PUNTO DE VISTA 2018: SECCIÓN OFICIAL (1)
El Festival Internacional de Cine Documental de Navarra celebró este año su 12ª edición, reafirmando su apuesta por un formato de no-ficción en sintonía con las corrientes vanguardistas y el cine experimental. Una de las novedades más destacables de esta edición fue la renovación del equipo técnico del certamen, con Garbiñe Ortega como nueva directora artística. Comunidad, correspondencias, expansión, resistencia, feminismo… Son tan solo algunos de los conceptos que orbitaron alrededor del programa de este año, impregnado por el espíritu revolucionario que acompaña al 50º aniversario del Mayo del 68. Por primera vez en la historia del festival, la Sección Oficial de Punto de Vista estuvo conformada mayoritariamente por películas dirigidas por mujeres. En esta selección, compuesta por un total de 21 filmes llegados de todas partes del mundo, encontramos historias generacionales, relatos sobre identidades y conexiones humanas, la interminable fascinación por la naturaleza y el paisaje, la exploración de nuevos lenguajes y la denuncia social más comprometida.
La gran triunfadora de este año fue sin duda Flores, del portugués Jorge Jácome, que se alzó con dos de los premios oficiales: Gran Premio Punto de Vista a la Mejor Película y Premio de la Juventud. Este cortometraje, que no para de sumar reconocimientos en festivales internacionales, nos traslada a un escenario post-apocalíptico ambientado en las Islas Azores. La proliferación incontrolada de una plaga de hortensias, una especie foránea pero muy extendida en el archipiélago, obliga a evacuar a todos los habitantes de las islas. En el marco de esta crisis medioambiental, dos jóvenes soldados acaban destinados allí como parte del operativo gubernamental. Partiendo de esta premisa, Jácome entrega una evocadora fantasía rodada en 16mm, en la que se mezclan el relato iniciático, la reflexión sobre la identidad y el comentario político. Mientras asistimos a la sutil historia de amor que se desarrolla entre los dos jóvenes, junto con la fuerte atracción que ambos sienten hacia las islas, advertimos también los esfuerzos de empresas y capitales extranjeros por aprovecharse del desastre natural. Flores presenta una estética dominada por tonos lavanda, con imágenes de gran plasticidad que construyen un escenario perfecto para desencadenar la nostalgia y los interrogantes sobre el futuro de nuestra especie.
Además de la cinta de Jácome, encontramos en competición oficial otras obras en las que también que se aprecia una confluencia entre la lírica y el discurso a través del paisaje. Bajo el título Elohim, or Divine Beings, The Energy of Light as Creation, la última obra del estadounidense Nathaniel Dorsky se hizo con el Premio Jean Vigo a la Mejor Dirección. En palabras del propio jurado (conformado por Fran Gayo, Rebecca Baron, Celine Brouwez, Paolo Moretti y Nico Pereda) el galardón es un “reconocimiento a toda una trayectoria singular y de compromiso irreductible”. Dorsky es un autor especialmente prolífico y reconocido dentro del cine experimental, con una obra que destaca por la observación íntima y luminosa de los espacios. En Elohim, la poderosa representación del campo californiano en pleno auge de la primavera adquiere una cualidad orgánica que palpita delante de nuestros ojos. Incluso aquellos que no encuentren en la película algo especialmente estimulante se verán acompañados durante días por la resonancia de sus imágenes.
El Premio al Mejor Cortometraje fue para Optimism (Deborah Stratman, 2018), filmada íntegramente en Súper 8 en la localidad de Dawson City, en el Territorio de Yukón (Canadá). Stratman documenta la vida de esta pequeña ciudad que vive los fríos inviernos en la sombra, privada de luz solar por su disposición geográfica en el interior de un valle fluvial. Los níveos y vastos paisajes, acentuados por la textura del material fílmico, se complementan con un retrato de personajes locales de lo más variopinto: jugadores de curling, bailarinas, funcionarios y, principalmente, trabajadores del oro. La extracción y procesado de este mineral forma parte de la historia del territorio, ligado a la “Fiebre del oro de Klondike” a finales del siglo XIX. Optimism conecta los deseos pasados y futuros de la región en una obra que presenta varias capas y lecturas.
Completando este apartado dentro de la programación descubrimos los títulos IFO (Kevin Jerome Everson, 2017) y Configuration in Black and White (Helga Fanderl, 2017). En el primero, parte de una serie de filmes realizados por el mismo director alrededor de su ciudad natal, se recogen diversas declaraciones sobre el supuesto avistamiento de objetos voladores en Mansfield, Ohio. Estos acontecimientos son recreados a partir de los recuerdos de sus protagonistas, de registros oficiales e incluso de reinterpretaciones gestuales de carácter dramático. Everson, conocido por sus proyectos sobre la vida de las comunidades negras de clase trabajadora, vuelve a componer una obra en la que el contexto y la forma en que se emplean los medios técnicos priman sobre la propia narrativa. IFO esconde en su formalismo una interpretación poética de los hechos, pero también una intencionalidad a la hora de señalar las condiciones y circunstancias que rodean cada relato.
