INFORME: CINECLUBISMO EN GALICIA
Una sala de cine, mediana. Butacas de terciopelo, pequeñas, estrechas. Colores pasteles. Suelo de madera (cruje). Los espectadores escuchan a una persona hablando en frente suya. La pantalla está en blanco, después de una proyección. La gente es joven. Lleva el pelo largo. Hay muchas barbas, muchos cigarrillos encendidos y mucho humo. Es un cineclub. La imagen mental que tenemos de un cineclub. Algo anacrónica, por cierto, anclada en los años setenta. Un cineclub, sin embargo, es cualquier grupo de personas que se junten en cualquier lugar para ver una película en una pantalla. Puede ser en los setenta o en los dos mil diez, en una ciudad o en una aldea, en una sala, en un aula, en un bar o en un pajar. La cosa, al final, es ver una película acompañados.
Galicia cuenta en estos momentos con unos diecinueve cineclubes activos (podéis ver una lista completo al final de este texto). Algunos tienen una programación regular: proyectan una o varias películas por semana, por quincena o al menos por mes. Otros, por el contrario, tienen una programación estacional: proyectan cuando pueden, echando mano muchas veces de la dinámica de eventos, programando ciclos, muestras o semanas de cine. La gran mayoría están gestionados por asociaciones culturales, pero hay un par promovidos desde sus respectivos ayuntamientos. Varios representantes de algunos de los cineclubes más activos del país hablaron de su trabajo en un debate digital que publicamos a comienzos de este mes (aquí tenéis su primera, segunda y tercera parte). En esa conversación, algunos cineclubistas mencionaron la importancia de la Federación de Cineclubes de Galicia (la Feciga, en su acrónimo) como agente dinamizador de sus actividades. Esta federación agrupa ahora a trece cineclubs (a los que se les van a sumar cinco más que están en trámite de admisión), y dentro de dos semanas va a cumplir nada menos que treinta y dos años de historia.
La función principal de la Feciga es representar al conjunto de cineclubs gallegos ante distribuidoras e instituciones. Se trata, por lo tanto, de una entidad mediadora que ayuda a sus miembros a negociar, por una parte, el precio del alquiler de las copias de las películas que proyectan, y por otra, el apoyo económico que reciben de la administración en forma de subvenciones. Más allá de estas tareas, la Feciga también asesora a los cineclubs más jóvenes en el desarrollo de sus actividades, para que así sus socios aprendan rápido dónde localizar las películas que quieren proyectar y cómo gestionar el pago de sus derechos. En este sentido, la Feciga sirve, ante todo, para tirar del carro del cineclubismo gallego, dándole visibilidad a las proyecciones de todos los sus miembros (a través de la web cineclubesdegalicia.wordpress.com, que funciona como una agenda), y dinamizando las actividades de aquellas asociaciones que tienen más dificultades para organizar una programación estable.
La web de la federación, además de un montón de información práctica (cómo constituir un cineclub, como pertenecer a la Feciga, etc), incluye una breve cronología del cineclubismo gallego. Los cineclubs más longevos, y que aún siguen activos, son los de Pontevedra (fundado en 1954) y el Valle-Inclán de Lugo (fundado en 1966), ambos con más de cincuenta años de historia. Les siguen de cerca el de Carballiño (1969), el Padre Feijoo de Ourense (1970), Ádega de Vilagarcía de Arousa (1976), Cangas (1977) y Groucho Marx del Barco de Valdeorras (1980). Esta cronología también incluye una ristra de altas y bajas, que muestra la volatilidad e intermitencia de muchas de estas asociaciones. A fin de cuentas, un cineclub dura lo que dure la voluntad y el tiempo de sus socios para organizar una programación, y la gente tiene todo el derecho del mundo a ir y venir, a cambiar de casa y de vida, porque el cineclubismo, en definitiva, no es (ni debe ser) una profesión: es un impulso, una práctica, una costumbre, una pasión.
El acta fundacional de la Feciga, que reproducimos aquí arriba, fue firmada el 8 de julio de 1984 por representantes de hasta diecisiete cineclubs, de los que siete aun siguen en activo: Pontevedra, Valle-Inclán, Carballiño, Padre Feijoo, Ádega, Groucho Marx y el Liceo de Noia. Hubo dos que ya han desaparecido (el Cineclub Carlos Varela Veiga de Santiago de Compostela y el Cineclub de Vigo), pero su relevo en estas ciudades fue tomado años después por otras asociaciones (Cineclube de Compostela y Lumière de Vigo). La actividad de los otros ocho, por el contrario, fue poco a poco decayendo hasta que desaparecieron: algunos estaban en ciudades (el Ateneo Ferrolano), muchos en pueblos (Monforte, Ribeira, Verín, Celanova, Allariz, Trives), y había incluso algún cineclub rural (Os Chaos de Amoeiro).
