí; y la segunda sobre la sección oficial y Rellumes, en este otro enlace.
La 52ª edición del FICX respetó secciones clásicas, confirmó la recuperación de otras y presento novedades que esperemos sigan por muchos años.
De las primeras destacaron las siempre atractivas para el público Sección Oficial, Gran Angular y Rellumes, las dos últimas también secciones competitivas que recogen películas que si bien no han sido elegidas para la sección oficial, gozan de elementos a destacar desde el festival. La particularidad de Rellumes (“destellos”) es que son títulos de estreno en España y que el público es el que vota el premio.
La apuesta del FICX por las nuevas generaciones de cinéfilos es Enfants Terribles, que incluye el mejor cine infantil y juvenil del momento, y las secciones Día d’Asturies y el Gran Angular Asturiano el compromiso del Festival con las producciones y con los realizadores del Principado, la primera en categoría de cortometraje y la segunda de largos.
Ya he comentado la gran presencia que tiene el cortometraje en el FICX, que incluye secciones de producciones internacionales, nacionales y de Asturias, además de piezas cortas en otras secciones o iniciativas como Valetudodvd o el filMO. El apoyo del FICX a aquellos que empiezan (y a todos aquellos que tienen en el cortometraje su principal modo de expresión) es genuino, tuvimos además la oportunidad de contar con la presencia de directores, actores y productores de algunas de estas obras, lo que añadió un atractivo especial a las proyecciones.
En esta edición disfrutamos en la sección de Retrospectivas y Ciclos, de Brillante Mendoza y Bill Plympton y en los Pases Especiales, entre otras, del clásico de Richard Lester Robin y Marian (1976) de la que fue diseñadora de vestuario Yvonne Blake Premio Mujer de Cine FICX52.
La implicación del público resultó notable; y mucho que ver tuvo la presencia de invitados, las secciones participativas como el FICXLab, las tertulias del café Dindurra y el resto de actividades paralelas como los conciertos, las Master Classes y las exposiciones. La oferta de clases magistrales fue un éxito, con Irene Bisedo, los mencionados Plympton y Mendoza y el Premio de Honor Terry Gilliam.
La exposición estrella fue una muestra de algunos de los trabajos de vestuario que Yvonne Blake (ganadora de un Oscar y cuatro Goyas) realizó a lo largo de su carrera; y que incluyó bocetos y diseños originales; con la particularidad de que fue acogida por toda la ciudad, y pudimos disfrutar de sus creaciones en los escaparates de muchos comercios del centro.
Una de las actividades inevitables y que más disfrutamos fue dejarse empapar por el ambiente e intercambiar opiniones en las colas, en especial en los cines centro (cinco salas y gran ambiente) y el gran Teatro Jovellanos, inaugurado en 1899 y rebautizado en 1942 con el nombre actual a partir de su reconstrucción tras un bombardeo durante la Guerra Civil. Con un aforo de más de 1000 localidades, definitivamente le da un aire de distinción a cualquier estreno.
Entre las confirmaciones de secciones pudimos disfrutar de Géneros Mutantes con vocación este año de destacar las producciones de terror y ciencia ficción ganadoras de los mejores festivales del mundo, de ANIMAFICX sección internacional y competitiva dedicada a las películas de animación, presente desde el 2012, y Docuficx dedicada al largo documental y recuperada en la edición del 2013. De todas las secciones éstas dos últimas sean quizás las más irregulares, Animaficx incluyó por ejemplo películas de animación muy personales como Rocks in my Pockets (Signe Baumane, 2013) o On the White Planet (Hur Bum-wook, 2014), no recomendada menores de 18 años, junto a propuestas más infantiles como Loulou, l’incroyable secret (Éric Omond, Grégoire Solotareff, 2013). En la sección Docuficx un tanto de lo mismo, propuestas de documentales de creación como Pine Ridge (Anna Eborn, 2013) con propuestas como Yorgos (Paco Toledo, José Domingo Rivera, 2014) basada casi exclusivamente en entrevistas y con una puesta en escena del momento.
La recuperación de Llendes, que apuesta por visiones al límite situadas al margen de lo ortodoxo, es una gran noticia.
