Crónica 25 de noviembre
Se dice del FIC Xixón que es el Sundance español, y seguramente los que lo defienden tienen razón. Habría que precisar que la programación del festival asturiano filtra las propuestas más evidentes y trilladas para escoger las interesantes. Terri, de Azabel Jacobs, es el típico filme de niño gordo con problemas de integración en la escuela. Añádasele música indie y planos a ralentí, un padre con alguna deficiencia y una denuncia evidente al sistema, y ya es carne de Oscar.
Pero, por mucho que algunos vayamos con prejuicios a la sala, nada de esto está aquí presente. Todo lo contrario. Sin inventar la pólvora, Terri consigue hacer creíble y próxima la relación entre Jacob Wysocki (otro joven a descubrir) y el psiquiatra del colegio, interpretado con solvencia, como siempre, por John C. Reilly. Dos frases anotadas en la penumbra de los cines Centro dan las claves para entender la filosofía de la cinta: “La cago siempre, eso es lo que hace la gente. Solo espero hacerlo mejor la próxima vez” y “no estás pensando en nadie, solo en ti misma” (que le dice el tío enfermo de Terri a una amiga de éste cuando lo visita en la casa familiar para echarle una mano). En definitiva, tras estas palabras se esconde un emotivista moral de los que a David Hume le gustaba defender. Todos los personajes de Terri actúan por su bien, pero entre sus más preciados objetivos está ayudar a los seres amados que los rodean. Aunque las razones de sus actos radiquen en el bienestar moral personal, los resultados son los mismos. A veces se equivocan, pero no importa siempre que sean puros de corazón. Es lo que le intenta transmitir el psiquiatra al atormentado niño. Pasamos muy rápido por esta vida, y lo hacemos lo mejor que podemos.
De un filme tan vitalista, salto a otro tan decadente como Punk’s not Dead, de Vladimir Blazevski. El macedonio cuenta la vuelta a los escenarios de una antigua banda punk, que va a tocar a Debar, ciudad de mayoría albanesa. A partir de esta historia, pretende denunciar el delirio racista de la guerra de los Balcanes, aún presente en la región (parece indicar ya en el título), provocando enfrentamientos entre distintos grupos étnicos con la excusa del concierto de fondo. Las intenciones son loables, pero no es una película que asuma el suficiente riesgo político, ni que introduzca motivos narrativos o estéticos novedosos como para valorarla positivamente. Se intuye, sin embargo, mucha honestidad retratando el universo de la música underground del país, y hay temas de la banda que se dejan escuchar muy bien, aunque unos subtítulos para entender las letras no habrían sobrado.
Por la tarde, hay una apuesta del festival que hace falta reivindicar. Se trata de la programación de ocho cortos del estudio de animación alemán Film Bilder. En vez de gastar parte del presupuesto en unos pases que seguramente no han sido baratos, pero que ya ha visto todo el mundo que esté interesado, como son los del ciclo Géneros mutantes; los responsables de estos certámenes deberían centrarse más en dar a descubrir otros cines que escapan al mercado de la actualidad. El cinéfilo, público principal de un festival de cine, es curioso por naturaleza, y seguro que agradecerá más iniciativas como ésta, sobre todo cuando se invita a sus autores.
Concretar aquí todas las historias que se pudieron ver en el FIC Xixón es imposible. Ocho en total, y muy heterogéneas, cubren las distintas etapas por las que pasó esta empresa, nacida a la caída del muro de Berlín. Bebiendo directamente de la tradición de la animación de la antigua República Democrática Alemana, el Film Bilder combina encargos de todo tipo, como spots publicitarios o secuencias de créditos (Corre, Lola, corre, por ejemplo) con trabajos más personales, véase los de Andreas Hykade o Daniel Nocke, que utilizan animales antropomórficos para tratar con acidez diversos temas sociales.
Quien quiera hacerse una idea de lo que realiza este estudio germano, puede encontrar muestras de su trabajo en la página web de la empresa. Y hablando de animales, creo que hay un que se llama mula de carga, de la que se pueden recoger mercancías muy apetitosas.
