BILL PLYMPTON, CINEASTA INCANSABLE

bill plympton 2El catálogo pesa, pero no queda. Consciente de la trascendencia de la palabra impresa, el Festival Internacional de Cine de Gijón dedica cada año un libro o dos a los protagonistas de sus ciclos retrospectivos. Junto al de Brillante Mendoza, minúsculo, urgente, pura recopilación sin mucho trabajo de edición de textos antes aparecidos; el certamen asturiano encargó en este 2014 un ejemplar sobre Bill Plympton a la periodista Rocío Ayuso. Éste, más exigente, abarca toda la obra del animador estadounidense, tomando la forma de un largo reportaje, más que pretender un análisis crítico de su cine. Para quien sea un iniciado en el recorrido de Plympton, poco podrán aportar estas páginas, que desde la biografía cuentan anécdotas ya sabidas del autor, como cuando rechazó un contrato de un millón de dólares de la Disney por mantener la libertad creativa y los derechos de su obra; solo para enterarse más tarde de que lo querían para animar al genio de Aladdin (John Musker, Ron Clements, 1992), trabajo por el que habría sacrificado a su primogénito.

Para aquellos que, como esta cronista, nos acerquemos con poco conocimiento previo a la figura del cineasta de Portland, ésta puede ser una buena primera lectura, por lo mucho que condensa material de diversas fuentes con entrevistas propias, para componer un recorrido ágil y didáctico por el devenir de este chico que comenzó dibujando cucarachas para anuncios de la guía telefónica local, y acabó por convertirse en el más respetado animador independiente de los EE.UU. Tras el prólogo de rigor, esta vez firmado por José Luis Rebordinos, actual director del festival de Donosti; el libro está debidamente dividido en una primera parte más biográfica, en la que se explican los orígenes de Plympton, estos inicios en el diseño gráfico, hasta dar con un modelo rentable para su estudio – modelo industrial con el que, curiosamente, encuentrasu marca de estilo –; otro análisis reportajeado de sus largometrajes, en el que cobra especial relevancia la recepción de estos filmes en festivales ysu impacto en el medio de la animación – esta contextualización histórica esel punto fuerte de Ayuso –; otro capítulo en el que cada corto¡tieneya 45! – es despachado lamentablemente en un párrafo; unas páginas sobre sus marcas de estilo; animadores hablando de Plympton; y Plympton sobre Plympton. Esta última entrevista está realizada por el animador madrileño Raúl García, coautor del volumen. No sabemos si por la imposibilidad de hablar con calmaya comenta García que el texto sale de juntar conversaciones fugaces en festivales, pues el ritmo de Mr. Plympton es frenético – o por una restricción de páginas desde la editorial, esta conversaciónse antoja corta e imprecisa en las preguntas; falta información sobre la técnica, sobre todo teniendo en cuenta que el entrevistador es también un animador.

Sin embargo, sería injusto no citar que estas páginas arrojan información valiosa de por nde se mueve el realizador estadounidense. Referenciando a Winsor McCay – del que restauró su cortoThe Flying House (1921) – o a Tex Avery de un lado, y a Walt Disney de otro, con influencias del noir – siempre cita al guionista de cine clásico James M. King – y apelando a los instintos más básicos y bajos del ser humano – sexo y violencia –, Bill Plympton ha logrado construir un estilo propio e inconfundible; erigiéndose en uno de los máximos estudiosos de la condición humana desde la animación de género, podríamos decir. Como indica su colega de profesión Bob Kurtz: “Fueel primer animador al que vi animar con dos dibujos por segundo en lugar de los 24 a los que nos tiene acostumbrados Disney, o los 12 de la animación para televisión”. Esto parte de una necesidad de Plympton de dibujar sin parar, y de producir cortos que se puedan hacer rápido y con poco dinero para que sean rentables. Una de ssus máximas es que los filmes deben dar dinero, porque solo así se puede hacer uno nuevo desde la independencia. La otra máxima que sigue es que sus películas deben hacer rr. Habitualmente, no se queda a sus pases, porque encuentra imperfecciones en cada fotograma y no lo soporta, pero no hay nada que lo satisfaga más que unas risas del público, o los aplausos honestos al remate de una proyección.