Uno de los grandes atractivos del festival fue la variedad de propuestas, entre ellas la sección Convergencias, la verdadera novedad del festival. Un acierto indudable, por el éxito de público, por el debate suscitado, y por el consenso general respecto de la alta calidad de las propuestas.
Convergencias es una iniciativa novedosa quepropone películas directamente programadas por la crítica. Una sección abierta a cualquier crítico que quisiese proponer una película, con las únicas condiciones de demostrar el ejercicio del oficio, y que la propuesta fuese reciente e inédita en España.
Coordinada por Martín Cuesta, director de Cinema Ad Hocy Víctor Paz, coeditor de A Cuarta Parede, en palabras de sus creadores, su cometido es “crear un espacio para que los más jóvenes puedan realizar sus propuestas, y poner a dialogar a críticos de distintas generaciones, procedencias y estilos.Un debate que es necesario entre la crítica, pero también con el público, pues son los espectadores el fin último de la escritura sobre cine y del comisariado de ciclos como éste.”
Acercar el crítico al público lo logró con creces. Y no solo eso, personalmente tuve la oportunidad de contrastar mis impresiones además de con el público – literalmente porque más de una persona se me acercó para preguntarme por qué había elegido la película – con compañeros – opiniones expresadas siempre con mucho tiento – y con parte del equipo artístico de la película (Inés Barrionuevo, la directora, y Melissa Romero, una de las actrices protagonistas). Un aprendizaje exprés del papel de cada uno en todo esto que podría dar pie a otro debate.
Aunque voy a comentar a continuación las cinco películas de Convergencias, lo justo sería que leyeran los textos de presentación de cada uno de los críticos, los pueden encontrar en la Web del FICX1.
Atlántida (2014) de Inés María Barrionuevo
Parte del encanto de la sección Convergencias, como decimos, fue el debate. No fui ajeno, por supuesto, a las opiniones encontradas. A algunos Atlántida nos cautivó incondicionalmente; otros no entendieron el lenguaje de provincias y echaron de menos los subtítulos; y muchos descubrieron desviaciones del discurso. Y las hay, pero no importan.
El debate sobre Atlántida se centró sobre la conveniencia de las escenas del grupo de adolescentes y sobre todo, el encuentro entre la niña, hija de estanciero, con el chico jornalero. Son escenas que despistan al espectador (entre los que me incluyo) porque se alejan de la trama principal de las dos protagonistas y parecen introducir otros temas y otro tono. En el caso de esta última, la escena presenta a dos personajes de distintas clase social, en un bosque como de cuento, lleno de juguetes y con una cabaña de niños.
Aunque resulten chocantes son escenas necesarias, porque dan dimensión al tema de la adolescencia (¿la Atlántida perdida? ¿O más bien sea la inocencia de la niñez, lo que se pierde?) y ayudan a crean el ambiente propicio para el gran final.
El hecho de que Atlántida no sea una película de caminos trazados en la que los protagonistas siguen una trama marcada por puntos de giro evidentes, favorece esta digresión de personajes. Porque la fuerza de esta película no reside en el mensaje inequívoco de la directora: por encima del camino preciso, está la emoción de la narración y el descubrimiento. El deambular de la cámara entre personajes y las distintas situaciones, que aunque se puedan percibir como digresiones, le dan si cabe más fuerza a la película, porque se descubre con los personajes – y la directora – lo que están buscando. Y lo que es seguro, es que pese a todo, el camino narrativo, en tensión creciente, nunca se pierde y la fuerza del final sigue intacta.
Durante el festival alguien me preguntó qué era realmente lo que me había gustado de la película. La verdad, casi todo, la foto, las actuaciones, la forma de narrar, los diálogos…, pero por encima de todo: no he visto ninguna otra película en el festival, ninguna, con un final tan preciso y nítido desde la esfera visual. Y resulta un final tan potente porque es una resolución llena de imágenes que se cierran. Cabe preguntarse si la fuerza de estás imágenes, no es quizás más contundente(y tiene más encanto), precisamente por la digresión que las precede.
Lo bueno es que no se narra, ni se explicita ninguna resolución argumental, son estados de ánimo por fin resueltos. Sin palabras, todo se cuenta mostrando un helado, un yeso y una tormenta. Cine puro, narrado con imagen.