El mapa que dibujan estos diecisiete cineclubs fundacionales muestra una mayor actividad en el sur del país, en donde ya entonces se concentraban más de la mitad de los cineclubs gallegos. El reparto provincial, sin embargo, ha cambiado en estas tres décadas ante la desaparición progresiva de los cineclubs orensanos, que han pasado de ocho la tres, y la emergencia sostenida de los cineclubs pontevedreses, que han crecido de tres a nueve. La ubicación de la sede de la Feciga no es ajena a esta tendencia: Ourense fue la ciudad elegida por el liderazgo numérico de los cineclubs de su provincia a comienzos de los años ochenta, y también porque entonces (y todavía hoy) resultaba un punto estratégicamente equidistante entre los cineclubs de la costa y los del interior. Ahora, a pesar del declive demográfico de la provincia, la presencia de la federación y el buen funcionamiento del Cineclube Padre Feijoo contribuyen la que el Cineclube do Carballiño y el Groucho Marx del Barco continúen con su programación habitual, e incluso a que surja un nuevo cineclub (A Lanterna) en un lugar (Viana do Bolo) en el que la última sala de cine cerró hace más de tres décadas (el Cine Prada, inaugurado en 1959 y clausurado en 1983).
Esta hegemonía meridional puede explicarse por el mayor dinamismo de su sociedad civil, sobre todo en la costa: las Rías Baixas son la zona del país con mayor densidad de población desde hace décadas, por lo que no es de extrañar que sea precisamente aquí en donde más cineclubs consiguen mantener una programación estable. La duda surge ante la ausencia de cineclubs en la Galicia septentrional: ¿por qué hay tan pocos en las provincias de A Coruña y de Lugo? “Habría que estudiar si realmente en el norte existe diversidad y riqueza cultural de actividades”, aventura Manuel Precedo, actual presidente de la Feciga, “o esta está organizada desde los ayuntamientos (o diputaciones) en detrimento de la autogestión”. El caso de Coruña es un buen ejemplo de esta segunda hipótesis: la programación estable del CGAI, tan amenazada en estos tiempos por los recortes presupuestarios del actual gobierno autonómico, ha cumplido desde comienzos de los noventa la función que podría tener un cineclub en la ciudad herculina. El caso de Cambre, por su parte, es otro ejemplo, porque su cineclub surge, igual que el de la Illa de Arousa, por iniciativa municipal. La respuesta a esta pregunta, en todo caso, se va a quedar en el aire, en espera de mejores explicaciones sociológicas o de que la gente del norte vuelva a organizar nuevos cineclubs, como ya hubo en Carballo o en Burela.
Por ahora, la Feciga está en trámite de ampliar sus actuales miembros a dieciocho gracias a cinco cineclubs que han aparecido en los últimos años: el Cineclube de Bueu, Dzine de Lalín, el Ateneo Santa Cecilia de Marín y los ya mencionados de la Illa de Arousa y A Lanterna de Viana do Bolo. La mayoría de cineclubes gallegos, no obstante, va a seguir concentrada alrededor de las grandes ciudades y pueblos del sur, pero hay aún quién es capaz de organizar proyecciones en el medio rural, como Anxo Moure, programador del Cineclube Os Papeiros de Chantada. Allí, en la aldea de Garabelos, abrió hace dos años su Cinema Palleiriso, una utopía cinéfila en donde las imágenes brillan en el fondo de un pajar. Creo que ya estamos tardando todos en ir algún día por allí…
Integrantes Actuales de la Feciga
A Coruña
Lugo
Cineclube Os Papeiros (Chantada)
Ourense
Cineclube Groucho Marx (O Barco de Valdeorras)
Cineclube Padre Feijoo (Ourense)
Pontevedra
Cineclube Ádega (Vilagarcía de Arousa)
Cineclubes en Proceso de Admisión en la Feciga
Cineclube de Bueu (Pontevedra)
Cineclube da Illa de Arousa (Pontevedra)
Cineclube Dzine (Lalín, Pontevedra)
Cineclube Ateneo Santa Cecilia (Marín, Pontevedra)
Cineclube A Lanterna (Viana do Bolo, Ourense)
Cineclubes Municipales
Cineclube de Cambre (A Coruña)
Cineclube da Illa de Arousa (Pontevedra)