Algo que Bill Plympton detesta esla falta de personalidad. “Estoyharto de que en mi estudio entren chicos pidiendo una oportunidad con mangas idénticos debajo del brazo”, indicaba en la conferencia que dioen el festival. Estas declaraciones que siguen son coma su mantra, y las pronunciaba de modo muy enérgico y vitalista: “Es importante ver la mano del artista en el dibujo, solo así puedes sentir su candidez. Cuando veo un Degas, es un Degas. Silo meto en el ordenador, todo lo hace una máquina”. Está claro, cuando vemos un Plympton, es un Plympton. Uno puede identificarlo por la imperfección y rapidez del trazo, que cambiaen un torrente de metamorfosis de los cuerpos. Las formas son absolutamente líquidas en su cine, una concatenación de escenas que responden a ideas, y que acaban desembocando en una profusión de sombras, distorsiones, escalas y perspectivas imposibles marca de la casa. En Plympton, primero vieneel dibujo, y desps la historia. Se levanta cada mañanay, ol primero que hace, antes de ponerse un café, es dibujar. Desps se prepara para el resto de la jornada y, excepto por unas horas en las que supervisa el trabajo de su equipo, sigue dibujando. No sería feliz de otromodo, y no concibe el trabajo de otra manera. Curiosamente, la obsolescencia técnica de su cine, que le ha reportado un estilo propio, está cambiandoen los últimos años. Ahora que escanea cada dibujo para darle color en el ordenador, ahora que la tecnología le permite aumentar su ritmo productivo al no depender del proceso más artesanal del celuloide; Plympton vuelve a rebelarse contra lo obvio. Tras una mala experiencia en Hair High (2004) con el proceso de grabación de las voces – yeso que logró convencer al mítico actor Keith Carradine o a Matt Groening, creador de The Simpsons (1989-hoy), para que participasen en el doblaje – decide poner fin al cine hablado. Argumenta que le llevaba mucho tiempo ydinero; Plympton mira la pela, del rodaje de su mockumentary Guns on the Clackamas (1995), llegó a decir que cada minuto de grabación era como tirar miles de dólares por la ventana. Así, el realizador ha logrado deshacerse de los mecanismos más artificiosos de su cine para entrar, con Idiots & Angels (2008) en una etapa más minimalista, más pura, la de la madurez. Como si de un Fantasia (James Algar, Samuel Armstrong, Ford Beebe Jr., Norman Ferguson, Jim Handley, T. Hee, Wilfred Jackson, Hamilton Luske, Bill Roberts, Paul Satterfield, Ben Sharpsteen, 1940) noir se tratara – volvemos a James M. King – Plympton construyesu obra más lírica junto con Cheatin’ (2013) sin ningún tipo de diálogo y con la música de colegas como Pink Martini, Tom Waitts o Larry Campbell, para componer el montaje. La incorporación de una nueva musa musical, Nicole Reynaud, parece estable, ha hechola banda sonora de Cheatin’y estará en su próximo filme. Idiots & Angelses una historia sobre la redención, la capacidad para lo buenoylo malo del ser humano, principal temática de su obra, en todas sus variantes. El pico álgido de su obra. De aquí en adelante, Plympton solo puede ir a mejor.

Como epílogo, citaremos que el próximo proyecto del autor se basaen una noticia que le por ahí. Parece que Hitler era fan de Snow White and the Seven Dwarfs (David Hand, 1937) y un gran cinéfilo, como es bien conocido. El de Portland imaginará una realidad alternativa en la que al Führer le han salido bien los planes, y uno de sus proyectos es crear el estudio de animación Hitler Toons y o su posterior parque temático Nazi Land, para que las familias puedan ir juntitas de la mano a gasear judíos. Irreverente coma siempre, esta historia ya ha provocadola dimisión de varios de sus animadores, y un ataque de risa en los que escuchamos la anécdota. No cambie nunca, Mr. Plympton.

__________

Portada_plympton

Bill Plympton, el cineasta incansable

Autores: Rocío Ayuso e Raúl García

Edita: Festival Internacional de Cine de Xixón

Precio: 8 euros

Web: http://www.gijonfilmfestival.com/from/14345/publicacions/show/6164-bill-pympton

Comments are closed.