Appropiate Behavior (2014) de Desiree Akhavan
Presentada por Victor Esquirol (elseptimoarte.net)
Quizás es la propuesta menossorprendente de Convergencias, posiblemente porque debe mucho al genero independiente neoyorkino, últimamente tan presente a nivel global gracias a películas como Frances Ha (2012) de Noah Baumbach o series como Girls (2012-actualidad)de Lena Dunham.
Con todo, es una película que plantea choques siempre interesantes: los sueños y ambiciones de juventud enfrentados a una realidad exasperante, los deseos de libertad frente al compromiso de pareja, el arribo a la adultez frente a la presencia de la familia y en fin, los deseos de los personajes de desenredarse frente a la obligación con todos y por todo, de responder siempre a una conducta apropiada.
El punto de vista distinto lo ofrece el origen iraní de la directora, Desiree Akhavan. Su origen y su orientación sexual, una combinación peligrosa: la hija imperfecta, con profesión difusa, tiene novia y no se atreve a confesárselo a nadie de la familia.
La elección de la directora es tratar el tema desde el humor despreocupado, personalmente hecho de menos un conflicto más severo del personaje, o al menos una sátira más descarnada. No obstante Appropiate Behaviour es una comedia de buen ritmo y con momentos hilarantes. Esa rabia del personaje contra la realidad laboral más desmotivante, el peso tradicional de la familia y el secretismo de su vida sentimental, el rebelarse contra lo políticamente correcto…, todos estos elementos son resumidos en la escena más memorable de la película: la presentación del trabajo de fin de curso de los chicos a los que la protagonista da clase. El chiste puede ser predecible pero es inevitable reírse. Y así lo entendió el público, que prácticamente llenó las dos sesiones.
Concrete Clouds (2013) de Lee Chatametikool.
Presentada por Gonzalo Ballesteros (Revista Magnolia)
Concrete Clouds cuenta el regreso a su Tailandia natal por la muerte – suicidio – de su padre de un joven ejecutivo emigrado a los EE.UU. Con la crisis económica de fondo, es una muy interesante reflexión sobre los sacrificios del éxito (y la fama) y el camino que cada uno elige. El peso del pasado en las alturas, dos extremos que parece que encajan en la aparente contradicción del título.
La narración va descubriendo y entremezcla la vida paralela de dos hermanos, el más joven a punto de tomar la decisión que el mayor tomó hace años, dejar todo atrás (su amor) e irse a los Estados Unidos para mejorar su vida.
Se rueda todo en interiores en altura o espacios abiertos a terrazas y se enreda la trama con noticias televisivas o clips de videos musicales relativas a las mujeres protagonistas, el antiguo amor del hermano mayor y la novia del pequeño, extrañamente ligadas, como los hermanos, con historias paralelas: van a ser abandonadas y son una ex estrella juvenil y una cantante de pop tailandés.
Decir que una película tailandesa es poética es casi una redundancia, pero aquí todo es poesía, las tramas de amor no resuelto, las imágenes del cielo desde las terrazas y hasta los clip de música y las noticias, que muestran la vida interior de los personajes. Los primeros, dramas amorosos desgarrados (y recargados), y los segundos, contextos más o menos frívolos de la alta sociedad y de la crisis. Con tanta densidad en cada verso, la reacción lógica al final, es querer verla de nuevo.
Respire (2014) de Mélanie Laurent.
Presentada por Esther Miguel Trula (videodromo.es)
Es la historia de dos jóvenes adolescentes que desarrollan una amistad intensa y perniciosa. Charlie es una joven insegura, con padres separados y llena de dudas; cuando Sarah, guapa y segura, llega al instituto, las dos se hacen inseparables.
Charlie se siente tan viva al lado de su nueva amiga que la quiere cada vez más cercana. Sarah marca las distancias y busca nuevas amistades, entonces la de ellas tomará derroteros inevitables.