Por su parte, el último trabajo de la maestra germana Helga Fanderl, protagonista de una sección en la última Mostra (S8), representa una especie de cuadríptico compuesto por grabaciones en celuloide tomadas en momentos y lugares totalmente distintos. El reflejo de las luces nocturnas sobre un canal, la contemplación de una nevada, flores blancas para el fallecido Peter Hutton y el vuelo hipnótico de una bandada de aves. Todas ellas secuencias mudas en blanco y negro, rodadas inicialmente en Súper 8 y ampliadas a 16mm. Estas imágenes, aparentemente inconexas pero concebidas de forma lineal, adquieren un nuevo ritmo y significado mediante la simple yuxtaposición fílmica. Configuration in Black and White es poesía visual que parte de la observación y el aprovechamiento estético de las herramientas cinematográficas.
Entre los nombres presentes en Punto de Vista 2018 encontramos también un par de realizadoras navarras. De hecho, una de las cintas más aplaudidas del encuentro fue Young & Beautiful, de la debutante Marina Lameiro, galardonada con el Premio Especial del Público. Tomando como título una canción de Lana del Rey, el documental sobresale como un íntimo retrato generacional que desborda frescura y naturalidad. Amigos y familiares de la propia directora son los protagonistas de un relato que reflexiona sobre la transición a la edad adulta, el progresivo abandono de los sueños y aspiraciones de juventud y las construcciones sociales ligadas a este proceso. Este heterogéneo grupo de personas, todas próximas a la treintena, representan a una generación estigmatizada y privada de alternativas, cuyo egoísmo e integridad son constantemente cuestionados. La edición de la película, a cargo de la gallega Diana Toucedo, marca un ritmo que parece acompañar los diálogos y estados de ánimo de los protagonistas. A través de conversaciones y situaciones cotidianas, en las que la realizadora toma parte activa, Lameiro aprovecha para construir un reflejo de sí misma. Poti, Nais, Ione, Das y Marina muestran abiertamente sus miedos e inseguridades, revisan sus actitudes y expectativas de futuro siendo conscientes de su fragilidad ante la presión ambiental. En toda la selección del festival pocos filmes lograron generar tanta empatía como Young & Beautiful, debido principalmente a un contexto social compartido y a su componente universal: el eterno retorno de las crisis de identidad y la busca de caminos vitales.
Por otro lado, la también navarra Maddi Barber firma Yours Truly junto a Christopher Murray y Charlotte Hoskins. Esta coproducción entre España, Reino Unido, Estados Unidos y Chile ofrece una interesante visión sobre el mundo de la taxidermia, entroncando esta disciplina con su origen en las aspiraciones coloniales europeas. A través de las correspondencias entre funcionarios del Museo de Mánchester, expedicionarios, miembros de la aristocracia británica e incluso taxidermistas, el documental rememora los procesos de expansión y dominación colonial ocurridos en el siglo XIX, poniendo énfasis en la implicación de la comunidad científica y museística. Partiendo de un interés personal por descubrir cómo se conservan este tipo de colecciones en la actualidad (y tomando como ejemplo un museo donde la inmensa mayoría de las piezas disecadas no están expuestas al público), los realizadores iniciaron su propio camino de exploración antropológica. Todas las imágenes de Yours Truly corresponden a los procesos de exposición y conservación llevados a cabo actualmente en la institución inglesa, aportando una mirada que habitualmente está vetada al público. Aún así, son las conversaciones epistolares y el cuidado montaje de sonido los que dotan a la obra de una nueva dimensión.
La cinta de Barber se proyectó junto con Hello Horse!, de Laila Pakalnina. La última obra de la directora letona, presente este año en los principales certámenes de cine documental, constituye una aproximación simple pero efectiva a la observación del paisaje y las mutaciones que imprime el paso del tiempo. Una carretera solitaria, que atraviesa los campos y granjas de una región rural, se convierte al mismo tiempo en marco y sujeto de estudio. Pakalnina juega con el ritmo de la edición, con los objectos estáticos y los movimientos internos del plano, con el paso de las estaciones y la dimensión sonora del espacio, para enseñarnos como “todo cambia y sigue siendo igual”. Los elementos humanos, observados o intuidos, transitan por el encuadre ajenos a los cambios que suceden a su alrededor, como trazos vivos en un cuadro que solo se comprende cuando se observa con perspectiva, desde el tiempo y la distancia.
Cerrando este pase encontramos la imaginativa Indefinite Pitch (James N. Kienitz Wilkins, 2016), presente también en festivales como IFFR, Locarno o Curtocircuito 2017, donde recibió una Mención Especial. Como apuntábamos en nuestra crónica del encuentro compostelano, estamos ante un ejercicio de metacine estructurado como un falso pitch (presentación de la idea de una película para su desarrollo). Mediante una inspirada narración en off, el autor comienza a divagar sobre la supuesta ambientación de la película en la ciudad estadounidense de Berlín (New Hampshire). Aparentemente guiado por el flujo de sus pensamientos, continúa desentrañando anécdotas e historias locales, mientras cuestiona sus propias pretensiones artísticas. El apartado visual está dominado por fotos estáticas del río Androscoggin (corriente fluvial que une la ciudad natal del realizador con la localización de su obra ficticia). Sin ser del todo conscientes, esta sucesión de estampas en blanco y negro genera en nosotros una sensación de inquietud que no se revela hasta el final de la obra, cuando el narrador acaba por confrontar a la propia audiencia hasta hacerlos partícipes de su lectura y significado.