HEISE, FRAGMENTOS DE LA RDA


¿Qué debe hacer un libro nacido de una retrospectiva en un festival? ¿Dejar testimonio de lo que fue el ciclo o complementarlo con una lectura de las películas y realizar una invitación a visionarlas para aquellos que no hayan podido asistir al evento? Parece más constructivo y estimulante lo segundo. Habitualmente, nos encontramos más bien con lo primero, una amalgama de reseñas apresuradas, sin mucho pensamiento y poca claridad.

Desde Punto de Vista han querido hacer las cosas bien, pero encargar 200 páginas a uno o varios críticos sobre el alemán Thomas Heise habría sido seguramente costoso y poco práctico. No hay casi nada publicado sobre su figura en castellano, ¿así que por qué no rescatar y traducir? En cierto modo, como él hace en su obra maestra Material (2009), el libro Thomas Heise. Fragmentos de búsqueda hace precisamente eso: buscar, unir. Lo que salga de esa unión ya no parece importar tanto. El compilador Olaf Möller, como Heise, no tiene ningún interés didáctico. Al igual que el director retrata la RDA sin subtítulos para los extranjeros o no versados en la historia de la reunificación alemana; Möller decide reunir materiales escritos por el propio Heise (una carta a su tutor de tesis, entrevistas, un extracto de su obra teatral Hogar…), con tres textos encargados a los realizadores Ivette Löcker y Andreas Goldstein, y otro al crítico español Javier Estrada. El extenso artículo de este último, en el centro del volumen, es el único que repasa la trayectoria de Thomas Heise y ofrece una interpretación de toda su obra. Esta es, en esencia, que hay dos Heises, uno antes de Material y otro después. El de los últimos años tiene un estilo más observacional, con una nula intervención en el contexto, y se muestra más pictórico. Pero es mucho más representativo de su trayectoria el primer Heise. Este es un director de la palabra, cercano al cinéma vérité clásico, que concibe el cine como una herramienta social y, ante todo humana. El germano siempre está cerca de sus personajes, muy habitualmente chicos perdidos, en la búsqueda de sí mismos, que se erigen en metáfora de toda una generación zombi en la RDA. Why Make a Film About These People? (Wozu denn über diese Leute einen Film?, 1980), una de sus primeras piezas, hecha aún en la universidad, da ya cuenta de estas inquietudes. Se centra en el día a día de dos muchachos delincuentes. Además de mantener entrevistas muy personales sobre sus pareceres y sentir, muestra una rutina sin adornos que no gustó nada al régimen. Esta mirada limpia le valió a Heise más que una reyerta. La más sonada es la derivada de ATASCO Pongámonos en movimiento (STAU Jetztgeht’s los, 1993), una de las dos películas del director en las que acompaña a un grupo de chavales neonazis (sin juicio de ningún tipo sobre sus personas), y que en el estreno provocó enfrentamientos en el teatro que se proyectaba entre grupos extremistas de izquierda y derecha.

El sistema de Heise de acercarse a las personas con calma, ganándose su confianza antes de usar la cámara como intermediaria, es seguramente lo que le permite sacar de sus personajes testimonios tan auténticos e íntimos. Es el caso del espía Barluschke (1997), que quedó en la retina de Ivette Löcker, autora de una de las primeras contribuciones del libro, escrita desde una perspectiva muy personal. Para quien no sea alemán o historiador, habrá cosas que le resulten un misterio en el texto de la realizadora. Algo semejante ocurre en el artículo, más general, de Goldstein. La gracia está, como en los filmes de Heise, en lo que se evoca y queda elidido, en la universalidad, muy humana, de unos temas locales. La principal virtud del libro es la manera de disponer las múltiples referencias rescatadas de manera fragmentaria. De manera que la carta de Heise a su tutor, con referencias veladas a la Stasi, superpuesta al texto de Löcker sobre Barluschke, le confiera a la película una lectura aun más personal, casi biográfica similar ejercicio de superposición el de Vaterland (2002), por cierto. Quizás por eso la inclusión del extracto de la obra teatral Hogar cobre más sentido. Todos juntos, estos textos, como el cine del germano, componen un fresco tan difuso como seductor de la RDA, en el que no se explica, solo se sugiere, a través de una cartografía de signos a interpretar. Por el lector alemán o experto, y por el extranjero. Los dos públicos de este volumen, que en su misma forma ya es un ensayo al modo de los filmes del Heise.

Además de los citados en la reseña, hay otras entrevistas y textos de Heise a destacar, pero en esencia es necesario quedarse con un extracto de una carta que le responde a una chica que le pide consejo para convertirse en cineasta: “Es imprescindible que se pregunte qué es exactamente ese interés que alberga ahora. Se pregunte de dónde viene, se conozca a sí misma. ¿Por qué debe añadir una única imagen más, la suya, al interminable número de imágenes que se capturan o fotografían todos los días en la tierra?”. Tras esta introducción, aconseja a la chica que “estudie cada objeto antes de hacer una foto”, que lleve un cuaderno de notas en todo momento, que aproveche cada trabajo para investigar y aprender algo nuevo, que vaya a la recogida del espárrago y “fotografíe el agotamiento”, que después pasee de noche por la ciudad y “verá lo que de otro modo no conseguiría ver”, que vaya a la filmoteca y que lea. En definitiva, que viva con curiosidad y entregándose a lo que hace durante un par de años. “Después solicite una plaza, si está segura de tener algo importante de comunicar. Una experiencia. Experiencias propias. Una imagen del mundo”. Así concluye Heise una carta que ejemplifica su visión del cine. Vivir con curiosidad, mostrar con respeto.

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Thomas Heise. Fragmentos de búsqueda

Dirección editorial: Olaf Möller

Editorial: INAAC (Instituto Navarro de lanas Artes Audiovisuales y lana Cinematografía)

Precio: 18 euros

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