Respire visualmente es un regalo, los bailes de las chicas en la discoteca, las escenas de las vacaciones en el campo. Además Mélanie Laurent narra muy bien con la puesta en escena: la presentación de Sarah es de espaldas, con el rostro oculto por el pelo, escondida. Usa de forma efectiva el fuera de campo para crear vacíos y misterios, y presenta de forma inmejorable la verdadera situación familiar de Sarah: con una panorámica lenta, que va cargando todo el peso de la información que contiene, en el espectador y en la abrumada Charlie. El sonido es un recurso también bien usado, especialmente significativo cuando tocando y cantando los protagonistas desafinan. Y los tonos fríos de la fotografía, salpicados por momentos con colores cálidos, contribuyen a contar perfectamente esta historia de amistad ambivalente.
Es una película intensa, llena de trucos, como hemos visto, para llevar al espectador a situaciones de tensión incómoda. Es especialmente notable la creada por los diálogos de doble sentido: cuando se habla del interés de la madre de Charlie por el español uno piensa que están hablando de Charlie y Sarah.
Pero las situaciones ambiguas no son producidas solo desde la realización, las propias situaciones de los personajes crean desazón en el espectador, que sigue fielmente a Charlie en su desespero: un beso suspendido, una reconciliación que no existe, un querer entender sin comprender nada y creemos, una tensión interior de la protagonista que no sabe o no puede contar, en un proceso de incredulidad o de desenamoramiento.
Respire llenó en las dos sesiones y no es de extrañar, yo hubiera repetido una segunda si hubiera tenido otro final, álgido pero demasiado fácil en perspectiva.
Manuscripst Don´t Burn (2013) de Mohammad Rasoulof
Presentada por Javier Tolentino (El Séptimo Vicio)
Dos represores del régimen, tres escritores sexagenarios, dos esposas, un niño enfermo y un ex preso político, son los ingredientes con los que Mohammad Rasoulof construye esta historia basada en un hecho real.
Más allá del diseño de la narración como un thriller moderno, de ritmo lento, con una efectivísima estructura circular, y una imagen llena de paisajes fríos e interiores apresados, lo que nos conmueve deManuscripst Don´t Burn es la inaprensible realidad de lo que nos cuenta.
La opresión silenciosa de un régimen dictatorial, a la clase intelectual que se resiste de forma obstinada, le sirve al director para desgranar la fragilidad humana ante el terror, el sufrimiento y sobre todas las cosas, el miedo. En este ambiente de tensión continua, todos los personajes se dejan arrastrar y viven por el miedo: desde el jefe de los servicios de seguridad nacional del régimen, que no quiere ver el libro comprometedor publicado, hasta los tres escritores protagonistas: el primero de ellos no aguanta la presión permanente, y quiere pactar con el régimen su huida del país. Con esto desencadena los acontecimientos que comprometen a sus dos amigos, que por detalles del destino y por miedo, no sabrán morir como héroes.
El acercamiento cotidiano que da Rasoulof a los asesinos, carga la narración paradójicamente, de un aire desalmado. Se preocupan de las facturas y del dinero, compran organizadamente los guantes, las cuerdas y las bolsas plásticas que van a usar en sus crímenes. La cinta presenta la realidad más cotidiana y circunstancial como única explicación para las atrocidades más grandes.
Ese disloque de la realidad y el terror, produce la incredulidad de los intelectuales protagonistas (“queríamos creer que había sido un accidente”), y se expresa en la película con fórmulas cinematográficas y con recursos propios del teatro2.
Las fórmulas cinematográficas se articulan en torno a la imagen y a partir de una línea argumental fuerte. El concepto visual de la película son interiores oscuros, o exteriores de paisajes baldíos y helados. Las únicas salidas que podemos ver son ventanas abiertas al vacío. Una atmósfera ni acogedora, ni halagüeña.
Hay también recursos puntuales, para unir lo cotidiano con el horror; como el de la entrada en el túnel sin iluminar. Los dos asesinos pasan por un túnel con su vehículo, y ello da paso a episodios oscuros de la memoria de uno de ellos.
En relación a la línea argumental, la estructura circular es determinante para poner de manifiesto ese disloque de realidad y ficción. El uso de la estructura en flashbacks hace que todo parezca un sueño, porque los avances en la trama y la progresión de algunos de los personajes vuelven al punto de partida.
