LIPOVETSKY ET TRUFFAUT: SOBRE LA LIGEREZA Y LA FELICIDADE

A veces nos encontramos en momentos existencialistas a lo largo de nuestras vidas, momentos donde cuestionamos el sentido y el funcionamento de todo, del ser humano, de la existencia y de la vida. Últimamente esas cuestiones están a resonar fuerte en mi cabeza.

Cuando una persona consigue satisfacer sus necesidades básicas, dentro del supuesto estado de bienestar en el que vivimos, lo que ahora busca es la felicidad, quiere disfrutar, y ese disfrute no se encuentra fuera, está en nosotros mismos. La felicidad como tal es una invención del ser humano para tratar de darle un sentido a la vida y a su paso por el mundo y parece que, como no encontramos respuesta a esta cuestión decimos: «ya que estamos aquí, pues por lo menos vamos a disfrutar, vamos a ser felices».

Intentando huir de la filosofía barata de los libros de autoayuda donde constantemente se nos intenta vender la incansable búsqueda de la felicidad para darle un sentido a nuestra existencia, quise hacer este vídeo intentando unir los conceptos de libertad, ligeraza y felicidad, a través de la unión de la última secuencia de Les Quatre Cents Coups de Truffaut, donde el protagonista huye, con la reflexión en voz en off del filósofo francés Gilles Lipovetsky sobre la importancia de ser ligeros y la relación que esto tiene con la felicidad.

Tiene lógica pensar que el sentido de la vida y de la existencia del ser humano, como la de todos los seres vivos, parece no ser otro más que perpetuar la especie, nacer, crecer, reproducirse y morir. Pero a medida que la sociedad fue y sigue avanzando decidimos acompañar este sentido de continuidad con la búsqueda de la felicidad, autoconvenciéndonos de que el esntido de nuestra vida es ser feliz. Lo que deriva generar individuos decepcionados, depresivos y ansiosos por no ser capaces de encontrar esa ansiada felicidad que los va a salvar.

Quizá cuando comprendamos que estamos aquí solo para perpetuar nuestra especie y no para ser felices, nos permitiremos disfrutar de nuestra existencia y de nuestro paso efímero por la línea temporal del mundo. Entendiendo disfrute como pequeños momentos de felicidad pero no como una obligación. Felicidad como una buena compañera de viaje que mejor nuestro paso por la existencia, pero entendiendo que no le dá sentido a ésta.

O quizá no.

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