El tratamiento de los personajes es fundamental, porque la humanización de los criminales produce el efecto aterrador de acercar el horror a lo cotidiano, con el peligro, de casi disculpar a los represores. Es un equilibrio muy difícil y en esta película está bien graduado. Para poder hacer sentir al espectador este horror Rasoulof recurre a dos personajes: al asesino raso y al cerebro de la nueva shavak iraní.
Con el primero empatizamos, hasta el punto de casi convertirnos en cómplices. Es necesario para acercarnos el horror. El asesino vive pendiente de la enfermedad de su hijo, que cree, está pagando sus crímenes. Hacia el final de la película empezamos aconsiderarlo con simpatía porque entendemos que simplemente hace bien su trabajo y deseamos que pueda resolver la problemática de su hijo enfermo gracias a la intervención de su compañero.Pero como el final es el principio, gracias al flashback ya sabemos que todo sigue igual, así la fantasía de un final feliz para él desaparece, y somos conscientes otra vez de cómo se gana la vida.
Por otro lado, el personaje al mando de la seguridad del régimen, personaliza la otra naturaleza del terror, con él la losa del poder se hace presente, el espectador siente entonces la indefensión, y la condena moral de los asesinos es inevitable.
Los elementos teatrales entran en acción en relación a los espacios reducidos (íntimos) y abstractos, en los diálogos y monólogos con vocación de reflexión sobre la condición humana, en la simbología de los gestos y en la interacción entre los actores y la audiencia.
Las viviendas de los intelectuales perseguidos funcionan como escenarios, sus diálogos expresan ideas que reflexionan sobre la situación política y el ser humano. El simbolismo de los gestos crea sus propios significados, y la comunicación de los personajes con el espectador se produce por medio de su voz interior.
En ocasiones, los personajes hablan aunque los actores no muevan la boca. En otras, los personajes dormidos (en el coche) hablan como en trance; y la voz del relato (off de la novela) acompaña continuamente escenarios/espacios vacíos.
Los gestos están también cargados de tensiones: el poeta con la cabeza tapada y la bolsa de basura en la cabeza parece un monigote. El novelista lavando los platos limpios o el teléfono, se inicia peligrosamente en el ritual del desquiciado. En la misma dirección se perfilan los gestos del asesino, aunque sean distintos: él se viste guantes de plástico antes del trabajo o prepara pausadamente su comida mientras espera la muerte de su víctima. O coge una pinza de tender la ropa antes de salir del departamento de su victima.
Por la intención de dar explicación de ciertos acontecimientos del pasado difíciles de concebir desde la cordura de la razón; por intentar hacerlo descifrando las motivaciones más ocultas del individuo; por pintar el miedo profundo de la opresión sin concesiones, y por hacerlo desde el discurso temático y la gestualidad escénica del teatro,Manuscripst Don´t Burn me recuerda a La muerte y la doncella (1994), película de Roman Polański basada en la obra homónima del dramaturgo chileno Ariel Dorfman.
Quizás sea porque el terror político tiene después de todo, siempre la misma cara. Gracias a Mohammad y al equipo de la película (sin acreditar) por recordárnosla.
Manuscripst Don´t Burn denuncia queel terrorismo de estado todavía se sufre, y aunque la necesidad del cine político nos parezca lejana, es una evidencia. “A veces, la generación de Steve Jacobs, nos olvidamos que existió alguien llamado Che Guevara”.
Cinco películas, las de Convergencias que nos han permitido disfrutar de una sección heterogénea pero al mismo tiempo, con un concepto bien perfilado: casi todas las películas incluidas fueron óperas primas, casi todas basadas en experiencias personales de sus autores/as, todas de estreno en el territorio español, y tres de ellas dirigidas por mujeres.
Convergencias cumple así la función de ser una muestra breve que nos permite hacernos una idea del cine que se viene, prácticamente desde los cinco continentes.
Hasta aquí la crónica del FICX 2014, espero que puedan disfrutar de algunas de estás películas en salas comerciales, Cineclubs o en algún otro festival. Como han podido leer, valen la pena.
__________
1Las críticas se encuentran en el periódico del festival, donde fueron publicadas el día de los pases de dichos filmes. Se puede acceder a ellos en pdf en el enlace.
2 Algunos de estos rasgos vienen recogidos en El arte de la adaptación de Linda Séger.